George W. Bush y Álvaro Uribe contra la paz en Colombia
El 1 de marzo de 2008, tropas militares colombianas, apoyadas logísticamente por Washington, bombardearon el territorio ecuatoriano, asesinando al líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Raúl Reyes, y a otros 18 rebeldes mientras dormían. La operación, ordenada por Estados Unidos, que ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares por la cabeza de Reyes, ilegal según el Derecho Internacional, desencadenó una severa crisis diplomática entre Colombia y Ecuador (1).
Raúl Reyes, de 59 años, cuyo verdadero nombre era Luis Edgar Devia Silva, era el número dos y portavoz de las FARC, y participó en numerosas negociaciones en el pasado durante el proceso de paz que lideraba, bajo la presidencia de Andrés Pastrana entre 1998 y 2002. Numerosos gobiernos latinoamericanos y europeos, e incluso Estados Unidos en 1997, lo recibieron oficialmente. Su muerte violenta afecta seriamente al proceso de paz iniciado hace varios meses, con la colaboración del presidente venezolano Hugo Chávez, quien consiguió la liberación unilateral de seis prisioneros, a pesar de los esfuerzos del presidente colombiano Álvaro Uribe para abortar la operación humanitaria. En efecto, Uribe desencadenó intensas actividades militares en la zona donde los rehenes iban a ser liberados, poniendo así su vida en peligro (2).
Las mentiras de Uribe
Para justificar la agresión a Ecuador y la violación de la soberanía de esta nación, el ministro colombiano de Defensa, Juan Manuel Santos, declaró que las tropas colombianas habían actuado en legítima defensa (3). Los combates habrían empezado en territorio colombiano y habrían continuado en la zona rural de Santa Rosa al sur del río Putumayo, en Ecuador, donde se habrían refugiado los hombres de Reyes. Durante una conversación telefónica, Uribe había relatado esta versión a su homólogo ecuatoriano, Rafael Correa (4).
Pero la realidad fue otra. No hubo ningún combate entre las fuerzas armadas y la guerrilla. Correa, quien inmediatamente ordenó una investigación militar (5), se dio cuenta rápidamente de que el presidente colombiano le había engañado. Señaló que el ejército ecuatoriano descubrió los cadáveres de 19 guerrilleros y tres mujeres heridas que fueron llevadas a Quito. «Los cadáveres estaban en pijama, lo que demuestra que no hubo refriega y que fueron bombardeados y masacrados mientras dormían», declaró Correa (6).
Los testimonios de las supervivientes confirmaron las conclusiones de la investigación. Los guerrilleros fueron sorprendidos mientras dormían por los bombardeos masivos de la aviación colombiana que había penetrado unos 10 kilómetros en el espacio aéreo ecuatoriano y había atacado la zona fronteriza de sur a norte. Luego, las tropas colombianas atravesaron la frontera y exterminaron a la mayor parte de los rebeldes. El ministro ecuatoriano de Defensa, Washington Sandoval, también afirmó que se trataba de una masacre, subrayando que los cuerpos estaban mutilados y presentaban impactos de bala en la espalda (7).
La reacción de Rafael Correa
Rafael Correa retiró inmediatamente a su embajador de Colombia y al mismo tiempo envió una nota de protesta a Bogotá. Según él, o el presidente Uribe fue mal informado, o le mintió «descaradamente» sobre el bombardeo del que fue víctima su país. «Vamos a ir hasta las últimas consecuencias para que se aclare este escandaloso hecho que es una agresión a nuestro territorio y a nuestra patria». Correa también denunció implícitamente a Estados Unidos. «Todo señala que se utilizó tecnología punta para detectar de noche, en la selva, al grupo de las FARC, seguramente con la colaboración de potencias extranjeras». Aseguró con firmeza que no toleraría «ni un ultraje más» (8).
Correa subrayó que se trataba de una situación «extremadamente grave». «Lo que ocurrió, repito, fue claramente una acción deliberada dentro de nuestro territorio, que atenta contra nuestra soberanía, contra los acuerdos bilaterales con Colombia y contra el Derecho Internacional, pero sobre todo contra el respeto y la confianza que deben existir entre países vecinos y hermanos. No podemos fiarnos de un gobierno que traiciona la confianza de un pueblo hermano». Recordó también que nada justificaba una intervención militar extranjera en Ecuador. «No creo que el gobierno de Colombia aceptara una acción similar de nuestra parte», señaló. «No permitiremos que este hecho quede impune», concluyó (9).
Finalmente, el presidente ecuatoriano lanzó una llamada a la comunidad internacional para hacerle partícipe de la gravedad de la situación e impedir la internacionalización del conflicto colombiano. Pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad Nacional y ordenó desplegar tropas en la frontera norte. También lanzó una llamada al Consejo permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), a la Comunidad Andina de Naciones (CAN), así como al Mercosur. «En esta ocasión no será suficiente con una disculpa diplomática del gobierno de Bogotá, exigimos compromisos firmes y formales ante la comunidad internacional que garanticen que no se repetirán estos hechos inaceptables que se suman a la serie de atropellos sufridos por Ecuador, como consecuencia de la violencia imperante en Colombia y de la política del presidente Álvaro Uribe» (10). Por otra parte, el embajador colombiano en Ecuador, Carlos Holguín, fue expulsado del país (11).
La reacción venezolana
Venezuela condenó duramente la agresión a Ecuador. El presidente Hugo Chávez denunció la política de terrorismo de Estado practicada por Bogotá. «Esperamos que los gobiernos de América Latina se pronuncien al respecto, no podemos callar ante una situación tan grave como ésta, que nos afecta a todos, sobre todo a los vecinos de Colombia. Colombia es un Estado terrorista», afirmó. A propósito de Uribe, Chávez tuvo palabras sumamente duras: «No sólo es un lacayo del imperio (Uribe), no sólo es un mentiroso, es un criminal, un mafioso. Dirige un narcogobierno, un gobierno paramilitar», en referencia a los vínculos notorios que tiene el presidente colombiano con los paramilitares (12).
Con el fin de prevenir una eventual agresión a Venezuela, Chávez ordenó a su ministro de Defensa que enviara diez batallones de 600 hombres a la frontera con Colombia y que desplegara la fuerza aérea en la región. «No queremos guerra, pero no permitiremos que el imperio estadounidense que es el amo [de Colombia] venga a debilitarnos» (13).
Advirtió a su homólogo colombiano que la guerra estallaría entre las dos naciones si Bogotá se atreviera a efectuar una incursión militar en territorio venezolano. Acusó a Uribe de comportarse con arrogancia y de arrogarse «el derecho a bombardear un país vecino» (14). Chávez invitó a Uribe a que tomara conciencia de las «terribles consecuencias» que podrían engendrar sus acciones. El líder bolivariano también cerró su embajada en Bogotá (15).
Ruptura de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Ecuador
El gobierno colombiano presentó sus excusas el 2 de marzo de 2008 a Quito por la agresión del día anterior. Durante una declaración que leyó el ministro de Relaciones Exteriores, Fernando Araujo, Bogotá expresó su arrepentimiento. «El gobierno colombiano nunca ha tenido la pretensión o disposición de vulnerar la soberanía o la integridad de la hermana República de Ecuador, de su pueblo o de sus autoridades» (16).
Después, contra todo pronóstico, el gobierno colombiano acusó a Ecuador y a Venezuela de mantener estrechas relaciones con las FARC y financiar a los rebeldes. El director de la Policía Nacional, el general Oscar Naranjo, presentó documentos a la prensa que habrían sido incautados durante la operación militar y que «necesitarán una respuesta por parte de las autoridades ecuatorianas» (17).
Ecuador rechazó inmediatamente estas acusaciones. El viceministro de Defensa, Miguel Carvajal, calificó de absurdas las palabras de Naranjo, que sólo consiguieron agravar la crisis. El único contacto entre Ecuador y las FARC era Gustavo Larrea, el ministro de Seguridad, quien formó parte de la delegación internacional que dirigió Venezuela en diciembre de 2007 para la liberación de Clara Rojas y Consuelo Rodríguez (18).
Poco después, el ministro ecuatoriano de Relaciones Exteriores anunció la ruptura de las relaciones diplomáticas entre los dos países. «Esta decisión se adoptó frente a la evidente violación de la soberanía nacional y de la integridad territorial del Ecuador, y de las gravísimas acusaciones contenidas en el comunicado difundido en esta fecha por la presidencia de Colombia -que insinúa acuerdos entre las FARC y el gobierno del Ecuador- así como por las aseveraciones cínicas y temerarias del general Oscar Naranjo» (19). Por su parte, Venezuela expulsó al embajador colombiano después de esos nuevos ataques (20).
Las reacciones internacionales
Chile, a través su presidenta, Michelle Bachelet, condenó la agresión cometida por Colombia. «No podemos estar de acuerdo con la violación de las fronteras», declaró. «Las fronteras entre los países se basan en acuerdos internacionales» y «no pueden violarse poco importa el objetivo, legítimo o ilegítimo» (21). Bachelet concluyó que «Colombia le debe una explicación a Ecuador y a todos los países de América Latina por haber traspasado la frontera ecuatoriana en el operativo que terminó con la muerte del número dos de las FARC» (22).
Argentina se pronunció contra cualquier forma de violación de la soberanía territorial. «Argentina expondrá en la sesión extraordinaria […] de la OEA el firme rechazo a cualquier forma de violación de la soberanía territorial de un Estado miembro», subrayó su ministro de Relaciones Exteriores Jorge Taiana (23). «Argentina está muy consternada y preocupada ante una evidente violación de la soberanía territorial de un país de la región […]. El respeto de la soberanía territorial es un principio inviolable en el Derecho Internacional y nada ni nadie puede justificar su violación» (24).
Para Brasil, la posición de Colombia compromete la integración regional. El vicepresidente del Parlamento del MERCOSUR, Florisvaldo Fier, afirmó, refiriéndose a Colombia que «quien invade el territorio de otros países y viola su soberanía, no es un vecino fiable» y recordó el artículo 28 de la Carta de la OEA que estipula que «cualquier agresión de un Estado contra la integridad de un territorio, contra la soberanía o independencia política de un Estado, será considerada una agresión al resto de los países americanos» (25).
Paraguay condenó, a través de su presidente, Nicanor Duarte, lo que consideró como «una agresión a la soberanía» de Ecuador. «Condenamos cualquier agresión a la soberanía territorial de los pueblos». Perú expresó su preocupación mediante el Primer Ministro, Jorge del Castillo. Bolivia consideró «injustificable cualquier tipo de acción que signifique la violación de la soberanía e integridad territorial de los Estados». Uruguay expresó «su total rechazo y condena a la incursión militar del gobierno colombiano en territorio de la República de Ecuador, rompiendo el clima de paz creado por la liberación de rehenes por parte de las FARC» (26).
Para Cuba, el principal responsable de la escalada de violencia es el gobierno estadounidense. Fidel Castro hizo partícipe de su reflexión: «Se escuchan con fuerza en el sur de nuestro continente las trompetas de la guerra, como consecuencia de los planes genocidas del imperio yanqui. ¡Nada es nuevo! ¡Estaba previsto!» (27). Denunció la acción belicista dirigida por la Casa Blanca: «El imperialismo acaba de cometer un monstruoso crimen en Ecuador. Bombas mortíferas fueron lanzadas en la madrugada contra un grupo de hombres y mujeres que, casi sin excepción, dormían […]. Las acusaciones concretas contra ese grupo de seres humanos no justifican la acción. Fueron bombas yanquis, guiadas por satélites yanquis» (28).
Para Nicaragua, Uribe debe ser considerado como un enemigo de la paz. El presidente, Daniel Ortega, rompió las relaciones diplomáticas con Colombia. El presidente de México, Felipe Calderón, lanzó una llamada al diálogo mientras que el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, calificó el ataque de «violación de la soberanía ecuatoriana» y alertó contra «una internacionalización de un asunto delicado que es prioritariamente bilateral». Guatemala exhortó a las dos partes a la negociación. En cuanto a la OEA, reconoció que Colombia había violado la soberanía de Ecuador (29).
Italia expresó su preocupación mediante la voz de su canciller Massimo d’Alema: «Esta operación militar llevada a cabo en el exterior nos afectó mucho y nos deja perplejos y preocupados». España también expresó su preocupación (30).
Contra la paz
Estados Unidos, en vez de condenar la acción, brindó su «apoyo tota» a su aliado colombiano. «Apoyamos totalmente los esfuerzos de Colombia, del presidente Uribe para responder a esta amenaza [de las FARC]», declaró el portavoz del Departamento de Estado, Tom Casey. Interrogado sobre un eventual apoyo militar en caso de conflicto con Ecuador o Venezuela, Casey respondió que «Colombia [era] un aliado de Estados Unidos» (31). El presidente Bush, quien cultiva el arte de la paradoja, quiso dar su apoyo a Colombia pues «nos oponemos con firmeza a todo acto de agresión que pudiera desestabilizar la región» (32).
Nada es sorprendente en esas declaraciones. En efecto, es impensable que Washington no haya sido consultado antes del ataque militar. Al contrario, los asesores militares estadounidenses, muy presentes en Colombia, sin lugar a dudas participaron en la masacre como reveló el ex vicepresidente José Vicente Rancel (33).
Raúl Reyes fue asesinado por «bombas inteligentes» estadounidenses, como subrayó el ministro de Defensa ecuatoriano Sandoval: «En el campamento de las FARC, lanzaron de noche, por lo menos, cinco bombas. Los cinco proyectiles, de una precisión impresionante, se hallaban en un diámetro de cincuenta metros […]. Aviones de alta velocidad lanzaron estas bombas». Precisó que la localización del jefe rebelde «necesitaba equipos que no poseen los ejércitos sudamericanos (34).
La Casa Blanca no tiene ningún interés por buscar una solución pacífica al conflicto colombiano. Al contrario, la guerra civil le permite justificar una enorme presencia militar en la región y ello explica la operación militar que perjudica las negociaciones humanitarias cuyo objetivo es liberar a Ingrid Betancourt y a los demás rehenes. La senadora colombiana Piedad Córdoba, implicada en la liberación de los secuestrados, declaró que «Si Ingrid Betancourt se muere le va ser muy difícil a Uribe decir que la responsabilidad es de las FARC» (35). El ministro francés Bernard Kouchner subrayó que se trataba de una «mala noticia» pues Francia estaba en contacto con Reyes (36).
Rafael Correa confirmó los contactos y reveló que las FARC habían previsto liberar a otros doce rehenes en marzo en Ecuador, entre ellos tres ciudadanos estadounidenses: Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves, así como a Ingrid Betancour. Pero, «las manos guerreras» del gobierno colombiano redujeron a la nada todas las esperanzas. «No podemos descartar que ésta fue una de las motivaciones de la incursión y ataque por parte de los enemigos de la paz», aseguró el presidente ecuatoriano (37).
La Agencia France-Presse reporta que «la embajada de Francia anunció […] en Quito que estaba al corriente de los contactos de las autoridades ecuatorianas con las FARC para liberar a la ex candidata a la presidencia […]. Esta revelación pone en entredicho la posición de las autoridades colombianas, que acusan a Ecuador y Venezuela de colaborar con las FARC para desestabilizar la región» (38).
Fabrice Delloye, el ex marido de Ingrid Betancourt, expresó su rabia hacia el gobierno colombiano. «Lo que hizo Uribe es totalmente escandaloso. Desmontó toda la mediación de Chávez, que era un verdadero éxito […], jamás quiso admitirlo». Delloye está convencido de que la agresión militar contra Ecuador tenía como objetivo «impedir que pueda llevarse a cabo un acuerdo humanitario porque [Uribe] sabía que las FARC seguirían liberando a rehenes» (39).
Córdoba, Correa, la Agencia France-Presse y Delloye tienen razón sin lugar a dudas. Los enemigos de la paz no se encuentran en Quito o en Caracas, sino en Washington y en Bogotá.
Enlace con el original en francés: http://www.mondialisation.ca/index.php?context=va&aid=8286
Traducido por Caty R.. Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Este artículo se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la revisora y la fuente.
Notas
(1) Toby Muse, «Senior Colombian Rebel Commander Killed», The Associated Press, 1 de marzo de 2008. Respecto al número de víctimas: Agencia Bolivariana de Noticias, «Son 19 los guerrilleros asesinados en territorio ecuatoriano y no 16», 3 de marzo de 2008.
(2) Ibid.; Agencia Bolivariana de Noticias, «Cronología de la mediación de Chávez para el intercambio humanitario en Colombia», 27 de febrero de 2008; Agencia Bolivariana de Noticias, «Ministro de Defensa colombiano asegura haber matado a Raúl Reyes», 1 de marzo de 2008.
(3) Prensa Latina, «Colombia en conflicto diplomático por incursión en Ecuador», 2 de marzo de 2008.
(4) Le Monde, «Hugo Chávez dépêche des chars à la frontière avec la Colombie», 2 de marzo de 2008.
(5) Agencia Bolivariana de Noticias, «Rafael Correa ordenó investigar bombardeos en territorio ecuatoriano», 1 de marzo de 2008.
(6) Le Monde, «Hugo Chávez dépêche des chars à la frontière avec la Colombie», op. cit.
(7) Prensa Latina, «Guerrilleras heridas en ataque colombiano están en Quito», 3 de marzo de 2008; Agencia Bolivariana de Noticias, «Ecuador rescata tres guerrilleras heridas», 2 de marzo de 2008.
(8) Prensa Latina, «Uribe mintió descaradamente a Ecuador, afirmó Correa», 2 de marzo de 2008.
(9) Agencia Bolivariana de Noticias, «Sufrimos una inaceptable agresión de parte de Colombia», 2 de marzo de 2008.
(10) Ibid.; Prensa Latina, «Ecuador reforzó frontera con Colombia y activa Consejo Seguridad», 3 de marzo de 2008; Prensa Latina, «Ecuador demanda actuación de OEA y CAN ante agresión colombiana», 3 de marzo de 2008.
(11) Gonzalo Lozano, «Ecuador ordena expulsión de embajador de Colombia», The Associated Press / El Nuevo Herald, 3 de marzo de 2008; Agencia Bolivariana de Noticias, «Ecuador expulsa a embajador colombiano», 2 de marzo de 2008; Prensa Latina, «Ecuador expulsó a embajador colombiano», 3 de marzo de 2008, El Nuevo Herald, «Ecuador y Venezuela movilizan tropas a la frontera con Colombia», 3 de marzo de 2008.
(12) Agencia Bolivariana de Noticias, «Es el de Colombia, un Estado terrorista», 2 de marzo de 2008.
(13) Ian James, «Chavez Warns of War With Colombia», The Associated Press, 2 de marzo de 2008.
(14) The Associated Press / El Nuevo Herald, «Chávez advierte a Uribe de guerra si viola territorio venezolano», 2 de marzo de 2008.
(15) Jean-Luc Porte, «Escalade de tensions entre la Colombie et ses voisins après la mort de Raul Reyes», Agence France-Presse, 3 de marzo de 2008.
(16) The Associated Press, «Colombia se excusa con Ecuador», 3 de marzo de 2008; Agencia Bolivariana de Noticias, «Gobierno colombiano ofrece excusas por invadir territorio de Ecuador», 2 de marzo de 2008.
(17) Vivian Sequera, «Colombia revela documentos sobre supuestos lazos FARC-Ecuador», 3 de marzo de 2008.
(18) Prensa Latina, «Califican de patraña denuncia colombiana contra Ecuador», 3 de marzo de 2008; The Associated Press, «Ecuador dice que FARC pretendían liberar a Ingrid Betancourt», 3 de marzo de 2008.
(19) Dolores Ochoa, «Ecuador rompe relaciones diplomáticas con Colombia», The Associated Press / El Nuevo Herald, 3 de marzo de 2008.
(20) The Associated Press / El Nuevo Herald, «Venezuela ordena expulsión de embajador colombiano», 3 de marzo de 2008.
(21) Venezolana de Televisión / Rebelión, «Chile condena violación de Colombia a la soberanía de Ecuador», 4 de marzo de 2008.
(22) Agencia Bolivariana de Noticias, «Latinoamérica condena violación de la soberanía territorial ecuatoriana», 3 de marzo de 2008.
(24) Prensa Latina, «Rechaza Argentina cualquier violación de soberanía territorial», 3 de marzo de 2008.
(25) Agencia Bolivariana de Noticias, «Latinoamérica condena violación de la soberanía territorial ecuatoriana», Ibid.
(26) Ibid.
(27) Fidel Castro Ruz, «Los cristianos sin Biblias», Granma, 3 de marzo de 2008.
(28)Fidel Castro Ruz, «Rafael Correa», Granma, 4 de marzo de 2008.
(29) Agencia Bolivariana de Noticias, «Latinoamérica condena violación de la soberanía territorial ecuatoriana», op. cit.; Prensa Latina, «Reconoce OEA violación de soberanía ecuatoriana por Colombia», 5 de marzo de 2008. Para la ruptura de relaciones diplomáticas, Prensa Latina, «Nicaragua rompe relaciones diplomáticas con Colombia», 6 de marzo de 2008.
(30) Agencia Bolivariana de Noticias, «Canciller italiano: ‘Operación militar colombiana nos dejó perplejos y preocupados», 3 de marzo de 2008.
(31) Néstor Ikeda, «EEUU apoya ataque militar colombiano a FARC en Ecuador», The Associated Press / El Nuevo Herald, 3 de marzo de 2008.
(32) The Associated Press, «Bush Says US Stands by Colombia», 4 de marzo de 2008.
(33) Prensa Latina, «Denuncian participación de EEUU en operación contra las FARC », 3 de marzo de 2008.
(34) Le Monde, «La France était informée des contacts noués par l’Equateur avec les FARC afin de libérer les otages», 6 de marzo de 2008.
(35) Prensa “José Vicente Hoy”, «Entrevista de José Vicente Hoy este domingo con la senadora Piedad Córdoba», 2 de marzo de 2008.
(36) The Associated Press, «Colombie: la mort de Raul Reyes est ‘une mauvaise nouvelle’, selon Bernard Kouchner», 3 de marzo de 2008.
(37) The Associated Press, «Ecuador dice que FARC pretendían liberar a Ingrid Betancourt», op. cit.
(38) Philippe Zygel, «Amérique latine: le camp de la gauche radicale fait rebondir la crise», 7 de marzo de 2008.
(39) The Associated Press, «Fabrice Delloye exprime sa colère à l’égard du président colombien», 4 de marzo de 2008.
Salim Lamrani es profesor, escritor y periodista francés especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Ha publicado los libros: Washington contre Cuba (Pantin: Le Temps des Cerises, 2005), Cuba face à l’Empire (Genève: Timeli, 2006) y Fidel Castro, Cuba et les Etats-Unis (Pantin: Le Temps des Cerises, 2006). Acaba de publicar Double Morale. Cuba, l’Union européenne et les droits de l’homme (Paris: Editions Estrella, 2008).
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