¿Quieren EE.UU. y Arabia Saudí dividir Yemen?

La geopolítica tras la guerra en Yemen (II)

La inestabilidad en Yemen es causada no por Irán o los huthíes, sino por la interferencia estadounidense y saudí en el país –desde la invasión por Arabia Saudí en 2009 a los ataques con drones de EE.UU. – y las décadas de apoyo que Arabia Saudí ha suministrado al régimen autoritario e impopular en Yemen.

“Líneas de batalla están siendo determinadas en Yemen, el país más pobre del mundo árabe y el último candidato en Medio Oriente para el fracaso del Estado. Si, como parece cada vez más probable, la guerra abierta estalla pronto, solo será empeorada por la competencia por supremacía regional entre Arabia Saudí e Irán. Ambas potencias han mostrado su deseo de armar grupos que consideran que pueden controlar, a pesar del legado que esta destructiva rivalidad ya ha causado en Siria e Iraq,” afirmó la revista Foreign Policy el 6 de marzo.

La alianza huthi con Irán: ¿Pragmatismo o sectarismo?

Los huthíes no son de ninguna manera testaferros iraníes. El movimiento huthi es un protagonista político independiente que emergió como resultado de la represión. Calificar a los huthíes de testaferros iraníes no es empírico e ignora la historia y la política de Yemen. “Si estalla una guerra siguiendo líneas sectarias, no será porque allí se han establecido divisiones históricas en Yemen; será porque los financiadores extranjeros de la guerra inflaman divisiones que antes carecían de importancia”, incluso admite Foreign Policy.

Se reconoce que dirigentes huthíes han rechazado afirmaciones de que aceptan órdenes de Teherán. Esto no ha impedido que funcionarios y medios saudíes y khalijis (del Golfo) hayan utilizado y manipulado las declaraciones de funcionarios iraníes, como la comparación de los huthíes con los basijs de Irán; que presentan a los huthíes como agentes o clientes iraníes.

Precisamente como los huthíes no son testaferros iraníes, no existe ninguna alianza chií entre Teherán y ellos en Yemen. Historias que se concentran en esta narrativa sectaria simplista ocultan la naturaleza política y las motivaciones del conflicto en Yemen y deforma de manera insultante la lucha de los huthíes contra la represión. Desde los años 70 la Casa de Saud ha apoyado realmente a las facciones realistas en Yemen, que eran predominantemente musulmanes chiíes.

Además, los musulmanes chiíes en Yemen o son imamíes o duodecimanos como la mayoría de los musulmanes chiíes en Irán, la República de Azerbaiyán, Líbano, Iraq, Afganistán, Pakistán y la región del Golfo Pérsico. Aparte de focos de chiíes ismailíes –que también pueden ser llamados septimanos– en las gobernaciones de Saada, Hajja, Amran, Al-Mahwit, Sana, Ibb, y Al-Jawf la mayoría de los musulmanes chiíes en Yemen son zaydíes. Los ismaelíes en Yemen son en su mayoría miembros de las sectas davidianas y salomónicas del ismailismo mustali que se apartó del grupo mayor de los ismailíes nizaríes.

La hostilidad estadounidense y saudí hacia el movimiento huthi es lo que ha hecho que inadvertidamente los huthíes se volvieran pragmáticamente hacia Irán en busca de ayuda como contrapeso. En palabras del Wall Street Journal, “militantes huthíes que controlan la capital yemení están tratando de forjar lazos con Irán, Rusia y China para contrarrestar el apoyo occidental y saudí para el presidente depuesto del país”. “El gobierno interino de los huthíes ha enviado delegaciones a Irán en busca de suministros de combustible y a Rusia en busca de inversión en proyectos energéticos, según dos altos funcionarios huthíes. Otra delegación planifica visitar China en las próximas semanas, dijeron”, informó también el Wall Street Journal del 6 de marzo.

Como resultado del esfuerzo del movimiento huthi, Irán y Yemen anunciaron que habrá vuelos diarios entre Teherán y Saná desde el 2 de marzo. Es una importante línea aérea de apoyo para el movimiento huthi.

La narrativa sectaria y la carta sectaria

La inestabilidad en Yemen no es causada por Irán o los huthíes, sino por la interferencia estadounidense y saudí en ese país –la invasión en 2009 por Arabia Saudí y los ataques de drones de EE.UU.– y las décadas de apoyo que Arabia Saudí ha suministrado al régimen autoritario e impopular en Yemen.

Yemen no es un país inherentemente dividido. Aparte del apoyo a al-Qaida por Arabia Saudí y EE.UU., no existe ninguna división o tensiones chiíes-suníes. Para impedir que Yemen sea independiente, los saudíes y EE.UU. han apoyado el sectarismo en la esperanza de crear una división chií-suní en Yemen.

A diferencia de la falsa narrativa, las alianzas de Irán en Medio Oriente no son realmente sectarias. Todos los aliados palestinos de Teherán son predominantemente musulmanes suníes mientras en Iraq y Siria, aparte de los gobiernos, Irán apoya a un variedad trasversal de grupos étnicos y religiosos que incluyen a no árabes y cristianos. Esto incluye a los predominantemente musulmanes suníes kurdos sirios e iraquíes y al ala asiria Sutoro del Partido de la Unión Siriaca (SUP) en Siria. En Líbano, aparte de Hizbulá, los iraníes también son aliados de partidos musulmanes suníes, drusos, y cristianos, incluyendo el Movimiento Patriótico Libre de Michel Aoun – que es el mayor partido cristiano en el Líbano.

Si alguien está involucrado en el sectarismo como política, es EE.UU. y sus aliados en los petro-emiratos. Tanto EE.UU. como Arabia Saudí habían involucrado a los huthíes antes contra la Hermandad Musulmana en Yemen. Además, durante la Guerra Fría, tanto Washington como la Casa de Saud trataron de usar a los chiíes yemeníes contra los republicanos en el norte de Yemen y la República Democrática Popular de Yemen en el sur. EE.UU. y Arabia Saudí iniciaron su hostilidad en su contra cuando el movimiento huthi demostró que no iba a ser un cliente de Washington o Riad.

Preparando la invasión de Yemen

El 20 de marzo, atacantes suicidas atacaron las mezquitas Al-Badr y Al-Hashoosh durante asr salat (plegarias de la tarde). Murieron más de trescientas personas. Abdul Malik Al-Huthi acusó a EE.UU. e Israel de apoyar los ataques terroristas y a EI/ISIL/Daesh y al-Qaida en Yemen. También se culpó a Arabia Saudí.

Mientras hubo silencio en Marruecos, Jordania, y los petro-emiratos árabes, la portavoz del Ministerio de Exteriores iraní Marziyeh Afkham condenó los ataques terroristas en Yemen. De una u otra manera, Siria, Iraq, Rusia, y China también condenaron todos los ataques terroristas en Yemen. Para mostrar el apoyo de Teherán a Yemen, dos aviones de carga iraníes con carga humanitaria fueron enviados a Yemen y la Sociedad de la Media Luna Roja iraní voló más de cincuenta víctimas yemeníes de los ataques terroristas a hospitales dentro de Irán para tratamiento médico.

El fracaso de la Casa de Saud en Yemen

El movimiento de los huthíes es el resultado de las políticas de Arabia Saudí en Yemen y de su apoyo para el régimen autoritario. Al respecto, los huthíes son una reacción a la brutalidad Saudí y al apoyo de la Casa de Saud al autoritarismo yemení. Emergieron como parte de una rebelión que fue dirigida por Hussein Badreddin Al-Huthi en 2004 contra el gobierno yemení.

Los regímenes yemení y saudí afirmaron falsamente que los huthíes querían establecer un imanato en Arabia como medio para satanizar el movimiento. Esto, sin embargo, no logró impedir que este se fortaleciera. Los militares yemeníes no pudieron dominarlos en 2009, lo que condujo a una intervención saudí, llamada Operación Tierra Calcinada, lanzada el 11 de agosto de 2009.

Arabia Saudí no logró derrotar a los huthíes cuando envió a sus militares a Yemen para combatirlos en 2009 y 2010. No ha logrado obligar a Yemen y al movimiento huthi a ponerse de rodillas en señal de obediencia. Cuando exigió que los huthíes y el gobierno de transición yemení siguieran la línea saudí y fueran a Riad para negociar, fue directamente rechazada por los huthíes y por los Comités Revolucionarios de Yemen, porque las negociaciones y cualquier sistema de compartimiento del poder apoyado por los saudíes realmente marginarían a los huthíes y otras fuerzas políticas en Yemen. Por eso la Unión de Fuerzas Populares, el propio Congreso General del Pueblo de Al-Hadi, y el Partido Baaz de Yemen han apoyado todos la posición huthi contra Arabia Saudí.

¿Dividiendo Yemen?

Yemen ha vivido numerosas insurrecciones, intervención militar por EE.UU. y Arabia Saudí, y el fortalecimiento de un movimiento separatista en sus gobernaciones del sur. Los militares de Yemen se han fragmentado y existen tensiones tribales. Se ha estado hablando cada vez más sobre su transformación en un Estado árabe fallido.

En 2013, el New York Times propuso que Libia, Siria, Iraq y Yemen fueran divididos. En el caso de Yemen la propuesta era que volviera a ser dividido en dos. El New York Times dijo que esto podría suceder o sucedería después de un posible referéndum en las gobernaciones del sur. El New York Times también propuso que “todo o parte de Yemen podría entonces convertirse en parte de Arabia Saudí. Casi todo el comercio saudí es por vía marítima, y el acceso al Mar Arábigo disminuiría la dependencia del Golfo Pérsico – y los temores de la capacidad de Irán de cerrar el Estrecho de Ormuz”.

Arabia Saudí y Al-Hadi ahora apoyan a los separatistas del sur en Yemen, que cuentan con el apoyo de cerca de una décima parte de la población. La próxima opción para EE.UU. y Arabia Saudí sería dividir Yemen como medio para mitigar el cambio estratégico causado por una victoria huthi. Esto aseguraría que Arabia Saudí y el CCG tendrían un punto de tránsito meridional al Océano Indica y que EE.UU. conservaría un punto de apoyo en el Golfo de Adén.

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Mahdi Darius Nazemroaya

Fuente: http://www.globalresearch.ca/the-geopolitics-behind-the-war-in-yemen-do-the-us-and-saudi-arabia-want-to-divide-yemen/5439749

Strategic Culture Foundation, 30 de Marso de 2015

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Primera parte en español :

Salman wa Hadi (MDN)

El comienzo de un nuevo frente contra IránLa geopolítica tras la guerra en Yemen (I)

 

Mahdi Darius Nazemroaya es sociólogo, analista geopolítico y un reconocido autor.


About the author:

An award-winning author and geopolitical analyst, Mahdi Darius Nazemroaya is the author of The Globalization of NATO (Clarity Press) and a forthcoming book The War on Libya and the Re-Colonization of Africa. He has also contributed to several other books ranging from cultural critique to international relations. He is a Sociologist and Research Associate at the Centre for Research on Globalization (CRG), a contributor at the Strategic Culture Foundation (SCF), Moscow, and a member of the Scientific Committee of Geopolitica, Italy.

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