¿Debutó en Moscú una coalición china-rusa-iraní contra la OTAN?
La Conferencia de Moscú sobre la Seguridad Internacional en abril fue utilizada como punto de reunión para advertir a EE.UU. y a la OTAN de que otras potencias mundiales no les permitirán actuar según su antojo.
La posición sobre esfuerzos conjuntos entre China, India, Rusia e Irán contra la expansión de la OTAN fue aumentada con planes para negociaciones militares tripartitas entre Pekín, Moscú, y Teherán.
Ministros de defensa y funcionarios militares de todo el mundo se reunieron el 16 de abril en el prestigioso Radisson Royal u Hotel Ukraina, una de las mejores piezas de arquitectura soviética en Moscú, conocido como una de las “Siete Hermanas” que fueron construidas durante la época de José Stalin. El evento, de dos días de duración, auspiciado por el Ministerio Ruso de Defensa fue la cuarta Conferencia anual de Moscú sobre Seguridad Internacional (MCIS, por sus siglas en inglés).
Asistieron funcionarios civiles y militares de más de setenta países, incluyendo miembros de la OTAN. Quince ministros de defensa participaron en el evento. Sin embargo, aparte de Grecia, ministros de defensa de países de la OTAN no participaron en la conferencia.
A diferencia de años anteriores, los organizadores de la MCIS no enviaron una invitación a Ucrania para la conferencia de 2015. Según el ministro adjunto de defensa ruso Anatoly Antonov: “En esta etapa de brutal antagonismo informativo respecto a la crisis en el sudeste de Ucrania, hemos decidido no inflamar la situación en la conferencia y en esta situación tomamos la decisión de no invitar al evento a nuestros colegas ucranianos.”
En una nota personal, como un tema de interés, he seguido estos tipos de conferencias durante años porque tienden a producir declaraciones importantes sobre políticas exteriores y de seguridad. Este año esperaba atentamente la inauguración de esta conferencia de seguridad en particular. Aparte de que tenía lugar en circunstancias en las cuales el paisaje geopolítico del globo cambia rápidamente, me interesaba ver lo que produciría la conferencia ya que en 2014 me consultaron a través de la Embajada rusa en Canadá si me interesaba asistir a la IV MCIS.
El resto del mundo: Escuchando las preocupaciones de seguridad euroatlánticas
La conferencia de Moscú es el equivalente ruso de la Conferencia de Seguridad de Munich realizada en el hotel Bayerischer Hof en Alemania. Existen, sin embargo, diferencias críticas entre los dos eventos.
Mientras la Conferencia de Seguridad de Munich es establecida respecto a la seguridad euro-atlántica y considera la seguridad global desde el punto de vista ‘atlanticista’ de la OTAN, la MCIS representa una perspectiva global más amplia y diversa. Considera el resto de las preocupaciones de seguridad mundial no euro-atlánticas, particularmente de Medio Oriente y de Asia-Pacífico. Incluyendo desde Argentina, India, y Vietnam hasta Egipto y Sudáfrica, la conferencia en el Hotel Ukraina atrajo una variedad de grandes y pequeños protagonistas, cuyas voces e intereses de seguridad, de una u otra manera, son por otra parte desestimados e ignorados en Munich por los dirigentes de EE.UU. y de la OTAN.
El ministro de defensa ruso, Sergey Shoigu, quien tiene el rango de abanderado que es igual al de un general de cuatro estrellas en la mayoría de los países de la OTAN, abrió la conferencia. También habló, y junto a Shoigu estaba sentado el ministro de exteriores ruso Sergey Lavrov y otros funcionarios de alto rango. Todos ellos se refirieron a la guerra de múltiples espectros de Washington que ha utilizado revoluciones de color, como EuroMaidán en Ucrania y la Revolución Rosa en Georgia, para cambios de régimen. Shoigu citó Venezuela y la Región Administrativa Especial Hong Kong de China como revoluciones de color fracasadas.
El ministro de exteriores Lavrov recordó a los asistentes que las posibilidades de un peligroso conflicto mundial aumentaban debido a la falta de preocupación de EE.UU. y la OTAN por la seguridad de otros y una falta de diálogo constructivo. Al presentar su argumento, Lavrov citó al presidente de EE.UU. Franklin Roosevelt al decir: “En esto no puede haber un punto intermedio. Tendremos que tomar la responsabilidad por la colaboración mundial, o tendremos que soportar la responsabilidad por otro conflicto mundial.” “Creo que formularon una de las principales lecciones del conflicto global más devastador en la historia: solo es posible enfrentar los desafíos comunes y preservar la paz mediante esfuerzos colectivos, conjuntos, basados en el respeto por los legítimos intereses de todas las partes”, explicó hablando de lo que los dirigentes mundiales aprendieron de la Segunda Guerra Mundial.
Shoigu tuvo más de diez reuniones bilaterales con los diferentes ministros de defensa y dirigentes que llegaron a Moscú para la MCIS. Durante una reunión con el ministro serbio de defensa Bratislav Gasic, Shoigu dijo que Moscú considera que Belgrado es un socio fiable en la cooperación militar.
Coalición chino-rusa-iraní: pesadilla de Washington
El mito de que Rusia está internacionalmente aislada fue destruido nuevamente durante la conferencia, que también produjo algunos anuncios importantes.
El ministro de defensa de Kazajistán, Imangali Tasmagambetov y Shoigu anunciaron que había comenzado la implementación de un sistema conjunto de defensa aérea kazajo-ruso. Eso no es solo indicativo de la integración del espacio aéreo de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, sino forma parte de una tendencia. Presagió otros anuncios contra el escudo de defensa de misiles de la OTAN.
Sin embargo, la declaración más vigorosa fue la del ministro iraní de defensa Hussein Dehghan. El brigadier general Dehghan dijo que Irán quiere que China, India, y Rusia estén agrupados en la oposición conjunta contra la expansión hacia el este de la OTAN y la amenaza a su seguridad colectiva planteada por el proyecto de escudo de misiles de la alianza.
Durante una reunión con el ministro chino de defensa Chang Wanquan, Shoigu subrayó que los vínculos militares de Moscú con Pekín constituyen su “prioridad más importante”. En otra reunión bilateral los jefes de la defensa de Irán y Rusia confirmaron que su cooperación formará parte de uno de los puntos básicos de un nuevo orden multipolar y que Moscú y Teherán ven con armonía su actitud estratégica hacia EE.UU.
Después que Dehghan y la delegación iraní se reunieron con Shoigu y sus homólogos rusos, se anunció que tendrá lugar una cumbre tripartita entre Pekín, Moscú, y Teherán. La idea fue posteriormente endosada por la delegación china.
El entorno geopolítico está cambiando y no es favorable a los intereses de EE.UU. No solo se ha formado una Unión Económica Eurasiática de Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, y Rusia en el corazón post-soviético de Eurasia, sino Pekín, Moscú, y Teherán –la Triple Entente Eurasiática– ha pasado por un largo proceso de integración política, estratégica, diplomática y militar.
La armonía e integración eurasiática desafía la posición de EE.UU. en su “percha occidental” y cabecera de puente en Europa e incluso orienta a aliados de EE.UU. a actuar de modo más independiente. Es uno de los temas centrales explorados en mi libro The Globalization of NATO [La globalización de la OTAN].
El ex pez gordo de la seguridad estadounidense, Zbigniew Brzezinski, advirtió a las elites de EE.UU. contra la formación de una coalición eurasiática “que eventualmente podría tratar de desafiar la primacía de EE.UU.” Según Brzezinski una alianza eurasiática semejante podría surgir como una “coalición china-rusa-iraní” con Pekín como su punto central.
“Para los estrategas chinos, enfrentar la coalición trilateral de EE.UU. y Europa y Japón, el contrabalance geopolítico más efectivo podría ser tratar de formar una triple alianza propia, vinculando China con Irán en la región del Golfo Pérsico/Medio Oriente y con Rusia en el área de la antigua Unión Soviética”, advierte Brzezinski.
“Al evaluar las futuras opciones de China, hay que considerar también la posibilidad de que una China económicamente exitosa y políticamente segura de sí misma –pero que se siente excluida del sistema global y decide convertirse en el defensor y líder de los Estados desvalidos del mundo– puede decidirse a plantear un desafío no solo doctrinal articulado sino también un desafío geopolítico poderoso al mundo trilateral dominante”, explica.
Más o menos, este es el camino que están siguiendo los chinos. El ministro Wanquan dijo directamente a la MCIS que se necesita un orden mundial justo.
La amenaza para EE.UU. es que una coalición chino-rusa-iraní podría, en las propias palabras de Brzezinski, “ser un potente imán para otros Estados disconformes con el status quo.”
Contrarrestando el escudo de misiles de EE.UU. y la OTAN en Eurasia
Una nueva “Cortina de Hierro” está siendo erigida por Washington alrededor de China, Irán, Rusia y sus aliados mediante la infraestructura de misiles de EE.UU. y la OTAN. La red de misiles es ofensiva y no defensiva en su propósito y motivación.
El objetivo del Pentágono es neutralizar cualesquiera reacciones defensivas de Rusia y otras potencias eurasiáticas a un ataque con misiles balísticos estadounidenses, que podría incluir un primer ataque nuclear. Washington no quiere permitir que Rusia u otros tengan una capacidad de segundo ataque o, en otras palabras, tengan la capacidad de responder a un ataque por el Pentágono.
En 2011, se informó que el Primer Ministro Adjunto de Rusia, Dmitry Rogozin, quien era en aquel entonces el enviado de Moscú ante la OTAN, visitaría Teherán para hablar sobre el proyecto de escudo de misiles de la OTAN. Se publicaron varios informes, incluso por Teheran Times, señalando que los gobiernos de Rusia, Irán, y China estaban planificando la creación de un escudo de misiles conjunto para contrarrestar a EE.UU. y la OTAN. Rogozin, sin embargo, desmintió los informes. Dijo que la defensa de misiles fue discutida entre el Kremlin y sus aliados militares en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO).
La idea de cooperación en la defensa entre China, Irán, y Rusia contra el escudo de misiles de la OTAN se mantuvo vigente a partir de 2011. Desde entonces Irán se ha acercado a convertirse en observador en la CSTO, como Afganistán y Serbia. Pekín, Moscú y Teherán también se han acercado debido a temas como Siria, EuroMaidán, y el “Giro hacia Asia” del Pentágono. Los llamados de Dehghan a una posición colectiva de China, India, Irán, y Rusia contra el escudo de misiles y la expansión de la OTAN combinados con los anuncios en la MCIS sobre negociaciones militares tripartitas entre China, Irán, y Rusia, también apuntan en esa dirección.
Sistemas de defensa aérea S-300 y S-400 de Rusia están siendo introducidos en Eurasia, desde Armenia y Bielorrusia a Kamchatka como parte de una reacción con tecnología de punta ante la nueva “Cortina de Hierro”. Esos sistemas de defensa aérea hacen que los objetivos de Washington para neutralizar la posibilidad de una reacción o segundo ataque sean mucho más difíciles de realizar.
Incluso funcionarios de la OTAN y el Pentágono, que se refieren a los S-300 como sistema SA-20 lo admiten. “Lo hemos estudiado y entrenado para contrarrestarlo durante años. Aunque no le tememos, respetamos los S-300 por lo que son: un sistema de misiles muy móviles, exactos, y letales,” ha escrito el coronel de la Fuerza Aérea de EE.UU. Clint Hinote para el Consejo sobre Relaciones Exteriores en Washington.
Aunque se ha especulado que la venta de los sistemas S-300 a Irán marca el comienzo de una gran oferta internacional de ventas de armas en Teherán como resultado de las negociaciones en Lausana y que Moscú está tratando de tener una ventaja competitiva en una reapertura del mercado iraní, en realidad la situación y las motivaciones son muy diferentes. Incluso si Teherán compra diferentes cantidades de equipamiento militar de Rusia y otras fuentes extranjeras, tiene una política de autosuficiencia militar y fabrica primordialmente sus propias armas. Toda una serie de equipos militares –desde tanques, misiles, aviones de combate, detectores de radar, rifles, y drones hasta helicópteros, torpedos, obuses para morteros, buques de guerra, y submarinos– son producidos en el interior de Irán. Los militares iraníes incluso afirman que su sistema de defensa aérea Bavar-373 es más o menos el equivalente del S-300.
La entrega del paquete S-300 por Moscú a Teherán tiene que ver con más que solo un negocio sin pretensiones. Se propone consolidar la cooperación militar ruso-iraní y realzar la cooperación eurasiática contra el cerco por el escudo de misiles. Es un paso más cercano a la creación de una red de defensa aérea eurasiática contra la amenaza con misiles planteada por EE.UU. y la OTAN contra naciones que se atreven a no arrodillarse ante Washington.
Mahdi Darius Nazemroaya es sociólogo, analista geopolítico y un reconocido autor.
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens.
Este artículo fue originalmente publicado por RT el 23 de abril.