La desestabilización de Pakistán

El asesinato de Benazir Bhutto ha creado unas condiciones que contribuyen a la actual desestabilización y fragmentación de Pakistán como una nación.

Ha quedado roto el proceso de “cambio de régimen” respaldado por Estados Unidos, proceso que normalmente consiste en volver a crear con nuevos dirigentes un gobierno aliado fresco. Desacreditado a los ojos de la opinión pública paquistaní, el general Pervez Musharaf no puede permanecer en el asiento del poder político. Pero, al mismo tiempo, aunque se celebraran las fraudulentas elecciones programadas para enero de 2008 apoyadas por la “comunidad internacional”, no serán aceptadas como legítimas, con lo que se creará un impasse político.

Existen indicios de que los altos cargos estadounidenses habían previsto el asesinato de Benazir Bhutto:

“Durante meses se ha sabido que la administración Bush-Cheney y sus aliados han estado maniobrando para fortalecer su control político de Pakistán, preparando así el camino para la expansión y profundización de la “guerra contra el terrorismo” por toda la zona.

Diferentes planes estadounidenses de desestabilización, conocidos desde hacía meses por los responsables políticos y analistas, fueron propuestos a los altos mandos del ejército…

Parece que se había previsto el asesinato de Bhutto. Mucho antes de que se produjeran los intentos actuales, incluso había informes acerca de “charlas” entre los responsables estadounidenses acerca del posible asesinato o bien de Pervez Musharraf o bien de Benazir Bhutto [1].

Impasse político

Un “cambio de régimen” con vistas a asegurar la continuidad bajo el dominio militar ya no es la idea central de la política exterior estadounidense. El régimen de Pervez Musharraf no puede prevalecer: el rumbo de la política exterior de Washington es promover activamente la fragmentación política y la balcanización de Pakistán como nación.

Se ha previsto un nuevo liderazgo político, pero lo más probable es que adopte una forma muy diferente respecto a los anteriores regímenes respaldados por Estados Unidos. Es de esperar que Washington presione para que haya un liderazgo político dócil, que no esté comprometido con los intereses nacionales, un liderazgo que sirva a los intereses imperiales al tiempo que bajo el disfraz de la “descentralización” contribuya simultáneamente al debilitamiento del gobierno central y a la fractura de la frágil estructura federal de Pakistán.

El impasse político es deliberado. Forma parte de la agenda de política exterior que está desarrollando Estados Unidos, que favorece la alteración y desorganización de las estructuras del Estado paquistaní. El gobierno indirecto del ejército y del aparato de inteligencia paquistaní tiene que ser sustituido por unas formas de interferencia estadounidense más directas, incluyendo una amplia presencia militar estadounidense dentro de Pakistán. Esta amplia presencia militar también está dictada por la situación geopolítica en Oriente Próximo-Asia central y los actuales planes de Washington de ampliar la actual guerra en Oriente Próximo a una zona mucho mayor.

Estados Unidos tiene varias bases militares en Pakistán. Controla el espacio aéreo del país. Según un reciente informe, “se espera que las fuerzas especiales estadounidenses aumenten considerablemente su presencia en Pakistán, como parte de una campaña para adiestrar y apoyar a fuerzas contra-insurgentes indígenas y a unidades contra-terroristas clandestinas” (William Arkin, Washington Post, diciembre de 2007).

La justificación y el pretexto oficial para una mayor presencia militar en Pakistán es ampliar la “guerra contra el terrorismo”. Simultáneamente, para justificar su programa contra-terrorista, Washington también está reforzando su apoyo encubierto a los “terroristas”.

La balcanización de Pakistán

Ya en 2005 un informe del Consejo de Inteligencia Nacional (NIC, por sus siglas en inglés) estadounidense y de la CIA preveía “un destino igual al de Yugoslavia” para Pakistán “en una década en la que el país esta dividido por la guerra civil, el derramamiento de sangre y las rivalidades inter-provinciales, como se ha visto recientemente en Baloquistán” (Energy Compass, 2 de marzo de 2005). Según el NIC-CIA, para 2015 está previsto que Pakistán se convierta en un “Estado fracasado”, “ya que se verá afectado por la guerra civil, la completa talibanización y la lucha por el control de sus armas nucleares” (Cita del ex-Alto Comisionado en Pakistán en Reino, Wajid Shamsul Hasan, Times of India, 13 de febrero de 2005):

“Las incipientes reformas democráticas producirán pocos cambios ante la oposición de una elite política muy arraigada y los partidos radicales islámicos. En un clima de continua agitación interna el control del gobierno central probablemente quedará reducido al centro punjabi y al centro económico de Karachi”, según palabras del ex-diplomáticos citadas en el informe del NIC-CIA.

Expresando su temor, Hasan preguntaba: “¿están trabajando nuestros dirigentes militares en una agenda similar o en algo que se les ha expuesto en las diferentes valoraciones hechas en los últimos años por informes del NIC en colaboración con la CIA?” (Ibid)

La continuidad, caracterizada por el papel dominante del ejército y de la inteligencia paquistaní, se ha abandonado en favor de la desintegración política y la balcanización. Según el escenario del NIC-CIA que Washington pretende llevar a cabo: “Pakistán no se recuperará fácilmente de décadas de mala administración política y económica, de políticas de división, anarquía, corrupción y desavenencias étnicas” (Ibid).

El rumbo estadounidense consiste en fomentar las divisiones sociales, étnicas y entre las facciones, y la fragmentación política, incluyendo la ruptura territorial de Pakistan. Este rumbo de acción también está dictado por los planes estadounidense en relación tanto a Afganistán como a Irán.

La agenda estadounidense para Pakistán es similar a la aplicada a la más amplia zona de Oriente Próximo de Asia central. La estrategia estadounidense, respaldada por operaciones encubiertas de la inteligencia, consiste en provocar conflictos étnicos y religiosos, en instigar y financiar movimientos secesionistas al tiempo que en debilitar también las instituciones del gobierno central.

El objetivo más amplio es fracturar la nación Estado y rediseñar las fronteras de Iraq, Irán, Siria, Afganistán y Pakistán.

Las reservas de petróleo y gas de Pakistán

Las amplias reservas de gas y petróleo de Pakistán, localizadas principalmente en la provincia de Baloquistán, así como sus corredores de oleoductos son considerados estratégicos por la alianza británico-estadounidense, lo que requiere la militarización simultánea del territorio paquistaní.

Baloquistán comprende más del 40% del territorio de Pakistán, posee importantes reservas de petróleo y gas natural así como amplios recursos minerales.

Se ha previsto que el corredor del oleoducto Irán-India pase por Baloquistán. Baloquistan posee también un profundo puerto marítimo financiado mayoritariamente por China situado en Gwadar, en el Mar de Omán, no lejos del Estrecho de Hormuz donde se mueve el 30 % del suministro mundial diario de petróleo por barco o por oleoducto (Asia News.it, 29 de diciembre 2007)

Se calcula que Pakistán tiene unas reservas de 25.1 billones de pies cúbicos de reservas demostradas de gas, de las cuales 19 billones están situados en Baloquistán. Entre los contratistas extranjeros de gas y petróleo en Baloquistán están BP, la italiana ENI, la austriaca OMV y la australiana BHP. Vale la pena señalar que las compañías estatales paquistaníes de gas y petróleo, incluyendo la PPL, que tiene la mayor participación en los campos de petroleo de Sui en Baloquistán, están en proceso de privatización bajo supervisión del FMI-Banco Mundial.

Según el Oil and Gas Journal (OGJ), Pakistán tiene unas reservas demostradas de petróleo de 300 millones de barriles, la mayoría de los cuales están localizados en Baloquistán. Otros cálculos consideran que las reservas petrolíferas de Baloquistán ascienden a seis billones de barriles tanto el en mar como en el interior [2] .

Apoyo encubierto a los separatistas de Baloquistán

Las reservas estratégicas de Baloquistán tienen su importancia en la agenda separatista. Siguiendo un modelo consabido, hay indicios de que la insurgencia en Baloquistán está siendo respaldada e instigada por británicos y estadounidenses.

El movimiento de resistencia nacional baloquí data de finales de los años cuarenta cuando Baloquistán fue invadido por Pakistán. En el actual contexto geopolítico, el movimiento separatista está en proceso de ser secuestrado por potencias extranjeras.

Supuestamente la inteligencia británica está proporcionando apoyo encubierto a los separatistas de Baloquistán (que desde el principio han sido reprimidos por el ejército paquistaní). En junio de 2006 el Comité de Defensa del Senado de Pakistán acusó a la inteligencia británica de “instigar la insurgencia en la provincia limítrofe a Irán” [Baloquistán] (Press Trust of India, 9 de agosto de 2006). Diez parlamentarios británicos se vieron implicados en una sesión a puerta cerrada del Comité de Defensa del Senado referente al supuesto apoyo del Servicio Secreto británico a los separatistas de Baloquistán (Ibid). También son relevantes informes del apoyo por parte de la CIA y del Mossad a los rebeldes baloquíes en Irán y sur de Afganistán.

Parece ser que los británicos y estadounidenses están apoyando a ambos bandos. Estados Unidos está suministrando aviones F-16 al ejército paquistaní, que se están utilizando para bombardear pueblos en Baloquistán. Al mismo tiempo, el supuesto apoyo británico al movimiento separatista (según el Comité de Defensa del Senado) contribuye a debilitar al gobierno central.

El objetivo declarado del contra-terrorismo estadounidenses es proporcionar apoyo encubierto así como adiestramiento a “Ejércitos de Liberación” con el objetivo en última instancia de desestabilizar gobiernos. En Kosovo el adiestramiento del Ejército de Liberación de Kosovo (KLA, por sus siglas en inglés) fue confiado a una compañía privada de mercenarios, Military Professional Resources Inc (MPRI), bajo contrato del Pentágono.

El Ejército de Liberación de Baloquistán (BLA, por sus siglas en inglés) tiene un astuto parecido con el KLA de Kosovo, que fue financiado con el tráfico de drogas, y apoyado por la CIA y los servicios de inteligencia alemanes, el Bundes Nachrichten Dienst (BND).

El BLA emergió poco tiempo después del golpe militar de 1999. No tiene relación tangible con el movimiento de resistencia baloquí, que se desarrolló desde finales de los años cuarenta. Un aura de misterio rodea a los dirigentes del BLA.

  

 En rosa la población baloquí en rosa, en Irán, Pakistán y sur de Afganistán

Washington está a favor de la creación de un “Gran Baloquistán” que integraría las zonas baloquíes de Pakistán con las de Irán y, posiblemente, el extremo sur de Afganistán (Véase el mapa más arriba), lo que llevaría al proceso de fracturar políticamente tanto Irán como Pakistán.

“Estados Unidos está utilizando el nacionalismo baloquí para organizar una insurgencia dentro de la provincia iraní de Sistán-Baloquistán. La “guerra contra el terrorismo” en Afganistán proporciona un útil telón de fondo para el ascendiente de la militancia baloquí” [3].

En un artículo del número de junio de 2006 del The Armed Forces Journal el estudioso militar teniente coronel Ralph Peters sugería en términos no inciertos que se debería romper Pakistán, lo que llevaría a la formación de un país diferente, el “Gran Baloquistán” o el “Baloquistán Libre” (véase mapa más abajo). Éste incluiría las provincias baloquíes paquistaní e iraní en una única entidad política.

A cambio, según Peters, la Provincia Fronteriza Noreste de Pakistan se debería incorporar a Afganistán “debido a sus afinidades lingüísticas y étnicas”. Esta propuesta de fragmentación, que refleja ampliamente la política exterior estadounidense, reduciría el territorio paquistaní a aproximadamente el 50% de su superficie actual (véase el mapa abajo). Pakistán perdería también gran parte de su línea costera en el Mar de Omán.

Aunque el mapa no refleja oficialmente la doctrina del Pentágono, ha sido utilizado por oficiales militares de alto grado en la Escuela de Defensa de la OTAN. Es muy probable que, al igual que otros mapas similares, este mapa haya sido utilizados tanto en la Academia Nacional de Guerra como en circulos de planificación militar [4].

“El último destino del teniente coronel Peters antes de retirarse de la Oficina del vice-jefe del Estado Mayor de Inteligencia, fue en el Departamento de Defensa estadounidense y ha sido uno de los más destacados escritores del Pentágono, autor de numerosos artículos sobre estrategia para diarios militares y sobre política exterior estadounidense” (Ibid)

 

Leyenda del mapa: en negro los países que ganan territorio, en rojo los que pierden y en gris los que no cambian.

  

Hay que indicar que las tendencias secesionistas no se limitan a Baloquistán. Existen grupos separatistas en la provincia de Sindh, que se basan en la oposición al régimen militar dominado por los pujnabíes del general Pervez Musharraf [5].

“Un contundente remedio económico”: Debilitar el gobierno central de Pakistán

Pakistán tiene una estructura federal basada en transferencias provinciales federales. Bajo una estructura fiscal federal, el gobierno central transfiere a las provincias recursos financieros con vistas a mantener programas provinciales. Cuando se congelan estas transferencias, como ocurrió en Yugoslavia en enero de 1999 siguiendo órdenes del FMI, la estructura fiscal federal se desmorona:

“Los ingresos del Estado que deberían haber ido como pagos de transferencia a las repúblicas [de la federación yugoslava] se emplearon en vez de ello para el pago de la deuda de Belgrado. […] Las repúblicas fueron completamente abandonadas a su surte. […] Los recortes de presupuesto que requerían redirigir los ingresos federales al pago de la deuda llevaron a la suspensión de pago de transferencias por parte de Belgrado a los gobiernos de las repúblicas y de las provincias autónomas.

De una sola vez los reformistas habían logrado el desmoronamiento final de la estructura fiscal federal de Yugoslavia y herido de muerte sus instituciones políticas federales. Cortando las arterias financieras entre Belgrado y las repúblicas, las reformas exacerbaron las tendencias secesionistas que se alimentaban tanto de factores económicos como de divisiones étnicas, con lo que prácticamente garantizaron la secesión de facto de las repúblicas”. (Michel Chossudovsky, The Globalization of Poverty and the New World Order, segunda edición, Global Research, Montreal, 2003, capítulo 17.)

No es en absoluto accidental que el informe del NIC-CIA de 2005 predijera para Pakistán “un destino igual al de Yugoslavia” señalando los impactos de la “mala administración económica” como una de las causas de la desintegración política y de la balcanización. La “mala administración económica” es un término utilizado por las instituciones financieras que operan desde Washington para describir el caos que resulta de no atenerse completamente al Programa de Ajuste Estructural del FMI. En realidad, la “mala administración económica” y el caos es el resultado de las prescripciones del FMI-Banco Mundial que invariablemente desencadenan la hiperinflación y precipitan a países endeudados a la extrema pobreza.

Pakistán ha estado sujeto al mismo “remedio económico” mortífero que Yugoslavia: en 1999, inmediatamente después del golpe de Estado que llevó al general Pervez Musharaf al mando del gobierno militar, se impuso a Pakistán un paquete económico del FMI que incluía la devaluación de la moneda y drásticas medidas de austeridad. La deuda externa de Pakistán es del orden de 40 mil millones de dólares estadounidenses. La “reducción de la deuda” por parte del FMI según el paquete económico estaba condicionada a la venta al capital extranjero y a precio de saldo de las empresas estatales más rentables (incluyendo las instalaciones de gas y petróleo en Baloquistán).

El ministro de finanzas de Musharaf fue designado por Wall Street, lo que no es una práctica inusual. A instancias de Wall Street, los dirigentes militates nombraron a un vicepresidente de Citigroup, Shaukat Aziz, que entonces era el director del Global Private Banking de CitiGroup [6]. CitiGroup es una de las mayores instituciones banqueras comerciales extranjeras en Pakistán.

Existen obvias similitudes en la naturaleza de las operaciones encubiertas de inteligencia estadounidenses aplicada país tras país en diferentes partes de los llamados “países en vías de desarrollo”. Estas operaciones encubiertas, incluida la organización de golpes militares, a menudo están sincronizadas con la imposición de reformas macro-económicas del FMI-Banco Mundial. En este sentido, la estructura fiscal federal de Yugoslavia se desmoronó en 1990, lo que llevó a la pobreza generalizada, y acentuó las divisiones étnicas y sociales. La “guerra civil” respaldada por Estados Unidos y la OTAN que empezó a mediados de 1991 consistió tanto en codiciar grupos islámicos como en canalizar un apoyo encubierto a ejércitos paramilitares separatistas en Bosnia, Kosovo y Macedonia. EL NIC y la CIA han previsto para Pakistán un escenario de “guerra civil” similar: desde el punto de vista de la inteligencia estadounidenses, que tiene una larga experiencia en secundar “ejércitos de liberación”, la “Gran Albania” es a Kosovo lo que el “Gran Baloquistán” es a la provincia sudeste de Pakistán de Baloquistán. De forma similar, el Ejército de Liberación de Kosovo es el modelo elegido por Washington para reproducirlo en la provincia de Baloquistán.

El asesinato de Benazir Bhutto

Benazir Bhutto fue asesinada en Rawalpindi, la cual no es una ciudad ordinaria. Rawalpindi es una ciudad militar sede del cuartel general de las Fuerzas Armadas y de la Inteligencia Militar paquistaníes (ISI, en sus siglas en inglés). Irónicamente, Bhutto fue asesinada en una zona urbana estrechamente controlada y vigilada por la policía militar y las fuerzas de elite del país. Rawalpindi es un hormiguero de agentes de inteligencia del ISI, que invariablemente se infiltra en los mítines políticos. Su asesinato no fue un hecho casual.

Sin prueba alguna y citando fuentes del gobierno paquistaní, los medios de comunicación occidentales destacaron a coro el papel de al-Qaeda, al tiempo que se centraban en la posible implicación del ISI.

Lo que no mencionaban estas interpretaciones es que el ISI continúa desempeñando un papel fundamental en supervisar a al-Qaeda en nombre de la inteligencia estadounidense. Los reportajes de prensa no mencionaron dos hechos fundamentales y bien documentados:

1) el ISI mantiene estrechas relaciones con la CIA. El ISI es prácticamente un apéndice de la CIA.

2) al Qaeda es una creación de la CIA. El ISI proporciona apoyo encubierto a al- Qaeda, y actúa en nombre de la inteligencia estadounidense.

La implicación de al- Qaeda y/o del ISI sugeriría que la inteligencia estadounidense tenía conocimiento del complot de asesinato y/o estaba implicada en él.

 Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos, Rebelión (http://www.rebelion.org/)

Notas:

[1]”Anglo-American Ambitions behind the Assassination of Benazir Bhutto and the Destabilization of Pakistan”, Larry Chin, Global Research, 20 de diciembre de 2007,

http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=7699

[2]”Balochistan: Pakistan’s Nuclear Wasteland Up in Arms”, Ahmar Mustikhan

http://www.ens-newswire.com/ens/oct2006/2006-10-27-insmus.asp

[3]”US ally Musharraf in a tangle over Iran”, M K Bhadrakumar, Global Research, 6 de marzo de 2007, http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=5003

[4] “Plans for Redrawing the Middle East: The Project for a New Middle East”, Mahdi Darius Nazemroaya, Global Research, 18 de noviembre de 2006, http://www.globalresearch.ca/PrintArticle.php?articleId=3882  

[5] “Pakistan’s Baluch insurgency”, Selig S Harrison, Le monde Diplomatique, octubre de 2006

http://mondediplo.com/2006/10/05baluchistan

[6]”Pakistan’s military regime to implement IMF dictates”, Keith Jones, WSWS, 30 de octubre de 1999, http://www.wsws.org/articles/1999/oct1999/pak-o30.shtml

Enlace con el original: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=7705


About the author:

Michel Chossudovsky is an award-winning author, Professor of Economics (emeritus) at the University of Ottawa, Founder and Director of the Centre for Research on Globalization (CRG), Montreal, Editor of Global Research. He has undertaken field research in Latin America, Asia, the Middle East, sub-Saharan Africa and the Pacific and has written extensively on the economies of developing countries with a focus on poverty and social inequality. He has also undertaken research in Health Economics (UN Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC), UNFPA, CIDA, WHO, Government of Venezuela, John Hopkins International Journal of Health Services (1979, 1983) He is the author of 13 books including The Globalization of Poverty and The New World Order (2003), America’s “War on Terrorism” (2005), The Globalization of War, America’s Long War against Humanity (2015). He is a contributor to the Encyclopaedia Britannica. His writings have been published in more than twenty languages. In 2014, he was awarded the Gold Medal for Merit of the Republic of Serbia for his writings on NATO’s war of aggression against Yugoslavia. He can be reached at [email protected]

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