La paz vence al espanto en Palmira, Siria
La antigua ciudadela de Palmira, situada en el oasis de Afqa y en medio del desierto, es hoy el escenario de los esfuerzos por rescatar la paz y preservar las evidencias de la memoria histórica de Siria.
Desde la segunda ofensiva del Ejército sirio, milicias aliadas y la aviación de Rusia, la zona fue recapturada y es objeto de un vasto programa de desminado y estudios previos para su conservación tras el establecimiento militar de límites geográficos seguros.
Entre el 2016 y el 2017, cuando fue retomada por última vez, Prensa Latina recorrió la ciudad y la empedrada vía de casi un kilómetro desde la zona más moderna hasta la histórica, Patrimonio de la Humanidad desde 1980.
Los tres recorridos en ese espacio de tiempo permitieron apreciar y recoger testimonios, valoraciones e imágenes sobre los duros enfrentamientos contra el Estado Islámico, Daesh por su acrónimo en árabe.
La última estancia en marzo de horas apresuradas y sin pérdida de tiempo resultó una muestra de que en esta ocasión los yihadistas fueron atacados desde los flancos norte y sur, con rapidez y eficacia combativa y sin darles oportunidad para reagrupamientos de fuerzas o fortificaciones seguras.
Tal y como explicó el teniente coronel sirio Samir Mouhamad, esta vez los flancos fueron asegurados y se evitó que el habitual empleo de coches bombas con suicidas del Daesh colapsara las defensas como en diciembre, entre otros detalles.
Esta vez, las operaciones militares de aseguramiento se extienden más allá de la localidad y permitieron la recuperación de áreas a más de 20 kilómetros de distancia como en Al Mustadira, Nabal al Mazar y cerca de Sujna.
Datos precisos confirmaron además que en los más recientes combates fue eliminado Abu Hamidj, uno de los cabecillas del Daesh, encargado de la sistemática destrucción de los milenarios monumentos palmireños.
Actualmente junto a militares sirios más de 150 especialistas rusos, unidades de la Policía Militar de ese país y perros especialmente entrenados ejecutan intensas labores en una zona de más de 900 hectáreas alrededor de la ciudadela.
La apresurada retirada de los terroristas impidió que lograran ampliar los daños ocasionados esta vez al proscenio del milenario teatro y la más de media docena de columnas que le rodean, según las últimas comprobaciones en el terreno y de imágenes satelitales.
En las dos ocasiones en que los terroristas irrumpieron en Palmira, el anfiteatro mencionado fue escenario para la brutal ejecución de 25 soldados sirios, el asesinato a mansalva de más de 400 ciudadanos, incluidos niños, y del veterano arqueólogo y director del museo de la ciudad, Khaled Assad.
Ahora el esfuerzo se centra en devolver la paz a la localidad, a la cual han regresado cerca de cuatro mil personas, cuya presencia y ánimo permiten suponer que el espanto de una guerra impuesta a Siria es posible de superar.
Pedro García Hernández