Fidel Castro en Oran

Era un día hermoso y cálido el mes  de mayo de 1972. Nubes blancas y algodonosas  salpicaban ese cielo azul tan típico de la primavera oranesa. No faltaba más que el triángulo rojo y la “Estrella Solitaria” para perfeccionar la bandera del país del huésped  del día. Pero el tiempo no había osado empujar la extravagancia  hasta ese punto, ni siquiera  si, para ser franco, el visitante del día valía  la pena. Es cierto que Oran, capital del oeste de Argelia, no estaba acostumbrado a recibir a  personajes de esta magnitud. Y ese día, una década después de la independencia de Argelia, el invitado era  un icono Fidel Castro, en persona!

El “Líder Máximo“, el compañero del Che, el ilustre “barbudo“, el rebelde de la Sierra Maestra, el héroe de la “Bahía de Cochinos”, “El Comandante“: Estaba en Oran.

Desde  la altura de mis 14 años,   yo me había abierto paso, no sin dificultad, a través de una densa multitud, compuesta por decenas de miles de personas que venían a reunirse en esta plaza que acogía este memorable acontecimiento.

El que desafiaba a la potencia  más grande  del mundo  a partir de su  minúscula isla del Caribe, situada  a una distancia ridícula de las costas  norteamericanas, estaba allí delante de mí, en  carne y hueso. Con una dicción tan apasionada como teatral, él comenzó su discurso:

« Querido compañero Houari Boumediene ;

Queridos camaradas dirigentes del FLN y del Gobierno Argelino ;

Queridos amigos de Orán ».

Las primeras frases en español de “Comandante”, amplificados por los altavoces potentes, tuvieron una resonancia particular en este inmenso espacio. De hecho, no había más que levantar la cabeza y mirar hacia el norte, para ver, majestuosamente ubicado en una cresta del macizo de Murdjadjo, la famosa fortaleza de Santa Cruz  que domina El  Bahia. Este imponente edificio, erigido entre 1577 y 1604 es una de las grandes obras que testimonian la ocupación española de la ciudad durante casi tres siglos (1509-1792). Oran, la más hispánica de las ciudades argelinas, guarda todavía las improntas de platos y palabras que dan testimonio de esta presencia que  no ha sido realmente interrumpida más que con la independencia de Argelia en 1962.

Y yo, que he crecido en el viejo barrio de Scalera (escalera : escalier en espagnol), yo sabía algo.  En Orán a la figue de barbarie se le llama « chumbo », al l’eau de javel « lejía »,  a l’armoire « armario » y  la paella et la « calentita »  son platos auténticamente oraneses!

Azares de la  historia,   España conquistó Oran  y Cuba casi  al mismo tiempo.  En efecto,  el conquistador Diego Velázquez de Cuéllar coloniza  Cuba en 1511  y funda La Habana en 1514.  ¿Otra coincidencia?   La liberación de los pueblos cubano y argelino  ha sido arrancada con algunos años de intervalo (Cuba : 1959 ; Argelia : 1962).

El Comandante continúa  expresando cada vez cosas más bellas:

“Estamos aquí con ustedes, simplemente porque en Argelia había una revolución y porque en Cuba había una revolución […]. […] Cada combate, cada batalla, cada acción de la lucha del pueblo argelino ha sido seguida cada día  por nuestro pueblo. La lucha heroica contra el ejército colonialista de Francia, la firmeza del pueblo argelino, su patriotismo, ha suscitado enormemente la simpatía en nuestro país”

Fidel no exageraba en nada la  simpatía  que sentía el pueblo cubano hacia la revolución argelina y su lucha heroica contra la colonización francesa. Entre 1956 y 1957, más de 20 artículos sobre la Guerra de Independencia de Argelia fueron publicados por Bohemia, el diario cubano de oposición al dictador cubano Batista. Ilustrado con fotografías, los artículos  relataban tanto la lucha revolucionaria en Argelia como los éxitos militares  del FLN (Frente de Liberación Nacional de Argelia) o la práctica de la tortura por los franceses. Y los títulos fueron elocuentes: “Lágrimas, terror y sangre en Argelia ” (« Larmes, terreur et sang en Algérie », Bohemia, 14 avril 1957    ) o “¡Así es la guerra en Argelia!” (« Ainsi est la guerre en Algérie ! », Bohemia, 7 juillet 1957), etc.

Pero aunque Fidel tuvo la decencia de no subrayarlo  públicamente, la simpatía del pueblo cubano no ha sido solo sentimientos “protocolarios”  entre dos naciones separadas por miles de kilómetros. Más allá de la lengua, de la religión, de la geografía y de la cultura, Fidel y Cuba han ayudado concretamente a Argelia a hacerse un lugar en el concierto de las naciones, a recobrar su independencia, a preservar su integridad territorial y a cuidar a su pueblo.

Fidel añadió:

« En esta época, nadie podría pensar en un reencuentro como éste. La solidaridad era de otro tipo. ¿Qué se podía hacer para sostener la lucha argelina, la causa argelina, qué se podía hacer para cooperar con el pueblo argelinoen esta combate?>>

Y estas preguntas no  han quedado sin respuesta, sino todo lo contrario. Según Giraldo Mazola, ex embajador de Cuba en Argelia (1974-1978), una delegación del gobierno provisional de la República argelina (GPRA) fue recibida en 1960 por las autoridades cubanas. El 27 de junio de 1961, sólo 2 meses después del desembarco de la Bahía de Cochinos (abril de 1961), Cuba reconoció  al gobierno de Argelia en el exilio. Esto no era insignificante: Cuba fue el primer país del hemisferio occidental en hacerlo, lo que le valió las represalias del gobierno francés

El apoyo a la causa argelina durante su revolución no se detiene allí. Hacia finales de octubre de 1961, Fidel envió un emisario, el joven periodista argentino Jorge Ricardo Masetti, para encontrarse con los combatientes argelinos en Túnez y preguntar sobre sus necesidades.  Masetti encuentra allí a los líderes del FLN, entre ellos  Benyoucef Benkhedda, el presidente del gobierno provisional de la República argelina (GPRA)

Dos meses más tarde, el barco cubano Bahia de Nipe  deja La Habana en dirección a Casablanca (Marruecos). La carga que transportaba comprendía 1500 fusiles, más de 30 ametralladoras y  4 morteros de fabricación estadounidense. Fue transportada hacia un campo del FLN instalado en la proximidad de la ciudad de Oujda, en la frontera argelina.  Este episodio es reconocido como la primera ayuda militar enviada por Cuba a África.

A su regreso, el Bahía de Nipe llevará a 76 combatientes argelinos heridos  y 20 niños argelinos procedentes de los campos de refugiados, para la mayor parte de los orfelinatos.   Como explica el profesor Piero Gleijeses, la ayuda otorgada por Cuba a Argelia no tenía nada que ver con el conflicto Este-Oeste. Sus raíces son anteriores a la victoria castrista en 1959 y  señala la identificación de un gran número de cubanos con la lucha del pueblo argelino.

El apoyo del pueblo cubano no se detiene con la  independencia de Argelia en 1962. Continúa  especialmente durante lo que se llamó las “arenas de la Guerra”, un conflicto fronterizo entre Marruecos y Argelia. Hassan II, joven rey de Marruecos había decidido “ampliar” su país a expensas de la joven Argelia, exangüe después de 132 años de colonización y casi 8 años de guerra sin tregua  contra el colonialismo francés.  De este modo,  el  25 de septiembre de 1963, poco más de un año después de la independencia de Argelia, las tropas del monarca cherifiano invadirán el territorio argelino para ocupar los importantes puestos fronterizos  de Hassi Beida y Tindjoub Hassan II, que había accedido  al trono apenas dos años y medio antes, inicia un sangrante conflicto  que causa docenas de muertos y cientos de heridos.

Argelia se apresuró a pedir ayuda militar a Cuba para hacer frente a la invasión marroquí. No precisaron las autoridades cubanas más que algunas horas para aceptar el apoyo a la Argelia agredida. A pesar de la violencia del huracán Flora,  uno de los peores desastres  naturales en décadas que devastó la parte oriental de la isla matando a más de 1.000 personas, Cuba fletó dos barcos con destino a Argelia: el Aracelio Iglesias  y el Andrés González Lines.

El primero arriba al puerto de Orán el 21 de octubre de 1963. A bordo lleva  un batallón de tanques compuesto de  22 T-34 rusos y 50 técnicos militares cubanos. El segundo llegó a Orán el 28 de octubre con un batallón de infantería y un cargamento de fusiles, cañones y morteros. Con el resto de las tropas que llegaron al aeropuerto de Orán en avión el 29 de octubre, los efectivos cubanos ascendían a 686 militares. Y eso no era todo: El Andres Gonzalez transportaba un regalo para el pueblo argelino: 4744 toneladas de azúcar

Las fuerzas cubanas no tuvieron necesidad de participar en el combate  contra el ejército marroquí. La llegada de la ayuda masiva de Cuba (que había sido señalada  en la prensa) precipitó un acuerdo de alto el fuego entre los dos países vecinos, firmado el 29 de octubre en Bamako.

Los cubanos no tomaron el camino de regreso inmediatamente después del cese de hostilidades.  Ellos permanecieron en Argelia hasta el 17 de marzo de 1964 para formar a los militares argelinos en el manejo de las armas que ellos habían llevado. El responsable cubano de la misión declarará que todo el armamento fue ofrecido al ejército argelino « sin coste alguno, ni un céntimo ».

El compromiso de Cuba junto a  Argelia ha sido excepcional no solo por la ayuda material y humana otorgada por el país hermano, sino también por el hecho de que dañaba a sus intereses como fue el caso en 1961. En efecto, el  apoyo cubano a Argelia levantó la ira de Marruecos que rompió relaciones diplomáticas con Cuba el 31 de de octubre de, 1963 y canceló un enorme contrato de suministro de azúcar cubano de un millón de toneladas  por  3 años. Un déficit de $ 184 millones de dólares cuando los Estados Unidos trataban de asfixiar a Cuba y Fidel Castro.

Pero no era solo la política internacionalista militar cubana la que comenzó en Argelia. La tradición médica internacionalista también comenzó allí. Bajo la iniciativa de Fidel Castro, el primer grupo médico llegó a Argelia el 24 de mayo de 1963. Fue un momento en que Cuba necesitaba su personal médico a causa del éxodo post-revolucionario. Sin embargo, como declaró en esa época  Machado Ventura, el ministro cubano de Salud Pública, “el pueblo argelino tenía más necesidad que nosotros y lo merecía”.  Era un acto de verdadera solidaridad  que no aportaba ningún beneficio tangible Cuba y que ocasionaba  costes materiales para el país.  La presencia médica cubana nunca ha cesado  desde entonces. Todavía existe en la actualidad en diversas regiones del territorio de Argelia y es muy apreciada por las poblaciones locales.

Para Piero Gleijeses, no hay ninguna duda: « Argelia ha sido el primer amor de Cuba en África». Un amor noble, desinteresado, humanista, que promete la dignidad de los pueblos. Además, « su  ayuda a Argelia refleja un nivel de idealismo que no es habitual en las relaciones internacionales de las grandes o pequeñas potencias […]».

Hay que reconocer que Fidel Castro, el estratega de esta incomparable política, es la conciencia de que se interpone entre los colonizadores y los pueblos oprimidos, entre los que quieren dominar el mundo y los que sólo buscan vivir en paz entre las naciones depredadoras  y sus presas indefensas.

Es preciso admitir, sin ofender a bienpensante occidental “mainstream”, los que quieren dominar el mundo,  aquellos contra los cuales Fidel se ha levantado durante su vida…

El discurso llega a su fin. El Líder Máximo acaba en apoteosis, bajo las aclamaciones de una multitud jubilosa:

« ¡Viva la Revolución Argelina!, ¡Viva la amistad entre Argelia y Cuba !

¡Patria o Muerte !, ¡Venceremos! »

Cada vez que paso por este lugar al azar de mis viajes a Oran, siempre me  parece oír en torbellino estas palabras y  resonar estas voces.

A partir de ahora, levantaré  la cabeza hacia el cielo azul y buscaré  el rostro de Fidel entre las nubes blancas y algodonosas. Quién sabe, con un poco de suerte, lo escucharé  decirme:

« ¡Hasta la victoria siempre, querido amigo de Orán ! »

Ahmed Bensaada

P.S. : Al anuncio de la muerte de Fidel Castro,  Argelia decretó 8 días de luto nacional, un día menos que Cuba.

Articulo en francés :

Acr615435.tmp.pdf

Fidel Castro à Oran

Fuente original : Afrique Asie

Traducción : Tercerainformacion.es


Articles by: Ahmed Bensaada

About the author:

Ahmed Bensaada est docteur en physique, enseignant, auteur et essayiste. Il est l'auteur de "Arabesque américaine : le rôle des États-Unis dans les révoltes de la rue arabe" (2011), premier livre publié sur le "printemps" arabe . Il est aussi coauteur de "La face cachée des révolutions arabes" (2012) et "Le développement économique de l'Algérie: expériences et perspectives" (2011). Ahmed Bensaada est aussi auteur de nombreux ouvrages pédagogiques pour l'enseignement des sciences. Il est lauréat, entre autres, du prix du Premier Ministre du Canada pour l'excellence dans l'enseignement. Contact: www.ahmedbensaada.com

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