Los cubanos responden con inteligencia a las nuevas realidades
Salim Lamrani es un estudioso de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Explica las razones del prestigio de Fidel Castro y de la importancia del líder de la revolución en una sociedad en mutación.
Estudioso de Cuba, usted acaba de publicar un libro sobre Fidel Castro (1). ¿Sería posible caracterizar la trayectoria de este hombre, de quien hasta sus detractores reconocen la estatura?
Salim Lamrani: En mi opinión, tres facetas caracterizan al personaje de Fidel Castro. Primero es el arquitecto de la soberanía nacional que realizó el sueño del Apóstol y Héroe Nacional José Martí de una Cuba independiente y que devolvió su dignidad al pueblo de la isla. Luego es el reformador social que defendió la causa de los humildes creando una de las sociedades menos injustas del Tercer Mundo. Por otra parte es el internacionalista que extendió una mano generosa a los pueblos necesitados y que ubicó la solidaridad y la integración en el centro de la política exterior de Cuba.
¿Cómo se explica su prestigio en Cuba y en el mundo?
SL: Fidel Castro es un personaje controvertido en Occidente porque los medios presentan de él una imagen caricatural. En cambio es plebiscitado por los pueblos de América Latina y del Tercer Mundo que lo consideran un símbolo de resistencia a la opresión y un defensor de la aspiración de los países del Sur a la independencia, a la soberanía y a la autodeterminación. Es un rebelde mítico que entró en vida en el Panteón de los grandes libertadores del continente americano. El antiguo guerrillero de la Sierra Maestra vio su prestigio superar las fronteras continentales para convertirse en el arquetipo del antimperialismo del siglo XX y el vector de un mensaje universal de emancipación.
Los medios occidentales no han logrado entender la importancia histórica de Fidel Castro en el mundo. Desde Martí ningún otro personaje ha simbolizado con tanta fuerza las aspiraciones del pueblo cubano a la soberanía nacional, a la independencia económica y a la justicia social. Fidel Castro es un símbolo de orgullo, de dignidad, de resistencia y de lealtad a los principios. El líder histórico de la Revolución Cubana tomó las armas para defender a los oprimidos y reivindicó sus derechos a una vida decente.
Cuando se retiró de la vida política en 2006, muchos comentaristas predijeron el fin de la Revolución Cubana y estimaron que ésta no sobreviviría a la ausencia de Fidel Castro. ¿Cuál es la realidad diez años después?
SL: El error que cometen muchos observadores es pensar que el proceso revolucionario cubano descansa en los hombros de un solo hombre, Fidel Castro. Ahora bien, la Revolución ha sido edificada por varias generaciones de cubanos. Hoy día, las instituciones son fuertes en Cuba y muchos cuadros han tomado el relevo tras el retiro progresivo de la generación histórica. Ningún cataclismo ocurrió en Cuba tras el retiro de Fidel Castro en 2006 porque el pueblo de la isla tiene una gran conciencia política y está apegado a su independencia, su sistema político y su modelo social.
Cuando se anunció el fallecimiento de Fidel Castro, un inmenso sentimiento de tristeza invadió a los cubanos porque perdieron a su guía moral, a su brújula política, el que siempre estuvo en primera línea para defender el derecho de su pueblo a la autodeterminación. Fidel Castro deja como legado una idea justa y generosa: la de una lucha continua por la dignidad de los desheredados, de un reparto más equitativo de las riquezas y de una solidaridad inquebrantable con los pueblos que luchan por una vida mejor.
¿Qué espacio ocupaba Fidel Castro en la sociedad cubana en plena mutación desde que se retiró del poder?
SL: Fidel Castro se definió como un “soldado de las ideas”. Era de alguna forma el padre espiritual del pueblo cubano, el sabio a quien se consultaba para las decisiones estratégicas por su inmensa experiencia. Fidel Castro fue hasta su último aliento un observador atento de la sociedad cubana y del mundo y expresó una gran preocupación frente al cambio climático y a la amenaza nuclear.
¿Qué pensaba de la normalización de las relaciones con Estados Unidos?
SL: Conviene recordar la verdad histórica. Desde el triunfo de la Revolución cubana en 1959, Fidel Castro expresó su deseo de mantener relaciones cordiales y apaciguadas con Estados Unidos por razones de principios y por consideraciones pragmáticas. A cambio Washington debía respetar tres principios fundamentales y no negociables: la igualdad soberana entre los Estados, la reciprocidad y la no injerencia en los asuntos internos.
Mientras Cuba extendió un ramo de olivo a su vecino, Washington respondió imponiendo sanciones económicas implacables que infligen todavía intolerables sufrimientos al pueblo cubano. Luego el presidente Kennedy organizó la invasión de Bahía de Cochinos en 1961 y amenazó a la isla de desintegración nuclear durante la crisis de los misiles en 1961. La CIA multiplicó los atentados terroristas contra Cuba que costaron la vida a 3.478 personas e infligieron secuelas permanentes a otras 2.099. Desde 1959 Estados Unidos lleva una guerra política, diplomática y mediática continua contra Cuba.
Es entonces necesario recordar que el conflicto que opone Washington a La Habana es asimétrico, pues la hostilidad es unilateral. Son los Estados Unidos los que imponen sanciones a Cuba, los que ocupan ilegalmente una parte del territorio cubano (Guantánamo), los que financian a una oposición interna en Cuba y los que buscan conseguir un cambio de régimen.
Barack Obama reconoció que la política de Estados Unidos hacia Cuba era obsoleta e injusta y decidió establecer un diálogo con Raúl Castro. Fidel Castro, quien obró tanto por la paz en el mundo, desde luego estaba a favor de la resolución pacífica del diferendo que opone Washington a La Habana, aunque no se hacía ilusiones sobre las verdaderas intenciones del vecino del norte.
Raúl Castro anunció que no se volvería a presentar a su cargo en 2018, lo que significa en definitiva el fin de la “generación histórica”. ¿Cómo se considera este cambio político?
SL: Los cubanos saben desde hace varios años que Raúl Castro pondrá término de modo definitivo a su carrera política en 2018. Tienen entonces que hacer frente a tres retos de primera magnitud: el cambio generacional a la cabeza del país, la actual reforma del modelo económico y la nueva relación con Estados Unidos. Pero la Historia ha demostrado que los cubanos siempre responden con inteligencia a las nuevas realidades y que están apegados al zócalo de valores que cimientan la Revolución Cubana.
Desde 2009 la isla está involucrada en un proceso de reformas económicas estructurales ¿Acaso entran en contradicción con los ideales que han prevalecido hasta ahora y que Fidel Castro defendió hasta su muerte?
SL: Fidel Castro brindó su apoyo total al proceso de actualización del modelo económico en Cuba porque era necesario. “Revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado”, dijo en su famosa definición del concepto enunciada el 1 de mayo de 2000. No hay ninguna renuncia a los ideales del socialismo. El Estado mantiene el control de los medios de producción y de los sectores estratégicos. El nuevo modelo económico, aunque introduce algunos mecanismos de mercado, sigue basado en la planificación socialista a todos los niveles y la empresa de Estado socialista es la forma principal en la economía nacional. El país se abre a las inversiones extranjeras –con el objetivo de atraer los capitales indispensables para el desarrollo de la nación– mediante empresas mixtas, en las que el Estado cubano dispone siempre de una mayoría de al menos el 51%.
Así, el nuevo modelo económico cubano, basado en la planificación, una política de precios centralizada, la prohibición de concentración de riqueza, un salario mínimo y un salario máximo y la protección de todas las categorías de la población, particularmente de las más vulnerables (no hubo despidos masivos), es indudablemente socialista. Pero se adapta a su época basándose en la filosofía de José Martí, héroe nacional cubano, según el cual “el primer deber del hombre es ser un hombre de su tiempo”. Tiene como objetivo alcanzar una mayor eficiencia económica, luchar contra la burocracia y la corrupción, preservar las conquistas sociales de la Revolución Cubana, reforzar la República Social y mejorar el bienestar material y espiritual de todos los cubanos.
Texto em francés :
Salim Lamrani : « Les Cubains répondent avec intelligence aux nouvelles réalités »
(1) Fidel Castro, héros des déshérités, Paris, Editions Estrella, 2016.
Fuente original: http://www.humanite.fr/salim-lamrani-les-cubains-repondent-avec-intelligence-aux-nouvelles-realites-627287
*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, ¡palabra a la defensa!, Hondarribia, Editorial Hiru, 2016.
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