El porvenir de Libia según los planes de la OTAN
En la representación mediática de la guerra en Libia, los “rebeldes” dominan la escena, mientras que la OTAN se resguardó entre bastidores. Pero es sin embargo desde su cámara de control que la guerra fue preparada y dirigida y que se decidió el futuro arreglo del país.
El portavoz Oana Lungescu, declaró que la misión de la OTAN era “eficaz y todavía necesaria”. Nadie lo duda: durante los cinco meses de “protección unificada”, se efectuaron 21 mil operaciones aéreas, de las cuales más de 8 mil ataques con bombas y misiles, mientras unas decenas de buques de guerra atacaron con misiles y helicópteros y controlaron las aguas territoriales libias para asegurar el embargo de las fuerzas gubernamentales y los suministros de las del Cnt de Bengazi. Al mismo tiempo, agentes y fuerzas especiales de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia así como de otros países, desempeñaron un papel clave en el terreno, señalando a los aviones los objetivos para golpear, además de preparar y conducir el ataque contra Trípoli. La OTAN desempeñó un papel decisivo sin el cual los rebeldes nunca habrían podido entrar en Trípoli, como lo confirma el general alemán Egon Ramms.
Nuestra misión, declaró el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, seguirá siempre que continúen los ataques y las amenazas (sic). ¿Esto significa que, en cuanto esté cumplida la “misión”, la OTAN dejará a los Libios la posibilidad de decidir del porvenir de su país? Ni hablar. Seguirá con la fase 2 de la “misión”. Sencillamente, no existe solución militar para esta crisis, subraya un comunicado de la Alianza, pero necesitamos un proceso político para una transición pacífica hacia la democracia en Libia. Y Rasmussen asegura que la OTAN está dispuesta para desempeñar su papel de apoyo.
Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la Alianza
No se especifica la forma, pero un plan general -que se decidió fundamentalmente en Washington, Londres y París- ya está listo. Detalles cayeron de las declaraciones de algunos funcionarios. Cumpliendo la pedida del futuro gobierno (dirigido por políticos garantes de los intereses de las más grandes potencias occidentales), la OTAN seguirá controlando el espacio aéreo y las aguas territoriales de Libia. Oficialmente es para asegurar las ayudas humanitarias y proteger el cuerpo civil alistado por la ONU. Para ello, se necesitará el libre acceso a los puertos y aeropuertos libios, que de hecho se van a transformar en bases militares de la OTAN aunque pongan la bandera roja , negra y verde -la del régimen del rey Idris, quién en los años 50, concedió a Gran Bretaña y a Estados Unidos el uso del territorio para implantar bases militares, de las cuales la base aérea de Wheelus Field en las afueras de Trípoli. Hoy, es un emplazamiento ideal para el cuartel general del mando africano de los Estados Unidos.
La OTAN repite sin parar que no tiene la intención de mandar tropas en Libia, pero que no obstante no excluye que aliados, de manera singular, lo hagan, o bien que lo haga la UE, la cual ya tiene listos a los grupos de combate de despliegue rápido.
A mismo tiempo, la OTAN preparará y armará a las “fuerzas de seguridad” libias. Ese concepto es muy relativo. El responsable de la seguridad en Trípoli que fue nombrado por petición de la OTAN, es Abdel Hakim Belhadj, quién después de volver de la yihad anti-soviética en Afganistán, formó el Grupo de combatientes islámicos en Libia. Lo raptó la Cia en Malasia en 2004, pero después de la normalización con Trípoli, lo trasladaron a Libia donde (en la base del acuerdo entre los dos servicios secretos) lo soltaron en el 2010.
Es él quién garantizará, con su traje de presidente del consejo militar de Trípoli, la transición pacífica hacia la democracia en Libia.
Edición del domingo 4 de septiembre de 2011 de il manifesto
Texto en italiano : http://www.mondialisation.ca/index.php?context=va&aid=26373
Texto en francés : http://www.mondialisation.ca/index.php?context=va&aid=26372
Traducido del francés para Mondialisation.ca por Stéphanie Dehorter