¿Nueva historia o nuevo espejismo?
Haciéndose eco de Edward Said, el legendario intelectual palestino, Antoine Raffoul aborda las ambigüedades de los “nuevos historiadores” israelíes que, con la notable excepción de Ilan Pappe, condenan la ocupación pero no ponen en tela de juicio la legitimidad del Estado sionista. Denuncian la violación de las fronteras de 1967 pero no las que se violaron en 1948. Mientras su célebre revisión de la historia israelí siga eludiendo esta cuestión fundamental los “nuevos historiadores” seguirán formado parte del problema en vez de contribuir a su solución.
Edward Said
Cita de su libro más influyente Orientalismo: “El humanismo es es la única resistencia, e incluso diría la resistencia final, que tenemos contra las prácticas e injusticias inhumanas que desfiguran la historia humana”
Una reciente lectura de un viejo artículo escrito por el difunto Edward Said, el conocido autor, escritor y crítico cultural palestino, desvelaba un raro encuentro celebrado en París para discutir los problemas centrales del conflicto israeli-palestino. Los participantes era los entonces inicipientes “nuevos” historiadores de Israel (el profesor Ilan Pappe, Benni Morris, Itamar Rabinowitch y Zeev Sternhell) y sus homólogos palestinos (Elie Sanbar, Nur Masalha y el propio Said).
En su artículo Edward Said señalaba que durante las discusiones informales que habían tenido lugar la parte israelí (con la rara excepción del profesor Pappe) habló de “la necesidad de distanciamiento, de distancia crítica y de calma reflexiva”, mientras que la parte palestino era “mucho más imperiosa, más severa e incluso emotiva en su insistencia en la necesidad de una nueva historia”
El artículo de Said aludía al tema central del encuentro: la necesidad de ver la historia del conflicto israelo-palestino desde el punto de vista palestino y de destacar los acontecimientos que llevaron a la Nakba palestina de 1948. A pesar del intento por parte de algunos de los historiadores israelíes de admitir que los israelíes podían haber cometido “una injusticia” en 1948, la mayoría de ellos creía que fue “una conquista necesaria”. Solamente el profesor Pappe habló con poderosa elocuencia y expresó, en palabras de Said, “su adhesión al punto de vista palestino y […] ofreció la más iconoclasta y brillante de las intervenciones israelíes”.
Sí, en París los israelíes dijeron que, efectivamente, ellos querían la paz, pero que no, que ellos no habían infligido la Nakba de 1948 a los palestinos.
De nuevo, escribió Edward Said, con excepción del profesor Pappe el resto de los miembros del equipo israelí mostraron la “profunda contradicción bordeando con la esquizofrenia que sustenta su trabajo”. Parecían dudar “cuando o bien Pappe o bien los palestinos los presionaban al máximo”.
El encuentro de París se celebró a principios de mayo de 1998. La euforia de Oslo estaba todavía en el aire y (contengan la respiración) Benyamin Netanyahu gozaba de su primer equipo como primer ministro de Israel (1996-1999). Bajo Netanyahu Israel poseía todos los territorios palestinos ocupados por la fuerza en 1948, 1949 y 1967 (y para quienes necesitan que se les recuerde, eso es TODA la Palestina histórica); Israel tenía el más formidable poder militar en la región: dictaba todas las normas de ocupación sobre una población civil ocupada en los Territorios Palestinos Ocupados (TPO) y tenía a su disposición el lujo de tiempo y espacio.
Vayamos siete años más tarde hasta mayo de 2005, cuando George W Bush reclamaba otro proceso de paz más (a costa de su criminal invasión de Iraq y Afganistán) y Sharon se abría camino a golpe de bulldoz por todos los territorios palestinos con su Muro del Apartheid. El profesor Pappe escribió un artículo devastadoramente perspicaz titulado “The Palestine Peace Process: Unlearned Lessons of History”*. Este artículo se hacía eco de los fracasos de todos los procesos de paz anteriores desde Oslo, pero también, de forma premonitoria, del previsible fracaso todos los posteriores procesos de paz que se lanzaron desde que escribió su artículo. Al parecer, un montón de procesos y ninguna paz.
Con la visión de un agudo historiador el profesor Pappe advertía en su artículo que “a menos que Estados Unidos empiece ahora a prestar atención a las lecciones de la historia [léase 1948], esta nueva ronda de conversaciones de paz no sólo acabará en fracaso sino que las esperanzas que se han suscitado ahora se convertirán una vez más en desesperación, en ira y en una nueva oleada de violencia y devastación”. Ahora sabemos lo que le ocurrió a Bush y a su proceso de paz.
Volvamos rápidamente al presente, noviembre de 2010 (doce años y medio después del encuentro de París) y tenemos de nuevo a Benjamin Netanyahu como primer ministro, todavía continúa la ocupación ilegal de los TPO con una devastación aún mayor a través de todo el paisaje de Palestina, más arsenales nucleares bombean la maquinaria militar israelí y (contengan otra vez la respiración) un nuevo proceso de paz emprendido por Barak Obama, el presidente estadounidense que en el momento de ser elegido tenía el mayor apoyo de todos los anteriores presidentes estadounidenses. Sin embargo, en cuanto se emprendió el proceso de paz de Obama las rápidas arenas de Oriente Medios empezaron tragárselo sin piedad. A través de todo el paisaje palestino y especialmente en el ocupado Jerusalén Oriental, tienen lugar más demoliciones de casas palestinas, más confiscaciones de granjas, de olivares y más robos descarados de casas particulares por parte de colonos sionistas de derecha bajo la protección de las leyes israelíes y su maquinaria militar mientras la comunidad internacional mira sin hacer nada.
¿Qué demuestra todo esto?
Confirma lo que siempre hemos creído, que el proyecto sionista de ocupar y apropiarse de toda la Palestina histórica era, es y sigue siendo el principal y único objetivo de los dirigentes sionistas en Israel. Para que esto ocurriera y en un esfuerzo por allanar el camino que tenía ante sí semejante monstruo colonial se puso a dormir a los medios de comunicación israelíes y se convirtió a los dirigentes militares israelíes en la única fuente de información que escupía una versión aséptica de las noticias a un indiferente público israelí.
Desde el encuentro de París y desde el profético artículo de Pappe la única luz brillante que resplandece fuera de Israel (y ahora fuera del Reino Unido) sigue siendo el consecuente y valiente llamamiento de Pappe a un debate sobre la Nakba de 1948. Los otros “nuevos historiadores” que se reunieron en París permanecen misteriosamente callados y sorprendentemente esquivos en relación a esta cuestión.
Para cualquier lector y observador informado del conflicto israelo-palestino es evidente que no habrá nada que haga avanzar ningún proceso de paz hasta alcanzar una paz justa y duradera en la Palestina histórica a menos que se reconozcan y se conviertan en la base del próximo preceso de paz la Nakba de 1948, el retorno de los refugiados palestinos y el imperio del derecho internacional.
Por último, también es evidente que los dirigentes sionistas que ocupan ahora el Knesset [parlamento] israelí se han vuelto conscientes de que su monstruo colonial se está quedando sin combustible. Por lo tanto, para bombearle más vida colonial tienen que plantaar el racista “Juramento de lealtad a la nación judía”. Su depósito de reserva se ha rellenado con el llamamiento ilegal a castigar a todos aquellos que conmemoran la Nakba de 1948.
¿Un nuevo espejismo o una nueva realidad?
*http://www.historyandpolicy.org/papers/policy-paper-29.html
Texto original en francés : http://www.voltairenet.org/article167476.html?var_mode=calcul
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Antoine Raffoul es un arquitecto palestino que trabaja en Londres. Nacido en Nazareth, fue expulsado con toda su familia por las milicias sionistas caundo entraban en Haifa en abril de 1948. La familia se instaló entonces en Tripoli, Líbano. En 1968 Antoine acabó su carrera de arquitecto en Estados Unidos. Tras trabajar tres años en Nueva York se instaló en Londres en 1971. Es coordinador y fundador de 1948: Lest.We.Forget , un grupo no partidista y multiprofesional que hace campaña por la verdad sobre Palestina.