Pakistán en pie de guerra tras ataques terroristas
Las Fuerzas Armadas pakistaníes desarrollan hoy una masiva operación antiterrorista en todo el territorio nacional, donde murieron más de un centenar de extremistas y una docena de uniformados en las últimas horas.
La ofensiva castrense es una respuesta a una serie de atentados ejecutados por grupos armados de corte islámico que desde principios de mes ensangrentaron a ese país.
El miércoles, tres atacantes suicidas causaron la muerte de siete personas en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa en incidentes separados. Dos días antes una operación similar en la ciudad de Lahore dejó 14 víctimas mortales.
Pero el más cruento ocurrió el jueves cuando un suicida detonó ocho kilogramos de explosivos en un templo sufí de la sureña provincia de Sindh, causando al menos 88 muertos y 343 heridos.
Reivindicado por el Estado Islámico (EI), el ataque ocurrió en el santuario de Lal Shahbaz Qalandar en la ciudad de Sehwan, a unos 200 kilómetros al noreste de Karachi, la urbe más populosa de la nación.
Al momento de la explosión el templo estaba abarrotado de fieles, que cada jueves se congregan allí para orar y ejecutar un dhamaal, una danza folclórica tradicional de los sufíes.
Los sunitas radicales consideran esa práctica como una herejía, lo cual convierte a sus practicantes en blanco de los grupos terroristas como el EI.
En respuesta, los militares iniciaron operaciones de búsqueda y captura por todo el territorio nacional y anunciaron el lanzamiento de dos números telefónicos para denunciar cualquier acción sospechosa.
‘No dejaremos que la agenda hostil se imponga cueste lo que cueste’, advirtió el jefe del Ejército, general Qamar Javed Bajwa, quien afirmó que la sangre derramada no quedará impune.
Según el Servicio de Relaciones Públicas castrense (ISPR) en poco más de 24 horas fueron abatidos más de 100 insurgentes mientras otras 90 personas fueron arrestadas en las ciudades de Islamabad y Rawalpindi.
En la capital, los cuerpos de seguridad inspeccionaron más de 350 viviendas y detuvieron a 42 personas, 10 de ellas de nacionalidad afgana.
Por su parte, el Departamento Antiterrorista de la nororiental provincia de Punjab ordenó restringir el movimiento de mil 450 ciudadanos presuntamente vinculados con grupos extremistas.
Otra consecuencia del atentado suicida contra el templo sufí fue la paralización del tibio acercamiento entre Pakistán y Afganistán.
El gobierno de Islamabad exigió a Kabul aplicar medidas contra lass formaciones armadas que supuestamente utilizan el territorio afgano para ejecutar ataques contra Pakistán.
El asesor de Relaciones Exteriores del primer ministro pakistaní, Sartaj Aziz, telefoneó al titular de seguridad nacional afgano, Hanif Atmar, para demandar acciones drásticas contra los extremistas.
La mayoría de los ataques en Pakistán son reivindicados por organizaciones terroristas cuyo liderazgo se esconde en Afganistán, afirmó ayer Bajwa en una conversación telefónica con el general John Nicholson, comandante de las tropas estadounidenses desplegadas allí.
Mientras, el jefe del ISPR, Asif Ghafoor, llamó a las autoridades de Kabul a entregar a 76 extremistas que presuntamente se esconden en su nación.
El militar reveló que funcionarios de la embajada afgana fueron convocados a la sede del Ejército pakistaní para recibir la lista.
Existen pruebas que demuestran el respaldo desde el otro lado de la frontera a organizaciones terroristas, estimó un comunicado del ISPR, por lo cual anunció el cierre indefinido de la línea de demarcación.
Desde junio de 2014 el Ejército desarrolla una campaña contra los reductos de los grupos radicales en especial en las zonas limítrofes con Afganistán.
Aunque diversas ONG y el gobierno confirman que el número de ataques y de muertos disminuyó considerablemente desde esa fecha, las formaciones terroristas están lejos de ser derrotadas, como lo demuestran sus recientes atentados.
Roberto Castellanos Fernandez