Regresa el panarabismo con las protestas: ¿Es el fin de la balcanización?

Vientos de cambio en Irak y la amenaza creciente a Líbano

Las protestas y los disturbios sacuden el mundo árabe, desde la costa atlántica de Marruecos hasta las orillas de los reinos petroleros del Golfo Pérsico. El doble estándar de EE.UU. y la Unión Europea se puso de manifiesto frente a esta situación. La Casa Blanca y la U.E. han elegido arbitrariamente dónde enfocarse y a quién condenar, qué protestas y qué líderes opositores apoyar.

Al margen de la orientación de estas revueltas y protestas y la reacción de los involucrados en el exterior, está tomando forma una nueva dinámica. Aún no ha surgido una democracia, lo que ha comenzado a surgir es una nueva ola de panarabismo. Este panarabismo revitalizado presentará un desafío a los esfuerzos puestos en fragmentar y debilitar el mundo árabe.

Categorías de protestas y revueltas en el mundo árabe

Teniendo en cuenta las protestas y revueltas populares masivas, hoy las naciones del mundo árabe presentan los siguientes grupos o categorías:

Grupo 1 – Países árabes en situación de guerra civil;

Grupo 2 – Países árabes con revueltas de la población civil;

Grupo 3 – Países árabes en los que el pueblo está protestando y al borde de una revuelta popular;

Grupo 4 – Países árabes en los que las condiciones para la revuelta se están generando;

Grupo 5 – Países árabes en los que no hay revueltas.

Cada categoría será analizada y resumida. Se debe señalar que estos grupos no son estáticos y propensos a cambios.

Las tipologías del beneficio

Tomando en cuenta la política exterior de EE.UU., la U.E. e Israel estas protestas y revueltas pueden clasificarse en diferentes tipologías, las que explican las reacciones de éstos y de sus medios de prensa. Las tipologías son:

A – Países árabes cuyas protestas y desenlaces posibles beneficiarían los intereses de Washington, Israel y la Unión Europea;

B – Países árabes cuyas protestas y desenlaces posibles perjudicarían los intereses de Washington, Israel y la Unión Europea.

Sin embargo hay que señalar que los desenlaces de estas protestas y revueltas son impredecibles. La conducta de Washington y Bruselas sugiere que quieren capitalizar los desenlaces proyectados para reforzar su influencia geopolítica. Ambos intentan “supervisar la democratización” del mundo árabe para su propio beneficio.

La “agencia del pueblo árabe”, principalmente de la base, subestimada por EE.UU. y sus aliados, ha tenido un papel importante en los eventos. Es este proceso de movimiento de masas en desarrollo el que hace que las revueltas sean impredecibles. Esta fuerza, acoplada con el panarabismo, es una fuerza potente que está en crecimiento. En última instancia, el pueblo árabe representa un desafío formidable a Washington y sus socios.

A diferencia de lo sucedido en Europa del Este durante las revoluciones de colores, los regímenes árabes reciben el apoyo de Washington. El pueblo árabe es consciente del doble estándar usado por EE.UU. y la U.E. Los árabes saben muy bien que EE.UU. y la U.E. no son la vanguardia de la democracia y la libertad.

Con respecto a Israel, Tel Aviv evalúa que la inestabilidad y el caos en el mundo árabe favorece sus intereses. Israel no toma distancia de los sucesos en el mundo árabe. La estrategia de Israel, alineada con la estrategia de EE.UU. y las viejas estrategias británicas para la región del Centro y Nordeste de África (MENA según sus siglas en inglés), ha sido siempre la de debilitar y dividir a los países árabes. Israel ha apoyado constantemente la balcanización de esta región. El plan Yinon, muy vigente en la actualidad podría llamarse la “Propuesta Yinon”. Esta lleva el nombre del analista de política exterior que diseñó la “estrategia sionista” de destruir y dividir el mundo árabe [1]. El plan se basa en dos premisas esenciales. Para sobrevivir, Israel debe: 1) Convertirse en un poder imperial en la región, y 2) propiciar la división de la región en Estados pequeños fragmentando los actuales Estados árabes. “Pequeños” tendría un significado que depende de la composición étnica o sectaria de cada Estado. La esperanza sionista es que los Estados basados en divisiones sectarias se vuelvan satélites de Israel, e irónicamente, sus fuentes de legitimación moral.

La “Propuesta Yinon” para el Medio Oriente y África del Norte

Mientras hay un movimiento de unidad entre los pueblos del Medio Oriente y de África del Norte, hay también una fuerza contraria que busca la división. Ya sea directa o indirectamente, la Propuesta Yinon ha estado presente en los países árabes y en la región. En el trasfondo, es también un factor en el mundo árabe.

Según la Propuesta Yinon, Irak representa la mayor amenaza para Tel Aviv. Esta amenaza se eliminó con la invasión anglo-estadounidense a Irak de 2003. Se puede decir que Tel Aviv tiene su versión propia de un lobby sionista en Líbano con la alianza del 14 de marzo. No debe sorprendernos que Bachir Gemayel, el ex presidente de Líbano asesinado que fue un aliado de Israel, promoviera la transformación de su país en un estado federal descentralizado y con un sistema de cantones siguiendo el modelo suizo. Sólo que en Líbano el sistema de cantones estaría basado en divisiones étnicas-religiosas, más que en diferencias linguísticas como en Suiza. En lugar de unir al Líbano, este sistema magnificaría la atmósfera sectaria del país, haciendo el juego a Washington y a Tel Aviv.

Los israelíes han dividido Palestina instigando una mini guerra civil en la Franja de Gaza. Incluso iniciaron animadas conversaciones sobre una “solución de tres estados”, después de la división entre Hamás y Al Fatah en 2007. En Turquía, los alawis (alavi en turco) comienzan a exigir un mayor reconocimiento de Ankara. En Egipto, hay una campaña contra los cristianos coptos con el objetivo de crear tensiones entre cristianos y musulmanes. También en Irak, los cristianos han sido atacados por fuerzas anónimas. Sudán se ha balcanizado con la secesión de Sudán del Sur, al que Israel apoyó fuertemente proveyéndole de armas. En Libia hay fuerzas extranjeras manipulando las diferencias tribales y dividiendo el país en este y oeste. Al mismo tiempo, la Casa de Saud ha estimulado una división entre musulmanes chiíes y suníes y entre árabes e iraníes.

Israel, como EE.UU. y la U.E., trata de beneficiarse de las revueltas populares del mundo árabe. Ha intensificado ataques esporádicos en Gaza mientras el mundo árabe se concentra en los sucesos de Túnez, Egipto, Libia y otros sitios. Sin embargo, la Propuesta Yinon va a ser cada vez más resistida por el panarabismo. La cooperación entre Siria, Turquía e Irán para formar un bloque regional y un mercado común también puede ser un desafío a la Propuesta Yinon. En este contexto, Teherán apoya las protestas árabes y trata de alinearse con ellas.

[Nota: este mapa fue preparado por el teniente-coronel Ralph Peters. Fue publicado en junio de 2006 en el Armed Forces Journal. Peters es un coronel retirado de la Academia Nacional de Guerra usamericana. (Mapa bajo Copyright 2006 del teniente-coronel Ralph Peters). Aunque este mapa no refleje oficialmente la doctrina del Pentágono, ha servido en un programa de formación del Instituto de Defensa de la OTAN para oficiales militares superiores. Con toda probabilidad este mapa, así como otros parecidos, ha servido tanto en la Academia Nacional de Guerra usamericana como en otros círculos de planificación militar.]

[Nota: El siguiente mapa ha sido dibujado por Holly Lindem para un artículo de Jeffrey Goldberg. Fue publicado en The Atlantic in enero/febrero 2008. (Mapa Copyright: The Atlantic, 2008).]

¿En qué grupo está cada uno? Categorías de los países árabes

Grupo 1

Aunque la lucha en Libia se está magnificando, la Jamahiriya Árabe Libia es el único Estado árabe situado en la primera categoría de país en situación de guerra civil. Yemen podría estar en este grupo en algún momento y se podría incluso argumentar que ya lo está debido a la lucha iniciada en 2010 entre las fuerzas gubernamentales yemeníes (apoyadas por EE.UU., Gran Bretaña, Arabia Saudí y Jordania) y las fuerzas yemeníes rebeldes.

Sin embargo hay una diferencia entre Yemen y Libia que debe subrayarse. Conviene a los intereses de EE.UU. y sus aliados mantener al Presidente Alí Abdullah Saleh en el poder. No tienen una alternativa. En cambio en Libia EE.UU. trabaja activamente para derrocar al Coronel Gadafi para que Washington y sus aliados puedan apropiarse de las reservas energéticas y los recursos financieros.

La alternativa a Gadafi es posiblemente una estructura de liderazgo dividido que abarque una alianza de exoficiales del régimen y grupos externos apoyados por Washington, como el Frente Nacional de Salvación de Libia. Por otro lado, una Libia dividida en varios estados o feudos en lucha prolongada entre sí podría ser otro objetivo de EE.UU.

Grupo 2

Egipto y Túnez están en la segunda categoría. El ánimo del pueblo ha cambiado en ambas repúblicas árabes, pero el estatus económico y político sigue igual. Los intereses de EE.UU. y la U.E. no se han  afectado y están intactos. Como mencioné anteriormente, la “agencia del pueblo árabe”, subestimada por EE.UU. y sus aliados, tiene un papel importante que desempeñar. Las continuas protestas en Túnez y Egipto demuestran la continuidad del descontento porque las demandas populares no se han satisfecho. Los pensamientos de tunecinos y egipcios han cambiado. A pesar del statu quo actual y de los objetivos de Washington, el desenlace de las revueltas de Túnez y Egipto irá en contra de los intereses de Washington, Bruselas y Tel Aviv.

Grupo 3

En el tercer grupo están Bahrein, Yemen (si no se incluyera en el primer grupo con Libia) y Omán. Podía haber mencionado antes que Irak podría ir en esta tercera categoría. A través de Irak, de Bagdad y Basra a Sulaymaniah tuvieron lugar revueltas y protestas masivas. Se puede decir ahora que Irak forma parte de este grupo. Estos Estados árabes pueden inundarse de manifestaciones masivas y reubicarse en el segundo grupo. Las protestas en Bahrein, Yemen, Omán e Irak afectan negativamente los intereses de Washington y la Unión Europea. En Irak el pueblo exige que se terminen los negociados del petróleo. Tanto Washington como Bruselas apoyan específicamente el statu quo en la península arábiga. Por eso prácticamente han ignorado las protestas en esa área, o las han presentado desde una óptica diferente a los sucesos de Túnez, Egipto y Libia.

Grupo 4

El cuarto grupo incluye el Reino Hashemita de Jordania, Marruecos, Argelia, Kuwait, Arabia Saudí y el territorio bajo ocupación israelí de Cisjordania bajo supervisión de Mahmud Abbas y la corrupta Autoridad Palestina. Ocurrieron protestas en todas estas áreas a diferentes niveles. La base de las movilizaciones fue organizada por grupos de medios alternativos conectados por redes de Internet, disidentes y opositores.

El hecho de que la red Al Jazeera revelara los “Papeles de la Autoridad Palestina” ha enfatizado las tensiones, ya en alza, entre los palestinos. El pueblo palestino está presionando a Hamás y Fatah para que formen un gobierno unido. Fatah está especialmente bajo presión y escrutinio. Debido a esta creciente presión Abbas habla ahora de cambio político como una manera de enfriar cualquier protesta en su contra. Si se enciende la protesta en Cisjordania, EE.UU. e Israel podrían tratar de colocar a Mustafá Barghouti como presidente de la Autoridad Palestina. El Primer Ministro Salam Fayyad y Hanan Ashrawi, a pesar de ser promocionados con bombos y platillos en Washington y Bruselas, serían opciones antipopulares. Mohammed Dahlan y otros miembros de alto rango de Fatah, excepto Marwan Barghouti, tampoco serían bien recibidos.

Es cuestión de tiempo que surjan protestas y revueltas en otros países del mundo árabe; y van a ser contra los intereses de EE.UU., la U.E. e Israel. Argelia podría ser la excepción en el grupo 4. Al igual que Libia, Argelia posee un grado de autonomía con respecto a EE.UU. y la Unión Europea.

Grupo 5

El quinto y último grupo incluye Líbano y los Emiratos Árabes Unidos. Qatar y Siria también podrían formar parte del grupo. En comparación con los otros Estados árabes, tanto Qatar como Siria han permanecido tranquilos, a pesar de lo cual podrían surgir protestas y movilizaciones. En el caso de Qatar la agitación parece que es interna y va dirigida contra el Emir de Qatar, Sheik Mozah Bin Naser Al-Missned, la estructura política autocrática y los lazos con Israel. En el caso de Damasco, la agitación parece generada por fuerzas externas, los expatriados sirios. Con la reciente designación del nuevo embajador de EE.UU. en Siria, Washington ha trazado un camino hacia la instigación de revueltas contra el Presidente Bashar Al-Asaad.

Mauritania, Kuwait y Sudán no califican para este grupo porque hubo protestas en estos Estados. Un conjunto de protestas en Kuwait estuvo encabezado por beduinos kuwaitíes que reclaman el reconocimiento y los derechos legales como ciudadanos de Kuwait. Otras protestas se enfocaron en la estructura estatal y contra la discriminación de chiíes musulmanes en Kuwait.

Vientos de cambio en Irak

Después de meses de negociaciones con el Primer Ministro Nouri Al-Malaki, Ayad Allawi rechazó la oferta de una posición de poder como director del Concejo Nacional de Irak para Estrategia Política. Este puesto representa un contrapeso al papel de primer ministro de Irak. Ayyad Allawi anunció que no aceptará el puesto en una conferencia de prensa en Najaf, junto a Moqtada Al-Sadr el 3 de marzo de 2011. Mientras que Allawi es conocido por su alineamiento con los intereses de EE.UU. y Gran Bretaña, Moqtada Al-Sadr es conocido por su oposición a estos intereses. En la conferencia de prensa, Allawi hizo una declaración interesante, si bien poco pragmática: “No estamos en pos de posiciones gubernamentales sino por el progreso y la estabilidad de Irak para el beneficio de todo el pueblo” [2]. En este contexto, Allawi puede representar un instrumento para medir la situación política y el ánimo del pueblo de Irak. Si Irak se enciende con manifestaciones, Allawi podría reposicionarse.

Analizando las protestas en Irak se debe notar que este país se sitúa en los límites entre el mundo iraní, el mundo árabe, y en menor grado, del mundo turco. Estos tres mundos conceptuales pueden ser compuestos e identificados como el mundo turco-árabe-iraní. En este punto, se deben considerar las sensibilidades kurdas. Mientras que las protestas son puramente iraquíes, se caracterizan por ser parcialmente árabes y parcialmente kurdas.

Amenaza de intervención extranjera en Líbano

Tiempos tormentosos se ciernen sobre Beirut. Líbano podría figurar en el primer grupo de Estados junto a Libia. Aunque debilitados, Saad Hariri y su Alianza del 14 de Marzo no pueden contener las ansias de confrontación contra Hizbulá y sus aliados políticos, y esto es mucho más que politiquería. A través de los años la Alianza 14 de Marzo liderada por Hariri se ha aliado con EE.UU., U.E., Arabia Saudí, Mubarak, Jordania e incluso Israel para allanar el camino a diferentes formas de intervención extranjera contra la resistencia libanesa. Hariri y la Alianza han sido aliados de los dictadores árabes y monarcas absolutistas. La ayuda que la Alianza 14 de Marzo recibe de EE.UU., U.E., Gran Bretaña, Francia y Arabia Saudí no se debe a valores democráticos como dicen los miembros de la alianza sino a su determinación para transformar Líbano en una colonia.

En 2006, Hariri y sus aliados apoyaron a Israel, de manera encubierta, en la guerra contra Líbano. Cuando Líbano fue atacado, ordenaron a los militares libaneses no hacer nada frente a la agresión de Israel. Después de la derrota de Israel en 2006, llevaron a Fatah Al-Islam al Líbano con el fin de usarlo como una opción armada contra Hizbulá y sus aliados; después intentaron desvergonzadamente culpar a los refugiados palestinos en Líbano por el surgimiento de Fatah Al-Islam. También intentaron desmantelar la red de comunicaciones usadas por Hizbulá en 2008.

Ahora, Hariri y sus aliados políticos critican en voz alta a la resistencia libanesa enfatizando la cuestión armamentista. Esto es irónico porque la Alianza 14 de Marzo ha venido armando a sus propias milicias a lo largo de los años. Esto se comprobó durante las luchas de mayo de 2008 cuando ambos lados esgrimieron las armas. Los sectores agrupados en la Alianza, en el pasado usaron milicias para luchar exclusivamente contra sus compatriotas. Tienen una historia de luchar contra otros libaneses sin importarles el respeto a la democracia.

Hay que hacer una pausa para analizar las razones de Hariri y compañía para armarse. No ha sido para defender Líbano de la amenaza externa de Israel, se han armado para la lucha interior. Hariri y la Alianza 14 de Marzo sólo hablan de democracia porque no tienen fuerza suficiente para imponerse en Líbano. Hoy intentan usar el Tribunal Especial para Líbano para tramar una condena internacional contra Hizbulá. Si logran esta condena, EE.UU. y sus aliados tendrán el pretexto de intervenir para hacer justicia internacional. Hariri y la Alianza también podrían recurrir a Washington y Bruselas para juzgar a Hizbulá.

Hariri no previó ni que Hizbulá y sus aliados iban a cortar con su gobierno, ni su propia debilidad para recuperar el poder. Ha sido un golpe para la familia Hariri. Se han quedado sin cartas en la mano, y tratando de mantener vivo el Tribunal Especial para Líbano, una opción abierta para algún tipo de intervención extranjera de EE.UU. y sus socios europeos.

El nivel de confrontación y sectario del discurso de Hariri se ha incrementado. Incluso sin ayuda del Tribunal Especial, Hariri y su Alianza del 14 de Marzo podrían desatar otra guerra civil en Líbano. Hizbulá y sus aliados son conscientes de que Hariri también podría usar el sectarismo, por ello Hizbulá y Najib Al-Mikati actúan con cautela en un esfuerzo por desmantelar la jugada sectaria. Son conscientes de que una guerra civil en Líbano presenta el riesgo de intervención de EE.UU. y la OTAN.

  

El uso de un doble estándar

EE.UU. y la U.E. tienen poco aprecio por la democracia y la libertad auténticas, como lo puso en evidencia su reacción frente al resultado de las elecciones democráticas en los territorios palestinos ocupados. En 2006, cuando Hamás ganó las elecciones palestinas. EE.UU., la U.E. e Israel se negaron a reconocer el resultado. A pesar de que Fatah perdió las elecciones, Washington y sus aliados forzaron a Hamás a permitir que Fatah cogobernara. La democracia sólo se acepta cuando beneficia a los intereses de EE.UU. y la U.E. Hoy estos poderes dejan que Mahmud Abbas supervise Cisjordania como su agente y casi como un dictador.

En Sudán, Washington y Bruselas han puesto una presión injustificable en Jartum, mientras apoyan la balcanización del país. Sin embargo, no han dicho nada sobre la continua ocupación del Sahara Occidental por Marruecos. Este es un caso de clara ocupación, que se ha ignorado amplicamente ignorado. Los saharauis han sufrido ataques de Marruecos por sus afanes independentistas. Incluso durante el referéndum en Sudán del Sur, Marruecos atacó las protestas saharauis sin que se produjeran condenas ni de EE.UU. ni de la U.E. [3]. Ninguna estrella de Hollywood defendió esta causa en ninguna campaña pública.

En Irak se llevan a cabo protestas por parte de iraquíes árabes e iraquíes kurdos pero han sido ignoradas por los gobiernos de EE.UU. y la Unión Europea. Entre las demandas de estas protestas figura una exigencia clave: que la riqueza petrolera se redistribuya y se ponga bajo control del pueblo iraquí. El gobierno de Bahrein ha reprimido con brutalidad a los manifestantes, que no son sólo musulmanes chiíes como lo reconocen expertos en el tema. Sin embargo, la reacción de Washington y Bruselas hacia la familia Al-Khalifa fue diametralmente opuesta a la que tuvieron frente al Coronel Gadafi en Libia.

En resumen, EE.UU. y la U.E. continúan usando un doble rasero. Sus políticas hacia los árabes están contaminadas de hipocresía. Sus acciones se basan en la defensa de sus intereses. Incluso en medio de las protestas egipcias, el vicepresidente de EE.UU. Joseph Biden se negó a referirse a Mubarak como un dictador, lo que constituye la máxima expresión de hipocresía [4].

El “panarabismo” contra la Propuesta Yinon

Tel Aviv, Washington y Bruselas se oponen a la unidad árabe; e históricamente han trabajado para dividirlos. En el pasado, los británicos dividieron Kuwait e Irak, Palestina y Jordania, Egipto y Sudán; mientras que los franceses separaron Argelia de Túnez en el Maghreb y Líbano de Siria en el Levante. La Propuesta Yinon es una continuación de ese proyecto.

La política de EE.UU. es una continuidad. La Casa Blanca junto con Israel y la Casa de Saud se propone dividir y aislar a los palestinos a través del enfrentamiento entre Hamás y Fatah. En Irak el proceso de división nacional ha sido un objetivo esencial de Washington y sus aliados. Sudán ha sido fragmentado, y ahora se promueve la guerra civil en Libia. Somalia, miembro de la Liga Árabe, ha sido dividido en Puntland, Somaliland y Somalia del Sur -que a su vez ha sido fragmentada aún más.

Los gobiernos de EE.UU., la U.E. e Israel tienen interés en mantener la división de los árabes en Estados pequeños y débiles. Está surgiendo, sin embargo, una nueva dinámica en el mundo árabe. Esta nueva dinámica que emerge de las protestas y revueltas es un desafío potencial a la Propuesta Yinon, que es un ataque al pueblo árabe. El panarabismo constituye una fuerza potente. Se podría revertir la tendencia de divisiones que se ha extendido por décadas. El tema palestino no estará en manos de poderes externos durante mucho más tiempo.

La pluralidad del mundo árabe se construyó sobre una base inclusiva y multicultural. La identidad árabe es muy abierta, inclusiva y abarcadora. De acuerdo con la definición de 1946 de la Liga Árabe: “un árabe es una persona cuya lengua es el árabe, que vive en un país donde se habla esta lengua y que se siente identificada con las aspiraciones del pueblo árabe” [5]. Esta descripción pone bajo el mismo techo a diferentes civilizaciones, etnias, credos, tradiciones y territorios, desde los pueblos levantinos a los egipcios, nubios y bereberes.

El panarabismo otorga una determinación política a la inclusiva identidad árabe que allana el camino a un proyecto político del pueblo árabe. Por lo tanto, más allá del éxito o fracaso inicial de las revueltas, la marcha árabe hacia la unidad como proyecto político y popular está garantizada al final. Las mareas no podrán contenerse mucho tiempo mientras una nueva realidad geopolítica y social comienza a gestarse en la Nación Árabe.

Mahdi Darius Nazemroaya es especialista en Medio Oriente y Asia Central. Es un investigador asociado del Centre for Research and Globalización (Centro de Investigación y Globalización).
Artículo original publicado el 14 de marzo de 2011.
Texto original: The Return of Pan-Arabism Amidst Upheaval: An end to Balkanization?
Traducido por Silvia Arana para Rebelión.

NOTAS

[1] El Plan Yinon es una política estratégica de Israel diseñada por Oded Yinon, que se basa en que Israel actúe como un poder imperial fragmentando los países del Medio Oriente y del Norte de África en Estados pequeños y débiles.
[2] Alice Fordham, ““Allawi backing away from the Iraqi government deal” (“Allawi se aleja de los acuerdos del gobierno de Irak”), Los Angeles Times, 4 de Marzo, 2011.
[3] “Deadly clashes as Morocco breaks up Western Sahara camp” (Enfrentamientos letales cuando Marruecos desmantela un campo en el Sahara Occidental”) British Broadcasting Corporation (BBC), 8 de noviembre, 2010.

[4] Daniel Murphy, “Joe Biden says Egypt’s Mubarak no dictator, he shouldn’t step down…” (“Joe Biden dice que Mubarak no es un dictador, que no debería renunciar…”) Christian Science Monitor, 27 de enero, 2011.
[5] William D. Wunderle, Through the Lens of Cultural Awareness: A Primer for US Armed Forces Deploying to Arab and Middle Eastern Countries (Desde la óptica de la conciencia cultural: Una guía para las fuerzas armadas en países árabes y del Medio Oriente)[Washington D.C.: U.S. Government Printing Office, 2006], pág. 25.


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About the author:

An award-winning author and geopolitical analyst, Mahdi Darius Nazemroaya is the author of The Globalization of NATO (Clarity Press) and a forthcoming book The War on Libya and the Re-Colonization of Africa. He has also contributed to several other books ranging from cultural critique to international relations. He is a Sociologist and Research Associate at the Centre for Research on Globalization (CRG), a contributor at the Strategic Culture Foundation (SCF), Moscow, and a member of the Scientific Committee of Geopolitica, Italy.

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