La “guerra contra el terrorismo” de Trump: ¿Persiguiendo a los “servicios de inteligencia” de EE.UU.?

El presidente Donald Trump se ha comprometido a eliminar el terrorismo de la faz de la Tierra. A la vez que ha prohibido a los musulmanes ingresar a territorio estadounidense, Trump ha catalogado al “terrorismo islámico” como una amenaza para el “mundo civilizado”.  

Esta gran promesa se sustenta también en la construcción de “alianzas” con varios países alrededor de una causa común:

“Vamos a reforzar las antiguas alianzas y formar otras nuevas y unir al mundo civilizado contra el terrorismo islámico radical que vamos a erradicar de la faz de la Tierra“.

¿Cuál es la diferencia? Déjà vu. ¿Habrá continuidad respecto a la política exterior de George W. Bush y Barack Obama?

Trump está utilizando palabras similares y concepciones familiares (el mundo civilizado, las naciones aliadas, etc.) tal y como lo hicieron sus predecesores en la Casa Blanca. Su declaración en relación al “terrorismo islámico” guarda un agudo parecido con respecto al guión con el que se redactó cuidadosamente el histórico discurso pronunciado por George W. Bush en el Congreso de Estados Unidos el 20 de septiembre de 2001, nueve días después de los ataques del 11 de septiembre:

Cada nación, en cualquier lugar, debe ahora que tomar una decisión. O están con nosotros, o están con los terroristas. A partir de ahora en adelante, cualquier nación que continúe albergando o apoyando el terrorismo será considerada por Estados Unidos como un régimen hostil.

“Nuestra guerra contra el terrorismo comienza con Al-Qaeda, pero no termina allí. Y no terminará hasta que se hayan localizado todos los grupos terroristas de alcance mundial, detenido y derrotado…” (Casa Blanca, el 20 de septiembre de 2001).

 ¿Cómo será la “guerra contra el terrorismo” implementada por Trump?

En buena medida, Trump ha respaldado el consenso prevaleciente de los neoconservadores, que [básicamente] presenta la guerra contra el terrorismo bajo un aparente esfuerzo humanitario (‘Responsibility to Protect’, esto es, bajo la bandera de “responsabilidad de proteger”).

Bajo la administración Trump, la doctrina de la “guerra contra el terrorismo” no sufre ningún cambio: Tanto Bush como Obama se comprometieron a librar la “guerra global contra el terrorismo” (GWOT, por sus siglas en inglés), lanzada inmediatamente después al 11 de septiembre de 2011. Por otra parte, la “guerra contra el terrorismo” se ha venido arraigando profundamente tras el 11 de septiembre, tanto en la doctrina militar de Estados Unidos, como en su [concepción de] seguridad nacional.

De esta manera, Trump se ha subido al carro de la guerra falsa contra el terrorismo de George W. Bush y Obama, que consiste esencialmente en apoyar a los terroristas, fomentando alianzas políticas con los países que patrocinan y financian el “terrorismo islámico” de forma directa.

La tortura de los “servicios de inteligencia” de EE.UU.

La “guerra contra el terrorismo” de Trump es defendida como una “santa cruzada” contra el Islam radical. Él ve a los musulmanes como una amenaza para el cristianismo y la civilización occidental. A su vez, Mike Pompeo, designado por Trump para hacerse cargo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), considera la “guerra global contra el terrorismo” como una “guerra entre el Islam y el cristianismo”.

Desde el comienzo de su mandato, Trump restableció la tortura, incluyendo el ahogamiento simulado, que será utilizado en contra de presuntos terroristas musulmanes. El objetivo, según él, es “mantener seguro a nuestro país”.

“Cuando están disparando, cuando están cortando las cabezas de nuestro pueblo y las de otras personas, cuando en el Medio Oriente cortan las cabezas que luego resultan ser de cristianos, cuando ISIS está cometiendo cosas de las que nadie ha oído hablar desde los tiempos de la Edad Media, acaso sería firme en cuanto al ahogamiento simulado?”

En lo que a mí respecta, tenemos que combatir el fuego con fuego….La respuesta es sí, por supuesto…

Al mismo tiempo, los informes sugieren que Trump ha ordenado volver a habilitar las prisiones secretas de la CIA, lugares “donde fueron cometidos muchos de los abusos más terribles del programa de tortura de la CIA posteriores al 11 de septiembre”.

¿Ha disminuido la guerra de la CIA contra Trump?

Trump está convencido de su propia propaganda, es decir, considera que las organizaciones terroristas islámicas constituyen una amenaza para la seguridad de la “civilización occidental”.

Esto revela una falta de conocimiento y entendimiento de la historia de Al-Qaeda y el papel decisivo de la CIA en apoyar –secretamente– el “terrorismo islámico” a partir de los momentos más álgidos de la guerra afgano-soviética. En este sentido, Trump parece completamente incapaz de concebir que Al-Qaeda sea patrocinada por los servicios de inteligencia de Estados Unidos y que la “guerra global contra el terrorismo” sea una mentira.

Por ello, es muy poco probable que Trump vaya a librar una “guerra verdadera contra el terrorismo” confrontando el aparato militar y de inteligencia que apoyan –secretamente– el terrorismo islámico. Esto [aparato militar] está confirmado por los servicios de inteligencia de Estados Unidos, el Pentágono, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), así como el MI6 del Reino Unido y el Mossad de Israel, entre otros.

Por otro lado, varios de los aliados de Estados Unidos como Arabia Saudita, Qatar, Pakistán y Turquía (en estrecha relación con Washington) estuvieron implicados en el reclutamiento, la capacitación y la financiación de los terroristas. Los terroristas son ellos mismos. No lo olvidemos, Al-Qaeda es una creación de la CIA que data de los tiempos de la guerra afgano-soviética.

Trump ha adoptado el consenso de los neoconservadores. Por otra parte, Trump no ha adoptado una postura en contra de la campaña de bombardeos contra el terrorismo lanzada por Obama en 2014, aparentemente para atacar los bastiones de ISIS en Siria e Irak.

Bajo la administración Trump, el consenso dentro de la comunidad de inteligencia que usa la “guerra global contra el terrorismo” como una herramienta de destrucción y desestabilización, sigue en pie. Mientras lanzan una campaña contra el terrorismo islámico, Estados Unidos y sus aliados operan como los “patrocinadores estatales del terrorismo”.

La tortura como instrumento de propaganda

A su vez, los servicios de inteligencia de Estados Unidos ejecutan actos de tortura. Pero de estas prácticas no se habla. La tortura es un instrumento diabólico de la propaganda orientada a influir en la opinión pública.

La tortura es defendida por Trump presentándola como un instrumento de tipo humanitario, como un medio para proteger a los estadounidenses contra los “terroristas musulmanes” que amenazan a la Patria.

Michel Chossudovsky

Artículo original en inglés:

Islamophobie

Trump’s “War on Terrorism”: Going After America’s “Intelligence Assets”?, publicado el 27 de enero de 2017.

Traducido por Ariel Noyola Rodríguez para el Centro de Investigación sobre la Globalización (Global Research).


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About the author:

Michel Chossudovsky is an award-winning author, Professor of Economics (emeritus) at the University of Ottawa, Founder and Director of the Centre for Research on Globalization (CRG), Montreal, Editor of Global Research. He has undertaken field research in Latin America, Asia, the Middle East, sub-Saharan Africa and the Pacific and has written extensively on the economies of developing countries with a focus on poverty and social inequality. He has also undertaken research in Health Economics (UN Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC), UNFPA, CIDA, WHO, Government of Venezuela, John Hopkins International Journal of Health Services (1979, 1983) He is the author of 13 books including The Globalization of Poverty and The New World Order (2003), America’s “War on Terrorism” (2005), The Globalization of War, America’s Long War against Humanity (2015). He is a contributor to the Encyclopaedia Britannica. His writings have been published in more than twenty languages. In 2014, he was awarded the Gold Medal for Merit of the Republic of Serbia for his writings on NATO’s war of aggression against Yugoslavia. He can be reached at [email protected]

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