“Murió Chávez”
El día cinco de marzo de 2013, participé, junto a Tubal Páez, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en una ceremonia en la que se rindió homenaje a un destacado periodista cubano. El acto tuvo lugar en el pequeño pueblo donde nació Juan Gualberto Gómez, en la provincia cubana de Matanzas. El lugar homónimamente honra al hijo de una pareja de esclavos mulatos que allí naciera en 1854, en un ingenio. Terminada la Primera Guerra de Independencia (1868-1878), Juan Gualberto fundó el periódico La Fraternidad, que promovía la igualdad racial, la libertad y el progreso social de las personas de color. En marzo de 1880, el periodista fue arrestado por apoyar a los independentistas cubanos y posteriormente fue deportado a España. No obstante, continuó escribiendo artículos y cartas para La Fraternidad y para el diario El Abolicionista, que apoyaba la abolición de la esclavitud. En 1890, Juan Gualberto regresó a Cuba. Durante la Tercera Guerra de Independencia (1895-1898), alcanzó los grados de general y se convirtió en colaborador cercano de José Martí. Al concluir la guerra, cuando la victoria de los cubanos contra el régimen colonial español fue arrebatada por los Estados Unidos, que impusieron su dominación sobre la isla, continuó su trabajo de periodista. Lo hizo de varias maneras y rechazando el dominio neo-colonial estadounidense. Así combinó el periodismo con el activismo político. Juan Gualberto se destacó por su abierta oposición a la Enmienda Platt impuesta por los Estados Unidos que, dijo, había reducido la independencia y la soberanía de la República de Cuba a tan solo un mito. Por tanto fue un fuerte opositor a la anexión de la isla a los Estados Unidos. Juan Gualberto murió hace 80 años, en 1933, y el pueblo de azucareros donde nació adoptó su nombre.
Durante la ceremonia solemne, en la que participaban pobladores de Juan Gualberto Gómez, ante el busto del independentista, escuché el timbre de un teléfono móvil a las 5 de la tarde. Tubal se me acercó y con voz suave me dijo: “Murió Chávez”. Fue un golpe. Aunque un titular del diario Granma, del Partido Comunista de Cuba, advertía ese mismo día de la situación de salud extremadamente precaria del líder venezolano causada por su agravamiento, aquello era imposible de creer. ¿Es cierto? ¿Cómo es posible que Chávez, tan dinámico, relativamente joven y siempre sonriente ya no existiera físicamente? Pero después de aceptar la realidad, le dije a Tubal que hay momentos en la vida que uno nunca puede olvidar. Estas dos palabras, “Murió Chávez” pronunciadas suavemente y con una mezcla de tristeza y firmeza el día 5 de marzo, tan sólo minutos después de que falleciera el líder de la Revolución Bolivariana, marcaron uno de esos instantes.
Ha habido varios momentos como este desde los años 60, del siglo pasado, en los que noticias trascendentales han quedado en la memoria de las personas y de los pueblos. Lo que hace que una noticia sea memorable para una persona o para un pueblo depende del lado en que estemos con respecto a la historia. En cada aniversario del asesinato de John F. Kennedy y, por supuesto de la tragedia vivida por los ataques terroristas del 11 de Septiembre, la gran prensa nos hace pensar en el momento específico en que nos encontrábamos cuando tales hechos tuvieron lugar, y cómo reaccionamos ante los mismos. En el caso del 11 de Septiembre de 2001, no hay palabras para describir tan abominable acto. Sin embargo, mi reacción instintiva ante el mismo cada año es recordar también el golpe de estado apoyado por los Estados Unidos en Chile el 11 de septiembre de 1973, que condujo al asesinato del líder democráticamente elegido Salvador Allende, así como la dictadura fascista. Recuerdo exactamente donde me encontraba ese día y la repugnancia que sentí cuando supe la noticia. Antes de eso, el nueve de octubre de 1967, recuerdo el lugar exacto de la Universidad McGill, de Montreal, donde escuché a un compañero de estudios decir que Ernesto Che Guevara había sido asesinado en Bolivia. Son momentos exactos y claros que yo, como muchas otras personas en el mundo recordarán.
Ahora existe otro momento que recordaré: el 5 de marzo de 2013, en Juan Gualberto Gómez, matanzas, Cuba. Esta isla, su pueblo y sus líderes trazaron el camino, en 1959, de una América Latina nueva que ahora avanza alentada por Hugo Chávez. En los días posteriores a su desaparición física, pudimos experimentar en Cuba y a través de la televisión desde Venezuela que tanto en la vida como en la muerte, el Comandante Chávez es el arquitecto de una nueva América Latina y un nuevo Caribe que ya no son más el traspatio de los Estados Unidos, como Washington los considera. Esta realidad fue claramente demostrada por la presencia de los jefes de estado y representantes de alto nivel de toda la región al sur del Río Bravo en la ceremonia oficial por los funerales de Hugo Chávez. Además, representantes de todos los continentes reconocieron y rindieron homenaje a esta gran proeza, así como a otras también. La integración regional sigue en pleno movimiento, un sueño que se hace realidad y contribuye al establecimiento de un nuevo mundo donde ninguna superpotencia ejerza dominación y donde cada nación y su pueblo puedan escoger y construir libremente su propia democracia y su sistema socio-económico.
Arnold August
12 de Marzo de 2013
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