Mientras amenaza a Iraq, la Administración Bush prosigue con el desarrollo de su programa secreto de armas bacteriológicas

La Administración Bush ha iniciado una campaña de relaciones públicas que tiene como objetivo justificar una eventual extensión de la “campaña contra el terrorismo internacional” hacia Iraq y otros Estados. Parte de esta campaña de relaciones públicas consiste en inventar informes que vinculan a Sadam Husein con Osama ben Laden, filtrando informes de los servicios de “inteligencia” diseñados para “ir preparando al pueblo norteamericano para una nueva guerra sobre Iraq”:

“Los servicios secretos de EEUU están investigando (sin poder encontrar pruebas que los sustenten) una serie de informes según los cuales Sadam Husein habría ofrecido su país como santuario para Osama ben Laden y los líderes talibán, según una fuente oficial norteamericana anónima. Si bien Saddam nunca deja pasar una oportunidad de enfadar a EEUU y sus aliados, cobijar a estos líderes tendría, según la misma fuente, “graves consecuencias”. [1]

También se están utilizando los ataques de ántrax: Washington ha avisado al presidente iraquí, Sadam Husein, de que si no permite que los inspectores de armas biológicas de NNUU entren en Iraq “tendrá que enfrentarse a las consecuencias”. Cuando se le preguntó a qué tendría que hacer frente exactamente, el Presidente Bush respondió: “[Sadam] lo sabrá” [2].

Al tiempo que la OTAN está congregando un impresionante arsenal militar de portaaviones y bombarderos en el Golfo, aún no se ha decidido la fecha exacta para iniciar una operación de bombardeos a gran escala sobre Iraq. Es más: existen notorias divisiones dentro de la Administración Bush sobre el alcance y los objetivos de la guerra [contra Iraq]. Muchos de los socios de la Alianza se muestran reticentes a extender la guerra hacia el Golfo:

“Qué hacer después [de Afganistán] las dimensiones [de la campaña] es lo que se está discutiendo ahora mismo ­ eso es lo que Bagdad está discutiendo en estos momentos”, según declaraciones de un responsable del Pentágono. “Es una discusión interna en el Pentágono, y entre los diferentes departamentos. Nuestros políticos piensan en Iraq. Lo que nosotros nos estamos preguntando es, ¿vamos a empezar antes de lo que todo el mundo espera, o no?” [3]

Los ataques con ántrax

Junto a los denominados “vínculos” entre Osama y Sadam Husein, los ataques con ántrax están siendo utilizados para justificar la extensión de la “campaña internacional contra el terrorismo” a Iraq [Veáse, EEUU prepara la ampliación de los ataques a Iraq implicando a este país en los casos de ántrax, CSCAweb.]. Al tiempo que contribuye a la extensión de diversos rumores sobre los ataques con ántrax, Washington ha señalado a Iraq, Corea del Norte, Irán, Siria y Libia por haber violado los acuerdos internacionales que prohiben las armas bacteriológicas:

“El vicesecretario para el Control de Armamento y Seguridad Internacional John R. Bolton () afirmó que la existencia de un programa de guerra bacteriológica en Iraq está “fuera de toda duda”, y añadió que EEUU sospecha de Corea del Norte, Libia, Irán y Sudán como países que intentan conseguir este tipo de armamento. “EEUU sospecha que Iraq se ha aprovechado de estos tres años en los que no ha habido inspecciones de NNUU para mejorar en todas las fases de su ofensiva del programa de armas biológicas”, afirmó Bolton. “La existencia de un programa [de producción de armas biológicas] en Iraq está fuera de toda duda”. [4]

Tras la difusión de las nuevas suposiciones de la Administración, los medios de comunicación norteamericanos se han embarcado igualmente en una campaña para convencer a la opinión pública de que apoye una operación militar dirigida contra los “Estados patrocinadores del terrorismo internacional”, expresión que implica a uno a más gobiernos del Próximo Oriente.

” (…) con la aparición del ántrax, es útil saber qué es lo que Sadam puede poner sobre la mesa de la guerra bacteriológica”. [5]

La Administración Bush ha dejado claro que, a pesar de todo, no necesita “ninguna prueba sobre los vínculos existentes entre Bagdad y los terroristas del 11 de septiembre” para iniciar una gran campaña de bombardeos contra Iraq. La consejera de Seguridad Nacional, Condoleeza Rice, “aseguró este mismo fin de semana que no hacía falta que existiera dicho vínculo”:

“No necesitábamos lo del 11 de septiembre para saber que Sadam Husein es un hombre muy peligroso”, afirmó Rice. “El mundo y el pueblo iraquí estarían mucho mejor si Sadam Husein no estuviera en el poder en Iraq”. Al mismo tiempo, los medios de comunicación en EEUU están intentando formar un nuevo consenso: Saddam es el eslabón perdido que conduce a los terroristas”. [6]

Los programas de investigación sobre armas secretas de EEUU

No deja de resultar irónico que mientras Washington señala con el dedo a Iraq, las pruebas disponibles confirman de sobra que EEUU ha construido una extenso arsenal de armamento biológico que viola claramente la legalidad y los convenios internacionales. Al tiempo que acusa a Iraq y Corea del Norte de violar los tratados internacionales, EEUU se ha saltado las convenciones internacionales y no ha firmado el Tratado de Armas Tóxicas y Biológicas. Según la Red Suiza de Seguridad y Relaciones Internacionales (Swiss International Relations and Security Network, ISN), una entidad vinculada con el programa ‘Partnership for peace’ de la OTAN,

“EEUU está inmerso en un programa de investigación secreta sobre armas biológicas que, según algunos responsables, pone a prueba los límites del tratado global que prohibe [la fabricación de] tales armas. El tratado de 1972 prohibe desarrollar o adquirir armas que contribuyan a la expansión de enfermedades, pero permite trabajar sobre vacunas y otras medidas de protección”. [7]

Responsables norteamericanos han defendido la “investigación secreta” con el argumento de que es de carácter estrictamente “defensivo” y de que se trata de un programa desarrollado como medio para “replicar los principales pasos que un Estado o un grupo terrorista darían para crear un arsenal biológico”. En otras palabras, el programa tiene el objetivo de “poder comprender mejor la amenaza”. [8]

Según el ISN, los programas secretos de armas biológicas norteamericanos comenzaron durante la era Clinton y “han tenido continuidad con la Administración Bush, que tiene la intención de expandirlos”.

“A principios de año, responsables de la Administración afirmaron que el Pentágono tenía planes para crear mediante técnicas de ingeniería genética una variante supuestamente más potente de la bacteria causante del ántrax, una enfermedad mortal ideal para la guerra bacteriológica ( ). Otros dos proyectos terminados durante la Administración Clinton se centraron en los aspectos mecánicos relativos a la fabricación de armas bacteriológicas. En un programa denominado con el nombre en clave de “Visión clara”, la CIA construyó y probó un modelo de bomba bacteriológica de diseño soviético que, según temían algunos responsables de la agencia, estaría vendiéndose en el mercado internacional. Según responsables de inteligencia, la bomba de la CIA carecía de ciertas partes que no la hacían operativa”. [9]

Tengamos en cuenta que las iniciativas norteamericanas de contar con armas biológicas nacen “con la mejor de las intenciones”. Según declaraciones oficiales, la intención es impedir que “Estados dictatoriales” utilicen la guerra bacteriológica:

“Responsables del Pentágono aseguraron que el proyecto demostró la facilidad con la que un Estado terrorista o un Estado dictatorial podrían construir una planta en la que se podrían producir kilos y kilos de gérmenes mortales.. Todos los proyectos eran “plenamente consistentes” con el tratado de prohibición de armas biológicas y eran necesarios para proteger a los norteamericanos contra un peligro creciente, según afirmó un responsable de la Administración Bush”. El tratado, según otro responsable, permite a EEUU investigar con microbios y gérmenes “para protección y defensa”. [10]

EEUU, contra el Tratado de Armas Tóxicas y Biológicas

Según Proyecto Sunshine, una ONG dedicada a la prohibición de armamento biológico, EEUU ha venido promoviendo “un plan para terminar con los controles internacionales sobre las armas biológicas”. La propuesta norteamericana se anunció pocos días después de los bombardeos sobre Afganistán:

“[El plan norteamericano] es un ataque directo contra el artículo fundamental del Tratado de Armas Tóxicas y Biológicas, ya que propone un cambio en el ámbito del control armamentísitico que de hecho eliminaría todos los obstáculos para el desarrollo, adquisición, y almacenamiento de armamento biológico. Si los gobiernos, incluyendo a una indecisa Europa, no se mueven para poner freno a estas propuestas, terminará dándose luz verde a quienes pretendan desarrollar armas biológicas de carácter ofensivo. ( ) Las propuestas fueron dadas a conocer por primera vez el 11 de octubre en un discurso ante NNUU pronunciado por el Ayudante del Secretario de Estado, Avis Bohlen. Otros responsables norteamericanos se encuentran inmersos en una intensa campaña diplomática que tiene el objetivo de vender sus ideas a países aliados. Lo que EEUU quiere es rediseñar el Artículo I del Tratado de Armas Tóxicas y Biológicas, [un artículo que es] todo un logro, único en el derecho internacional, que prohibe una categoría de armamento como tal, todos los agentes biológicos y toxinas que puedan ser utilizados con intenciones hostiles.
(…)
El objetivo norteamericano al destruir esta valiosa base es permitir la estratificación de las armas biológicas y su división entra las “buenas” y las “malas”. Lo cual permitiría a EEUU seguir trabajando con un número de armas biológicas que todavía se están desarrollando, incluyendo hongos destructores de cosechas (el llamado “agente verde”), el trabajo que desarrolla el Pentágono sobre las denominadas “armas no letales” para controlar (en palabras del ejército de EEUU) a “civiles potencialmente hostiles”, o los superinsectos genéticamente modificados de la Marina norteamericana que pueden engullir materiales como el plástico, el combustible para aviones, la goma, o el asfalto”. [11].

Legislación ‘antiterrorista’ frente a derecho internacional

La iniciativa norteamericana de acabar con el control internacional de las armas biológicas es consistente con la legislación “antiterrorista” propuesta por la Administración Bush:

“Además de desmantelar el Artículo I del Tratado, el ataque de EEUU contra el control de armamento biológico incluye otra peligrosa propuesta que tiene como objetivo desviar la atención del control de armas y prevención de las armas biológicas. En lugar de detener el desarrollo de este tipo de armas, EEUU promueve una forma de jurisdicción extraterritorial que hará que los esfuerzos internacionales se concentren en castigar la utilización criminal de algunos tipos de armamento biológico. Ello resultaría en la abrogación de la jurisprudencia doméstica a favor de la aplicación de la legislación norteamericana en el extranjero, con conflictos por extradición (o secuestros) y juicios de cara a la galería en un momento en que EEUU intenta vengar los ataques terroristas [del 11-S]”. [12]

Notas:
1. Sunday Mail, 25 de noviembre de 2001.
2. The New York Times, 27 de Noviembre de 2001.
3. Village Voice, 27 de Noviembre de 2001.
4. Washington Post, 19 de Noviembre de 2001.
5. Washington Times, 25 de octubre de 2001.
6. Ibid.
7. http://www.isn.ethz.ch/infoservice/index.cfm?service=cwn&parent=special138
8. Ibid.
9. Ibid.
10. Ibid.
11. http://www.sunshine-project.org
12. Ibid.

Traducciòn: CSCAweb.


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About the author:

Michel Chossudovsky is an award-winning author, Professor of Economics (emeritus) at the University of Ottawa, Founder and Director of the Centre for Research on Globalization (CRG), Montreal, Editor of Global Research. He has undertaken field research in Latin America, Asia, the Middle East, sub-Saharan Africa and the Pacific and has written extensively on the economies of developing countries with a focus on poverty and social inequality. He has also undertaken research in Health Economics (UN Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC), UNFPA, CIDA, WHO, Government of Venezuela, John Hopkins International Journal of Health Services (1979, 1983) He is the author of 13 books including The Globalization of Poverty and The New World Order (2003), America’s “War on Terrorism” (2005), The Globalization of War, America’s Long War against Humanity (2015). He is a contributor to the Encyclopaedia Britannica. His writings have been published in more than twenty languages. In 2014, he was awarded the Gold Medal for Merit of the Republic of Serbia for his writings on NATO’s war of aggression against Yugoslavia. He can be reached at [email protected]

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