El Plan “B” de EEUU en Egipto: De regreso al Antiguo Régimen
La ruta que se ha tomado en Egipto es peligrosa. Un golpe militar ha tenido lugar ahí mientras que millones de egipcios lo celebran con júbilo sin considerar que es lo que reemplazará a la Hermandad Musulmana y las ramificaciones que tendrá para su sociedad. Multitudes entusiasmadas han tratado el golpe militar en Egipto como una suerte de acto democrático. Erran en recordar para quienes trabajan los militares egipcios golpistas. Aquellos que se oponen ideológicamente a la Hermandad Musulmana también han celebrado la toma del poder por los militares sin darse cuenta que esa acción sirve en ultima instancia a los intereses imperialistas. El entusiasmo no les permite a las multitudes considerar el precedente negativo que ha sentado.
Egipto nunca fue saneado de las figuras corruptas por la Hermandad Musulmana, en su lugar se hicieron parte de ellas. Figuras claves en Egipto, como Al-Azhar’s Grand Mufti Ahmed Al-Tayeb (quien fuera nombrado por Mubarak), criticaba a la Hermandad Musulmana cuando Mubarak estaba en el poder, luego denunció a Mubarak y apoyó a la Hermandad Musulmana cuando había llegado al poder y, luego denuncio a la Hermandad Musulmana cuando los militares la habían removido del poder. La Hermandad Musulmana ahora caída en desgracia ha sido reemplazada por un ensamblaje mucho más peor. Estas figuras, no importa cómo se hagan llamar, únicamente le han servido al poder y nunca a la democracia. Los militares que substituyen a la Hermandad Musulmana –ya sea el nuevo presidente interino o los líderes de la junta militar- o estuvieron trabajando con la Hermandad Musulmana o sirviéndole a ella, y aun antes de ella, lo hicieron para el régimen de Hosni Mubarak.
El círculo completo de la antidemocracia egipcia
Al contrario de las protestas, el golpe militar en Egipto es un golpe a la democracia. A pesar de la incompetencia e hipocresía del liderazgo de la rama egipcia de la Hermandad Musulmana, habían sido democráticamente elegidos al poder. Mientras que el derecho de todos los ciudadanos para protestar y demostrarse debe de ser protegido, y deben implementarse mecanismos bien estructurados y seguros en todos los sistemas políticos de Estado para remover a un gobierno impopular, gobiernos democráticamente elegidos no deben ser depuestos por medio de golpes militares. A no ser que un gobierno democráticamente elegido este arbitrariamente asesinando a su propio pueblo y actuando fuera de la ley, no existe excusas para removerlo del poder por medio de la fuerza militar. No hay nada malo con el acto de protesta, pero si hay algo de dañino cuando un golpe militar es iniciado por una fuerza militar corrupta que trabaja al servicio de Washington y Tel Aviv. Las cosas en el Cairo han retornado a su estatus original. El control militar sobre el gobierno en Cairo es exactamente lo que los corruptos líderes del ejercito de Egipto han querido desde las elecciones del 2012 que llevaron al poder al Partido Justicia y Libertad de la Hermandad Musulmana. Desde entonces ha existido una pugna por el poder entre el ejército egipcio y la Hermandad Musulmana.
Esperando ganar las elecciones del 2012, el ejército presentó como candidato a la presidencia de Egipto a uno de sus generales y ex miembro del gabinete de ministros de Mubarak, Ahmed Shafik, quien además había servido como el último primer ministro bajo las órdenes de Mubarak. Si no un leal per se de Mubarak, Shafik fue un colaborador del antiguo establishment político del régimen que le otorgó a él y a los militares poderes privilegiados. Cuando Ahmed Shafik resultó perdedor hubo tardanza en reconocer a Morsi como presidente electo, pues los militares estaban considerando rechazar los resultados de la elección y en su lugar anunciar un golpe militar.
El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que dirigía al ejercito de Egipto, se dio cuenta que un golpe militar después de las elecciones del 2012 no sería bien recibido por el pueblo egipcio y podría conducir a una rebelión total contra el liderazgo militar egipcio. Era improbable que muchos de los soldados de bajo rango y oficiales encargados siguieran las órdenes de los militares egipcios corruptos de la cúpula si el golpe se llevaba a cabo. De este modo los planes para un golpe militar fueron abortados. En su lugar los líderes militares egipcios decidieron intentar subordinar al gobierno civil de Egipto disolviendo el parlamento e imponiendo una constitución que ellos mismo habían redactado para garantizar el control militar. Su constitución militar subordinaba la presidencia y el gobierno civil de Egipto a la gestión militar. Morsi esperaría y luego reinstalaría al parlamento egipcio en julio del 2012 procediendo después a nulificar la constitución militar que limitaba los poderes de la presidencia y del gobierno civil, después colaboró con los EEUU y Qatar para pacificar a Hamas. Acto seguido, Morsi ordenó la renuncia del mariscal Tantawi, jefe del ejército egipcio y del general Anan, el segundo general más poderoso en el ejército egipcio, ni el uno ni el otro eran amigos de la democracia o la justicia.
¿Fue la administración de Morsi realmente un gobierno de la Hermandad Musulmana?
Antes de que fuera sacada del poder la Hermandad Musulmana enfrentó serias limitaciones estructurales en Egipto y tomó muchas decisiones equivocadas. Desde su victoria electoral hubo una continua pugna por el poder en Egipto y su Partido Libertad y Justicia intentó torpemente consolidar su control político sobre Egipto. Los intentos de la Hermandad Musulmana por consolidar el poder significaba que tenía que convivir y trabajar con una vasta variedad de instituciones y organismos del Estado que estaban ocupadas por sus oponentes, figuras corruptas y viejos leales del régimen. El Partido Libertad y Justicia lentamente trató de purgar el Estado egipcio de los partidarios de Mubarak y de la viejas figuras del régimen, pero Morsi fue forzado también a trabajar con ellos simultáneamente. Esto hizo que los cimientos de su gobierno se debilitaran aún más.
La situación de la Hermandad Musulmana en el 2012 era en realidad similar a la que Hamas enfrentó en el 2006 después de su victoria en las elecciones de Palestina. De la misma manera que Hamas fue forzado por los EEUU y sus aliados a aceptar ministros de Fatah en posiciones claves en el gobierno palestino que formó, la Hermandad Musulmana fue forzada a hacer lo mismo si no quería que colapsara el Estado y ser aislada internacionalmente. La principal diferencia entre las dos situaciones es que la Hermandad Musulmana parecía muy entusiasmada en cumplir con los EEUU y trabajar con viejos segmentos del antiguo régimen que no la desafiarían. Quizás esto sucedió porque la Hermandad Musulmana temía un golpe militar. Independientemente de las razones, la Hermandad Musulmana a sabiendas compartió la mesa de gobierno con contrarrevolucionarios y criminales.
En parte, el gabinete de Morsi se ofrecía como vehículo al continuismo del antiguo régimen. El Ministro de Relaciones Exteriores, Mohammed Kamel Amr, el diplomático de mayor rango de Morsi, fue ministro de gabinete bajo el mariscal Tantawi y sirvió en posiciones claves como embajador de Mubarak en los Estados Unidos y Arabia Saudita. El gabinete de Morsi únicamente tendría unos pocos miembros del Partido Libertad y Justicia de la Hermadad Musulmana, mientras que el portafolio ministerial para las posiciones claves del Ministerio del Interior, Ministerio de Defensa, y de la Autoridad del Canal de Suez serian otorgadas a los designados de Mubarak del ejército y del aparato policial de Egipto. Abdul-Fatah Al-Sisi, el jefe de la inteligencia militar de Mubarak y quien había trabajado estrechamente con los EEUU e Israel, sería promovido por Morsi como jefe del ejército egipcio y como nuevo Ministro de Defensa de Egipto. Sería Al-Sisi, irónicamente, pero no sorprendente, quien ordenaría el arresto y salida de Morsi después de extensas consultas con su contraparte estadounidense, Chuck Hagel, en julio 3,2013.
La Hermandad Musulmana y la administración de Obama: ¿Una alianza de conveniencia?
A causa de la lucha por el poder del Partido Libertad y Justicia contra el ejército egipcio y los remanentes del antiguo régimen, la Hermandad Musulmana viró hacia los Estados Unidos por apoyo y rompió todas sus promesas. Algunos describen esto como hacer un trato con el “Demonio”. En el plano de la política foránea, la Hermandad Musulmana no hizo lo que dijo que haría. No terminó con el sitio de Israel sobre el pueblo de Gaza, no cortó sus vínculos con Israel, y no restableció relaciones con los iraníes. Su cooperación con los EEUU le permitió a Washington jugar con los diferentes bandos dentro de Egipto poniéndolos unos contra otros y minimizar los riesgos de la administración de Obama.
La Hermandad Musulmana erró en su cálculo político. Morsi demostró no solo no ser digno de confianza, sino que además insensato. Washington siempre ha favorecido al ejército egipcio por sobre la Hermandad Musulmana. Como la mayoría de los ejércitos árabes, el ejército egipcio ha sido utilizado como una fuerza policial interna que ha oprimido y suprimido a su propio pueblo. A diferencia de la Hermandad Musulmana, el ejército egipcio le facilita mayores garantías a los EEUU para la protección de sus intereses en Egipto, la seguridad de Israel, e influencia sobre el estratégico y comercialmente importante Canal de Suez. Más aun, la Hermandad Musulmana tenía su propia agenda y parecía improbable que continuara jugando el papel de subordinado a los Estados Unidos y Washington estaba consciente de esto.
¿Revolución o Contrarrevolución?
De hecho se ha sentado un precedente muy peligroso. Los eventos en Egipto pueden ser usados de conformidad con el mismo tipo de estándar que le permitió al ejército turco subordinar la democracia en Turquía por décadas interviniendo cada vez que no les gustaba un gobierno civil. El ejército egipcio ha tomado la oportunidad para suspender la constitución. Ahora puede monitorear todo el proceso político en Egipto, esencialmente con los poderes del veto de facto. El golpe militar no solamente va en contra los principios de la democracia y es anti democrático, sino que además marca el retorno al poder del antiguo régimen. El antiguo régimen de Egipto, y esto tiene que ser señalado, siempre ha sido fundamentalmente un régimen militar controlado por un círculo de generales y admírales que operan en colaboración con un puñado de civiles en sectores claves.
Las cosas en Egipto están retornando a su punto de partida. La judicatura está siendo de nuevo alineada con el ejército o con el antiguo régimen. El fiscal general de Mubarak, Abdel Meguid Mahmoud, quien fue removido del poder en noviembre del 2012, ha sido reincorporado. El parlamento egipcio ha sido disuelto por los líderes del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. El presidente Morsi y muchos miembros de la Hermandad Musulmana han sido apresados por el ejército y la policía, como enemigos de la paz.
Adli (Adly) Al-Mansour, el juez nombrado por Mubarak y a quien el presidente Morsi fue legalmente forzado a nombrar como el jefe de la Corte Suprema Constitucional, ha sido nombrado presidente interino por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Al-Mansour es sencillamente un figurón civil de una junta militar. Vale la pena mencionar además que la Corte Suprema Constitucional, como muchos de los nombrados de Mubarak en la judicatura egipcia, ha colaborado con el ejército egipcio en contra de la Hermandad Musulmana y trataron de disolver el parlamento egipcio.
A Mohammed Al-Baradei (El-Baradei / El Baradei), un ex diplomático egipcio y también ex director general de la políticamente manipulada Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA en inglés), los militares le han ofrecido el puesto interino de primer ministro de Egipto. Él había retornado a Egipto durante el comienzo de la llamada Primavera Árabe para postularse a un cargo público con el apoyo del International Crisis Group, que es una organización ligada a los intereses de la política foránea de los EEUU y vinculada a la Carnegie Foundation, the Ford Foundation, y el Open Society Institute de George Soros. Al-Baradei se ha deleitado cada vez que los militares egipcios han anunciado un golpe; el apoyó la toma del poder por los militares en el 2011 y, para su beneficio, lo ha apoyado en el 2013. Donde él no pudo asegurar una posición para el mismo a través del voto, ahora en el 2013 le ha sido ofrecida antidemocráticamente una posición en el gobierno a través de los militares.
Muchos de los partidarios de la Hermandad Musulmana están enfatizando que hubo una guerra injusta de los medios de prensa en su contra. La rama egipcia de la cadena Qatarí Al Jazeera, Al Jazeera Mubasher Misr que había funcionado como vocero de la Hermandad Musulmana, ha sido sacada del aire por los militares egipcios. Parece que Arabia Saudita, que inmediatamente felicitó a Adli Al-Mansour, está encantada, lo que explica el por qué el Partido Nour apoyado por Arabia Saudita traicionó a la Hermandad Musulmana. Otros medios vinculados a la Hermandad Musulmana o partidarios de ella también han sido censurados y atacados. Gran parte de los medios de prensa privados en Egipto ya eran anti hermandad Musulmana. Como el Grand Mufti Ahmed Al-Tayeb, muchos de estos medios de prensa eran partidarios de la dictadura de Mubarak cuando estaba en el poder, y solo cambiaron su tono cuando estaba fuera del poder. El punto que, sin embargo, no debe ser extraviado es que, la censura contra los medios de prensa favorables a la Hermandad Musulmana no equivale a la práctica democrática en lo absoluto.
Las figuras que han apoyado el golpe militar, en el nombre de la democracia, no son tampoco amigos de la democracia. Muchos de estos oportunistas fueron lacayos de Mubarack. Por ejemplo, el llamado líder de la oposición egipcia Amr Moussa fue muy favorecido por Hosni Mubarack y sirvió como su ministro de relaciones exteriores por muchos años. Nunca, Moussa alguna vez se preocupó o se atrevió a cuestionar a Mubarak o su dictadura, inclusive cuando Moussa se convirtió en el secretario general de la inútil y en bancarrota moral, Liga Árabe.
La crisis egipcia repercutirá gravemente en el imperio estadounidense
A pesar de los reportes y comentarios de los medios de prensa, la Hermandad Musulmana nunca estuvo completamente a cargo de Egipto o de su gobierno. Siempre tuvo que compartir el poder con segmentos del viejo régimen o con los hombres de “Washington y Tel Aviv”. Actores claves en diferentes ramas del gobierno y órganos del Estado del antiguo régimen se mantuvieron en sus puestos. Inclusive el gabinete del presidente Morsi tenía hombres del viejo régimen. Las discusiones sobre la ley Sharia fueron manipuladas por los oponentes de la Hermandad Musulmana para el consumo exterior principalmente de aquellos países no musulmanes y para incitar a los cristianos de Egipto y las corrientes socialistas en contra de Morsi. En cuanto a los problemas económicos que Egipto enfrentó, estos fueron el resultado de una mezcla del legado del antiguo régimen, la ambición de las elites egipcias y de los líderes militares, la crisis económica global, y el capitalismo predatorio con el cual los Estados Unidos y la Unión Europea han discapacitado a Egipto. Aquellos que culparon a Morsi por los problemas económicos de Egipto lo hicieron equivocada u oportunistamente. La incompetencia de su administración no ayudó la situación, pero ellos tampoco la crearon. Morsi estaba a cargo de una embarcación que se estaba hundiendo, que había sido devastada económicamente en el 2011 por estados foráneos y por prestamistas locales y extranjeros, especuladores, inversionistas y corporaciones.
Hubo un innegable y constante esfuerzo para sabotear el gobierno de la Hermandad Musulmana, pero esto no excusa su incompetencia y corrupción. Sus intentos por ganar respetabilidad internacional asistiendo a eventos tales como la Clinton Global Initiative patrocinado por la Clinton Foundation han servido unicamte en su declinamiento. Su titubeo en restaurar relaciones con Irán y su antagonismo hacia Siria, Hezbolá y sus aliados palestinos solo resultó en una lista reducida de amigos y partidarios.
Pareció que de muy buena gana la Hermandad Musulmana se permitió ser usada por los EEUU, Israel, Arabia Saudita y Qatar para pacificar a Hamas en un intento por desvincular a los palestinos en Gaza del Bloque Resistencia. Continúo con el sitio contra Gaza y con la destrucción de los túneles usados por los palestinos para contrabandear provisiones diarias. Quizás estaba temerosa o tenía muy poco que decir en el asunto, pero permitió que la seguridad y los aparatos de inteligencia del ejército de Egipto continuaran colaborando con Israel. Bajo la vigilancia de la Hermandad Musulmana los palestinos desparecían en Egipto y luego aprecian en las prisiones de Israel. El gobierno de Morsi también abandonó la amnistía que les había dado a los partidarios de la Jamahiriya que llegaron de Libia para refugiarse en Egipto.
Los Estados Unidos e Israel siempre han querido que Egipto se vea internamente en un patético estado de parálisis. Washigton siempre ha tratado de mantener a Egipto como un Estado dependiente que se desmoronaría política y económicamente sin la asistencia de los EEUU. Ha permitido que la situación en Egipto degenere como un medio para neutralizar a los egipcios manteniéndolos divididos y exhaustos. Los Estados Unidos, sin embargo, serán perseguidos por los fantasmas del golpe contra Morsi. Washington lamentará mucho las repercusiones de lo que ha pasado en Egipto. La caída de Morsi envía un mensaje negativo a todos los aliados de los Estados Unidos. Todos en el Mundo Árabe, corruptos y justos por igual, están más consciente que nunca que una alianza con Washigton o con Tel Aviv no los protegerá. En su lugar se están dando cuenta que aquellos que están alineados con los iraníes y los rusos son quienes están de pie.
Un imperio que no puede garantizar la seguridad de sus sátrapas es uno que eventualmente encontrará muchos de sus compinches volviéndole la espalda o traicionándolo. De la misma manera que el proyecto estadounidense de cambio de régimen en Siria está fracasando, su tiempo en el Medio Oriente esta llegando a su fin. Aquellos que han apostado al éxito de Washington, como la realeza Saudí, La Hermandad Musulmana y el Primer Ministro de Turquía Recep Erdogan, se encontrarán en el bando perdedor de la ecuación regional del Medio Oriente.
Traducido del inglés por Marvin Najarro.