Italia hacia las urnas
Ante la probable convocatoria anticipada a las urnas, el debate político en Italia se centra hoy en el marco legal en el cual se realizarán los comicios y el reagrupamiento de las fuerzas contendientes.
A la instalación de esas prioridades en la agenda política del país, contribuyeron dos acontecimientos ocurridos en las últimas semanas.
Por una parte, la contundente derrota de la propuesta de reforma constitucional en el referendo del 4 de diciembre último, con la consecuente renuncia del entonces primer ministro, Matteo Renzi.
Por la otra, la decisión de la Corte Constitucional de suprimir el procedimiento de segunda vuelta en la normativa electoral vigente para la Cámara de Diputados, con lo cual eliminó un aspecto clave de la ley diseñada para favorecer a los grandes partidos.
El rechazo del electorado a la modificación de la Carta Magna por casi 20 puntos de diferencia (59.11 a 40.89), forzó la renuncia de Renzi y sirvió de argumento a las principales fuerzas opositoras para demandar la relegitimación del Ejecutivo, mediante la realización de elecciones antes de la conclusión del mandato de la actual legislatura, en abril del próximo año.
Contrario a lo anunciado por él en algún momento durante la campaña para la consulta popular, el ex jefe de Gobierno renunció como presidente del Consejo de Ministros, pero se mantuvo al frente del Partido Democrático (PD) con la evidente intención de preservar un papel protagónico en la política del país y retornar al poder tan pronto como fuera posible.
Las aspiraciones de Renzi se sustentan en su creencia, y la de sus seguidores, de que a pesar de la derrota, su liderazgo sigue vigente en un segmento importante del electorado comprendido en el 40 por ciento que votó a favor de su propuesta en el referendo.
Para materializar sus intenciones, el ex primer ministro tendrá que sortear importantes escollos dentro de su propio partido, donde comienzan a aparecer figuras de la denominada ‘minoría de izquierda’ dispuestas a retar su liderazgo en un congreso de la organización antes de los comicios.
La convocatoria a las urnas requiere la aprobación por parte del parlamento, de una nueva ley que sirva de marco jurídico-legal para ambas cámaras y en caso de que sean dos, deben estar basadas en principios y procedimientos homologables.
En ese sentido, la aprobada en 2015 fue concebida sólo para la Cámara de Diputados, pues sus promotores daban por descontado la desaparición del Senado como órgano de elección popular, según establecía la derrotada propuesta de reforma constitucional.
Además, al momento de producirse la renuncia de Renzi y la formación del nuevo gobierno de continuidad encabezado por Paolo Gentiloni, estaba pendiente el fallo de la Corte Constitucional sobre recursos presentados respecto a nueve de sus aspectos.
Hace apenas tres días, la Corte anunció finalmente su decisión de aceptar dos de los recursos y afirmó que la ley puede ser aplicada inmediatamente.
La segunda vuelta entre los dos partidos más votados, en caso de que en la primera ninguno obtenga al menos el 40 por ciento del sufragio, y la libertad de los cabezas de lista de escoger la circunscripción que representarán si son elegidos en más de una, fueron los dos puntos considerados anticonstitucionales.
Los jueces, en cambio, mantuvieron en pie las otras siete demandas, incluyendo el denominado premio de mayoría para el partido que alcance el 40 por ciento de los votos, consistente en el 55 por ciento de los escaños.
Inmediatamente después de anunciado el fallo de la máxima instancia judicial, el Instituto Demópolis realizó un sondeo según el cual ninguno de los partidos y movimientos con representación parlamentaria cuenta con el respaldo necesario para obtener por sí solo la mayoría absoluta en los próximos comicios.
Los que más se acercan a la cota fijada son el PD, con 30 por ciento, y el Movimiento 5 Estrellas (M5E), con 29.
A continuación aparecen las derechistas Liga Norte (LN), 13,2; Fuerza Italia (FI), 11,8; y Hermanos de Italia (FDI), 4,7. Cierra la lista Izquierda Italiana, con 3,7 por ciento de respaldo.
La ley electoral vigente resolvía ese problema con la segunda vuelta entre los dos partidos más votados en la primera.
Por lo tanto, para lograr la mayoría absoluta y gobernar con relativa comodidad, las fuerzas políticas tendrían que crear alianzas en las cuales sus integrantes participarían en los comicios como parte de coaliciones, sin sus registros ni símbolos originales.
Aun así, según el estudio, de producirse un reagrupamiento siguiendo la lógica del panorama político italiano, serían tres las grandes fuerzas contendientes en los próximos comicios legislativos: la denominada centro-izquierda encabezada por el PD; la derecha integrada por la LN, parte de FI y FDI; y el M5E reacio a las alianzas.
Frank González