El escándalo de sobornos de Odebrecht sacude a América Latina
El reconocimiento por parte Odebrecht S.A. ante los fiscales de Estados Unidos de que pagó cientos de millones de dólares en sobornos con el fin de obtener lucrativos contratos de infraestructura ha repercutido en América Latina, donde del gigante brasileño de la construcción ha participado en algunos de los mayores proyectos durante los últimos 15 años.
Según un acuerdo de conciliación anticorrupción divulgado por el Departamento de Justicia estadounidense la semana pasada, Odebrecht pagó casi US$800 millones en sobornos en 12 países, con lo que obtuvo ganancias de US$3.340 millones.
Aparte de Brasil, la mitad del dinero ilícito se usó para sobornar a funcionarios de nueve países latinoamericanos, un grupo que abarca desde partidarios del libre mercado, como en México, a gobiernos socialistas, como el de Venezuela.
“Será un terremoto político en muchos de estos países”, dijo José Ugaz, un ex fiscal peruano que preside Transparencia Internacional, un organismo no gubernamental con sede en Berlín.
Las reacciones no han demorado en llegar.
El gobierno colombiano anunció que podía anular los contratos de infraestructura obtenidos de manera fraudulenta. Odebrecht dijo haber pagado US$11 millones en coimas en el país. Álvaro Uribe Vélez, quien fue presidente de Colombia entre 2002 y 2010, defendió su gestión al señalar que su gobierno actuó con “absoluta pulcritud” en la adjudicación de contratos.
A su vez, el presidente panameño Juan Carlos Varela hizo un llamado para que se investigaran todos los contratos adjudicados a Odebrecht. En Venezuela, donde la firma constructora habría pagado US$100 millones en sobornos, la Asamblea Nacional, controlada por la oposición al gobierno del presidente Nicolás Maduro, investiga los contratos de la empresa brasileña. El presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, manifestó que no le hizo ningún favor a Odebrecht cuando era ministro hace más de 10 años.
Odebrecht, la mayor constructora de América Latina, desarrolló un sistema para ocultar los sobornos a funcionarios, políticos y partidos políticos. Estableció una oficina especial, llamada la División de Operaciones Estructuradas, que dirigía dinero ilícito que nunca apareció en su contabilidad, según el documento judicial.
Para hacer las transferencias, utilizó bancos pequeños en países con estrictas normas de secreto bancario. En ocasiones, llegó a pagar en efectivo.
Odebrecht se adjudicó varios proyectos de Petróleos Mexicanos, según la agencia de transparencia del gobierno mexicano. La constructora obtuvo cuatro contratos en 2014 por un total de US$1.150 millones. Una portavoz de Pemex señaló la semana pasada que la empresa está en contacto con la Secretaría de la Función Pública, el ente encargado de velar por el correcto desempeño de los servidores públicos, “para analizar” el tema y tomar las acciones correspondientes en caso de ser necesario.
Como un obsequio al final del segundo período de Alan García en la presidencia de Perú, en 2011, Odebrecht donó unos US$800.000 para construir una estatua en Lima frente al Océano Pacífico que es una réplica del Cristo Redentor de Rio de Janeiro. García la calificó como “el Cristo del Pacífico”. Otros, sin embargo, prefieren otro nombre. “Se debiera llamar el Señor de la Corrupción”, dice Ugaz, de Transparencia Internacional. “Hoy, simboliza todo lo que está empresa le ha mostrado al mundo. No hubo vacilaciones a la hora de sobornar en todos nuestros países”.
Ryan Dube
Ryan Dube: Periodista del diario The Wall Street Journal.