Falsedades globales sobre la pobreza global

Hasta la crisis financiera de 1998 (septiembre negro), se decía que la economía mundial estaba en pleno auge bajo el ímpetu de las reformas del “libre mercado”. Sin debate o discusión, se sigue proclamando que las llamadas “políticas sanas macroéconómicas” (queriendo decir la serie que incluye austeridad presupuestaria, desregulación, reducción de tamaño y privatización del Estado) constituyen la llave para el éxito económico y el alivio de la pobreza. Por su parte, tanto el Banco Mundial como el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) han afirmado imperiosamente que el crecimiento económico a fines del siglo XX ha contribuido a una reducción de los niveles de la pobreza mundial. De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), “el progreso en la reducción de la pobreza durante el siglo XX es notable y sin precedentes…Los indicadores clave del desarrollo humano han avanzado fuertemente.” (1)

Los niveles crecientes de pobreza global que resultan de la reforma macroeconómica son negados tranquilamente por los gobiernos del G7 y las instituciones internacionales (incluyendo al Banco Mundial y al FMI); las realidades sociales son ocultadas, las estadísticas oficiales son manipuladas, los conceptos económicos son invertidos.

La metodología del banco mundial: definiendo la pobreza a un “dólar por día”

El marco teórico del Banco Mundial se ha alejado deliberadamente de todos los conceptos y procedimientos establecidos para medir la pobreza (por ejemplo, los del Buro del Censo de los EEUU o los de la ONU (2), estableciendo arbitrariamente un “umbral de la pobreza” a un dólar por día por persona, y procede a continuación, sin siquiera medirlo, a decidir qué grupos de población con un ingreso por persona “de un dólar por día” son “no-pobres”.

La “metodología” del Banco Mundial reduce convenientemente la pobreza registrada sin la necesidad de recolectar datos al nivel de los países. Esta evaluación “subjetiva” y tendenciosa se realiza sin consideración por las condiciones reales al nivel del país (3). El procedimiento de un dólar por día es absurdo: la evidencia confirma que hay grupos de población con ingresos por día de 2, 3 o incluso 5 dólares por día que siguen afectados por la pobreza (es decir incapaces de enfrentar los gastos básicos de alimentos, vestimentas, vivienda, salud y educación).

Manipulación aritmética

Una vez que se ha establecido el umbral de la pobreza de un dólar por día (e “introducido en la computadora”), la estimación de los niveles nacionales y globales de pobreza se vuelve un ejercicio aritmético. Los indicadores de pobreza son computados de manera mecánica partiendo de la suposición inicial de un dólar por día. Estas cifras “fidedignas” del Banco Mundial son las que cita todo el mundo: 1.300 billones de personas por debajo de la línea de pobreza. Pero nadie parece haberse tomado la molestia de examinar cómo hace el Banco Mundial para llegar a estas cifras.

A continuación se tabulan estos datos en planillas brillantes con “pronósticos” de niveles descendientes de pobreza global hasta entrado el siglo XXI. Estos “pronósticos” del Banco Mundial sobre la pobreza se basan en una tasa estimada del crecimiento del ingreso por cabeza, es decir pari passu un descenso correspondiente de los niveles de pobreza. Es un juego numérico.

De acuerdo con las “simulaciones” del Banco Mundial, la incidencia de la pobreza en China debe declinar de 20 por ciento en 1985 a 2,9 por ciento en el año 2000 (4). De manera similar, los niveles de pobreza en India (donde, de acuerdo con datos oficiales, el 80 por ciento de la población tuvo ingresos por persona de menos de un dólar por día en 1996), la “simulación” del Banco Mundial (que contradice su propia metodología indica una reducción de los niveles de pobreza de 55 por ciento en 1985 a 25 por ciento en el año 2000 (5). Todo el marco (partiendo de la suposición de un dólar por día) es tautológico; está totalmente alejado de un exámen de situaciones de la vida real. No necesitan el análisis de gastos de gastos en alimentos, vivienda y servicios socialesen los que incurren las familias; ni necesitan observar las condiciones concretas en aldeas empobrecidas o villas miseria urbanas. En el marco del Banco Mundial, la “estimación” de los indicadores de pobreza se ha vuelto un ejercicio numérico.

El marco del PNUD

Aunque el Grupo de Desarrollo Humano del PNUD ha suministrado en años pasados a la comunidad internacional una evaluación crítica de los aspectos clave del desarrollo global, el Informe de Desarrollo Humano de 1997, dedicado a la erradicación de la pobreza, transmite ampliamente un punto de vista similar al proclamado por las instituciones de Bretton Woods. El “índice de pobreza humana” (IPH) se basa en “las dimensiones más básicas de deprivación: un lapso de vida breve, falta de educación básica y falta de acceso a recursos públicos y privados” (6). Basándose en los criterios indicados, el Grupo de Desarrollo Humano del PNUD produce estimados de pobreza humana que son totalmente inconsecuentes con las realidades a nivel de los países referidos. El IPH para Colombia, México o Tailandia, es del orden de 10-11 por ciento. Las mediciones del PNUD apuntan a “logros” en la reducción de la pobreza en el África subsahariana, el Medio Oriente e India que contradicen totalmente los datos al nivel de los países.

Los niveles de pobreza humana presentados por el PNUD retratan un modelo aún más deformado y engañoso que aquellos del Banco Mundial. Por ejemplo, el PNUD categoriza a sólo el 10,9 por ciento de la población de México como “pobre”. Pero esta estimación contradice la situación observada en México desde el colapso a mediados de los años 80 de los servicios sociales, el empobrecimiento de los pequeños campesinos y la declinación masiva de los ingresos reales desencadenados por las sucesivas devaluaciones. Un estudio reciente de la OCDE confirma, sin dejar lugar a dudas, la ola creciente de la pobreza en México desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) (7). Prevalece una “doble moral” en la medición de la pobreza: el criterio del Banco Mundial de un dólar al día se aplica sólo “a los países en vía de desarrollo”. Tanto el Banco como el PNUD no reconocen la existencia de pobreza en Europa Occidental y en Norteamérica. Más aún, el criterio de un dólar por día está en contradicción abierta con las metodologías establecidas utilizadas por los gobiernos occidentales y las organizaciones intergubernamentales para definir y medir la pobreza en los “países desarrollados”.

En el Occidente, los métodos para medir la pobreza han sido basados en los niveles mínimos de gastos para el hogar necesarios para enfrentar los gastos esenciales para alimentos, vestido, vivienda, salud y educación. En Estados Unidos, por ejemplo, la Administración de Seguridad Social (ASS) había fijado en los años sesenta un “umbral de la pobreza” que consistía del “costo de una dieta mínima adecuada multiplicada por tres para cubrir otros gastos”. Esta medición se basada en un consenso amplio dentro de la administración de EEUU (8).

El umbral de la pobreza en Estados Unidos

El “umbral de la pobreza” para una familia de cuatro (dos adultos y dos niños) en 1996 fue del orden de 16 dólares. Esta cifra equivale a un ingreso por cabeza de 11 dólares por día (comparado con el criterio de un dólar por día utilizado por el Banco Mundial para los países en vías de desarrollo). En 1996, 13,1 por ciento de la población total de EU y 19,6 por ciento de la población en las ciudades centrales de las áreas metropolitanas se encontraba por debajo del umbral de la pobreza (9). De acuerdo con el PNUD la pobreza en México es menor que en los Estados Unidos.

Ni el PNUD ni el Banco Mundial hacen comparaciones de los niveles de la pobreza entre los países “desarrollados” y aquellos “en vía de desarrollo”. Comparaciones de este tipo serían, sin duda, la fuente de “bochorno científico” -es decir, los indicadores de pobreza presentados por ambas organizaciones para los países del Tercer Mundo serían en algunos casos del mismo orden de magnitud de (o incluso inferiores) a los niveles de pobreza en EU, Canadá y la Unión Europea. En Canadá, país elogiado por la comunidad mundial como “una tierra prometida”, ocupando el primer lugar entre todos los países de acuerdo con el mismo Informe del Desarrollo Humano de 1997, el 17,4 por ciento de la población se encuentra por debajo del umbral (oficial) de la pobreza, comparados con 10,9 por ciento en México y 4,1 por ciento en Trinidad y Tobago (10). A la inversa, si la metodología del Buró del Censo de Estados Unidos (basada en el costo de asegurar una dieta mínima) se aplicara a los países en vía de desarrollo, la inmensa mayoría de la población sería clasificada como “pobre”. Aunque no se ha aplicado de manera sistemática este ejercicio de utilizar “estándares y definiciones occidentales”, debiera notarse que con la desregulación de los mercados de las materias primas, los precios al por menor de los bienes de consumo esenciales no son apreciablemente inferiores que en Estados Unidos o en Europa Occidental. El costo de la vida en muchas ciudades del Tercer Mundo es superior al de Estados Unidos. Lo que es más, los sondeos de presupuestos de gastos para el hogar en varios países latinoamericanos sugieren que por lo menos sesenta por ciento de la población no llega a recibir los requerimientos de calorías y proteínas mínimos. En Perú, por ejemplo, después del “Fujishock” de 1990, auspiciado por el FMI, el 83 por ciento de la población peruana no logró alcanzar los requerimientos diarios mínimos de calorías y proteínas, de acuerdo con datos de gastos para el hogar del censo (11). La situación prevaleciente en el África subsahariana y en el sur de Asia es más seria, ya que una mayoría de la población sufre de subalimentación crónica.

La investigación de ambas organizaciones sobre la pobreza toma las estadísticas oficiales sin ponerlas en duda. Es en gran parte un “ejercicio de escritorio” conducido en Washington y Nueva York con poca perspicacia o conciencia de “lo que pasa en la realidad”.

El Informe del PNUD de 1997 indica una declinación de un tercio a una mitad en la mortalidad infantil en países seleccionados del Sub-Sahara a pesar del descenso en los gastos estatales y los niveles de ingreso. Lo que no menciona, sin embargo, es que el cierre de clínicas médicas y los despidos masivos de profesionales de la salud responsables de recolectar datos de mortalidad (a menudo reemplazados por voluntarios semi-analfabetos), ha resultado en un descenso de facto de la mortandad registrada. Las reformas macro-económicas auspiciadas por el FMI y el Banco Mundial han llevado asimismo a un colapso en el proceso de recolección de datos. Vindicando el sistema de mercado “libre”.

Estas son las realidades que son ocultadas por los estudios de la pobreza del Banco Mundial y del PNUD. Los indicadores de pobreza tergiversan las situaciones a nivel de los países así como la seriedad de la pobreza global. Sirven al propósito de retratar a los pobres como una minoría que representa a un 20 por ciento de la población del mundo (1300 millones de seres humanos).

Se presentan niveles de pobreza en descenso, incluyendo los pronósticos de tendencias futuras, a fin de vindicar las políticas de “libre mercado” y defender el “Consenso de Washington” sobre la reforma macro-éconómica. El sistema del “libre mercado” es presentado como la “solución”, es decir como un instrumento para aliviar la pobreza. Los impactos de la reforma macro-económica son denegados. Ambas instituciones subrayan los beneficios de la revolución tecnológica y la contribución de las inversiones extranjeras y la liberalización del comercio para la erradicación de la pobreza.

Notas

1. Programa de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, Informe de Desarrollo Humano, 1997, Nueva York, 1997, p. 2)
2. Para una reseña metodológica de la medición de la pobreza, véase: Jan Drewnowski, El Nivel del Índice Vida, Instituto de las Naciones Unidas para la Investigación Social y el Desarrollo (INUISD), Ginebra, 1965. Véase también el amplio informe sobre umbrales de la pobreza conducido por la Oficina del Censo de Estados Unidos. 3 Banco Mundial: Informe del Desarrollo Mundial, 1990, Washington D.C., 1990.
4 ONU: Informe del Desarrollo Mundial, 1997, tabla 9.2., capítulo 9.
5. Id., capítulo 9, tabla 9.2.
6. Id., p. 5.
7. Clement Trudel: “México sufre el choque de la internacionalización”, Le Devoir, Montreal, 28 de marzo de 1998, p.A4
8 Oficina del Censo de los Estados Unidos de América: Informes de la Población Actual, Serie P60-198, Pobreza en los Estados Unidos, 1996, Washington, 1997.
9 Oficina del Censo de los Estados Unidos de América: Pobreza en los Estados Unidos, 1996, Washington, 1997, p.
10. De acuerdo con la definición oficial de Estadísticas en Canadá (1995). Para categorías de países basadas en el índice del Desarrollo Humano del PNUD, véase Tabla 6, Informe de Desarrollo Humano, 1997, p. 161.
11 Michel Chossudovsky, El ajuste económico: El Perú bajo el dominio del FMI, Mosca Azul Editores, Lima, 1992, p. 83.

El autor es profesor de Economía, Universidad de Ottawa, autor de La Globalización de la Pobreza, Impactos de las Reformas del FMI y del Banco Mundial, Zed Books, Londres, 1997.

 


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About the author:

Michel Chossudovsky is an award-winning author, Professor of Economics (emeritus) at the University of Ottawa, Founder and Director of the Centre for Research on Globalization (CRG), Montreal, Editor of Global Research. He has undertaken field research in Latin America, Asia, the Middle East, sub-Saharan Africa and the Pacific and has written extensively on the economies of developing countries with a focus on poverty and social inequality. He has also undertaken research in Health Economics (UN Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC), UNFPA, CIDA, WHO, Government of Venezuela, John Hopkins International Journal of Health Services (1979, 1983) He is the author of 13 books including The Globalization of Poverty and The New World Order (2003), America’s “War on Terrorism” (2005), The Globalization of War, America’s Long War against Humanity (2015). He is a contributor to the Encyclopaedia Britannica. His writings have been published in more than twenty languages. In 2014, he was awarded the Gold Medal for Merit of the Republic of Serbia for his writings on NATO’s war of aggression against Yugoslavia. He can be reached at [email protected]

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