Elecciones presidenciales en EEUU: nuevamente ganaron los poderosos “grupos de intereses especiales”

La elección que se suponía iba a ser muy reñida, al final de cuentas resultó no serlo tanto. En mi opinión, Obama ganó por dos razones:

(1) Obama no es ni una amenaza ni representa un proceso de inclusión, mientras que Romney expresaba un “ellos contra nosotros”, una impresión que muchos encontraron amenazante,

(2) la elección no fue lo suficientemente reñida como para que se pueda llevar a cabo un fraude mediante las máquinas de voto electrónico.

Como bien saben los lectores, creo que ninguno de los candidatos es una buena opción, o de hecho, creo que ninguno significa una alternativa. Washington es controlado por poderosos grupos de interés, no por las elecciones. Ambos partidos se ven enfrentados no por una visión política alternativa o por agendas legislativas diferentes, sino para ver cuál de los dos partidos se convierte en la prostituta de Wall Street, del complejo militar y de seguridad, del lobby de Israel, de los agronegocios, de los intereses de los sectores vinculados a la energía, de la minería y la  industria forestal.

Convertirse en la prostituta es importante, porque las prostitutas son recompensadas por los servicios que ofrecen. Ganar la Casa Blanca o el cargo presidencial constituye un evento clave en la carrera de una persona, al convertirse en objeto de los ricos y poderosos grupos de interés. En el Congreso, el partido mayoritario puede suministrar más servicios y por lo tanto, es más valioso que el partido minoritario. Uno de nuestros últimos presidentes, que no era rico, terminó con 36 millones de dólares poco después de dejar el cargo, al igual que el ex primer ministro británico, Tony Blair, quien sirvió a Washington mucho mejor de lo que lo hizo para su propio país.

Las guerras son un negocio rentable para el complejo militar y de seguridad. Israel recompensa a sus siervos y castiga a sus enemigos. Dotar a las agencias de regulación ambiental con ejecutivos vinculados a la energía, a la minería y a la industria forestal, es considerado por esos intereses como un comportamiento muy amigable.

Muchos norteamericanos comprenden esto y no se molestan en ir a votar, pues saben que cualquiera sea el candidato o cualquiera sea el partido que gane, prevalecerán los grupos de interés. Ronald Reagan fue el último presidente que se enfrentó a los grupos de interés, o mejor dicho, a algunos de ellos. Wall Srtreet no aceptó el intento de Reagan de bajar las tasas de interés, pues consideraban que el resultado sería mayor inflación, mayores tasas de interés y la ruina de la bolsa y sus carteras de bonos. El complejo militar y de seguridad no quería que Reagan negociara con Gorbachev para poner fin a la guerra fría.

Lo que es curioso es que los votantes no comprenden cómo funcionan realmente los políticos. Los votantes se dejan llevar por la retórica política y no ven la hipocresía que los mira directamente a los ojos. El hombre medio norteamericano, machista, patriota y orgulloso, votó por Romney quien fue a Israel y, jurando lealtad a su señor feudal, se arrastró a los pies de Netanyahu. Obama toca directamente la fibra del corazón de quienes lo siguen, relatando la historia de un niño con leucemia ahora protegido por la ayuda de Obamacare [n.de.t: término con el que comúnmente se conoce a La Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible], mientras continúa asesinando a miles de niños y a sus padres con drones y otras acciones militares en siete países distintos. Obama fue capaz de conseguir las felicitaciones de parte de sus seguidores cuando describía un camino de creciente e imparable éxito hacia mayores conquistas morales transitado por Norteamérica, mientras que su historial es el de un tirano que ha codificado en leyes la destrucción de la Constitución de los Estados Unidos y las libertades civiles de los norteamericanos

Nada se disputaba en las elecciones, excepto quién pasaría a servir a los grupos de interés. Las guerras no fueron un punto de discusión en las elecciones. Las provocaciones de Washington, rodeando con bases militares a Irán, Rusia y China, no fueron tema de debate.  Los poderes inconstitucionales impuestos por el Poder Ejecutivo que permiten detener ciudadanos por tiempo indeterminado sin el debido proceso y que avalan asesinatos por meras sospechas, tampoco fue tema de discusión en estas elecciones. El sacrificio del medio ambiente en pos de la desforestación, la minería y los intereses energéticos tampoco fueron un tema de discusión, excepto para prometer mayor sacrificio ambiental para habilitar mayores ganancias en el corto plazo. Por un lado se hacía la tonta promesa de fortalecer a las clases medias, mientras que por otro se esgrimía la defensa como librecambio de la deslocalización de sus profesiones y empleos.

La incapacidad para reconocer y debatir verdaderos problemas constituye una amenaza no sólo para los Estados Unidos sino para el mundo entero. La búsqueda desenfrenada de hegemonía por parte de Washington, conducida por una loca ideología neoconservadora, está llevando al país a una confrontación militar con Rusia y China. Once años de guerras injustificadas (con más en el horizonte) y con una política económica que protege a las instituciones financieras de sus culpas, han agobiado a los EE.UU. con masivos déficits presupuestarios que están siendo monetizados. La pérdida del rol del dólar norteamericano como divisa de reserva y la hiperinflación son consecuencias plausibles de una política económica desastrosa.

¿Cómo es posible que “el único superpoder en el mundo” pueda llevar a cabo una elección presidencial sin ninguna discusión sobre estos problemas reales y serios? ¿Cómo alguien puede estar emocionado o tener esperanzas ante semejantes resultados?

7-11-2012

Traducido al castellano por PIA Noticias

Original en: http://www.globalresearch.ca/presidential-elections-powerful-special-interest-groups-won-again/5310972


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Articles by: Dr. Paul Craig Roberts

About the author:

Paul Craig Roberts, former Assistant Secretary of the US Treasury and Associate Editor of the Wall Street Journal, has held numerous university appointments. He is a frequent contributor to Global Research. Dr. Roberts can be reached at http://paulcraigroberts.org

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