Crecen inestabilidad e incertidumbre en la Casa Blanca
La decisión del vicealmirante retirado Robert Harward de rechazar la propuesta del presidente Donald Trump para ocupar el cargo de asesor de Seguridad Nacional, constituye hoy un nuevo elemento de inestabilidad e incertidumbre en la Casa Blanca.
Harward, quien sirvió durante cuatro décadas en la Marina, argumentó anoche razones personales para esquivar la designación del mandatario, lo que tiene lugar poco después de la renuncia -a solicitud de Trump- del exgeneral Michael Flynn, ante alegaciones de que informó de manera imprecisa sobre sus contactos con la embajada de Rusia en Washington.
Expertos señalan que la negativa de Harward a aceptar el puesto -que no necesita aprobación del Senado- añade otro revés al mandatario, cuyas primeras tres semanas en el poder algunos califican de tumultuosas y que la más reciente edición de la revista Time asegura es un verdadero caos.
Keith Kellogg, también general retirado, quien ocupó provisionalmente el puesto que dejó Flynn, es uno de los posibles aspirantes a permanecer en esa posición de forma definitiva, aunque también se menciona a David Petraeus, quien renunció como director de la CIA en 2012, en medio de un escándalo por mantener una relación extramarital, cuya designación, en lugar de resolver el problema, pudiera complicarlo.
Entretanto, un editorial del diario The New York Times pidió hoy el nombramiento de un fiscal especial que investigue de manera profunda e inmediata los supuestos nexos de consejeros del jefe de la Casa Blanca con las autoridades rusas.
El periódico señala que no se puede confiar en el director del FBI, James Comey, como un investigador neutral, debido a que su ‘interferencia en las presidenciales de noviembre de 2016 comprometió la integridad de esa agencia y dañó la imagen de la candidata demócrata Hillary Clinton’ en los días finales de la contienda.
Según el rotativo neoyorquino, Comey se subordina directamente al Fiscal General, Jeff Sessions, quien a su vez no solo es el más ardiente defensor de Trump en la Cámara alta, sino también fungió como jefe del comité asesor de seguridad nacional en la campaña del magnate inmobiliario por el partido rojo.
Niall Stanage, especialista en asuntos de la actual Administración, señala este viernes en el diario The Hill, que la sorpresiva conferencia de prensa de Trump ayer en la Casa Blanca fue un intento fallido por pasar la página de lo que hasta ahora fue un ‘tumultuoso comienzo’ de su mandato.
Según Stanage, las dificultades del actual gobernante van más allá de la renuncia de Flynn, de las dudas sobre la competencia de la Administración y de las persistentes filtraciones de datos y rumores acerca de luchas internas entre el personal que acompaña al gobernante.
Durante el intercambio de Trump con los medios ayer, calificado de salvaje por algún que otro comentarista, los reporteros increparon al magnate inmobiliario sobre su verdadero compromiso con el respeto a la libertad de expresión.
En dicho encuentro, el jefe de la oficina oval prometió que la semana próxima emitirá una nueva orden ejecutiva sobre inmigración, por lo que no habrá apelación contra el veto reciente de la Corte del Noveno Circuito a su anterior decreto en esa materia.
En ese sentido, el Departamento de Justicia envió la víspera a ese tribunal un documento de 47 páginas en el que explica las razones por las cuales, en lugar de seguir el actual litigio, el Presidente intenta en el futuro cercano emitir otra moción, tras una revisión sustancial de la anterior, pero que según expertos tendrá los mismos objetivos.
En medio de esta situación compleja, el Senado y la Cámara de Representantes recesan sus labores la semana próxima, con motivo del Día del Presidente que se celebra el lunes 20 de febrero.
Esto implica que cualquier gestión sobre el tema en el Capitolio tendrá que esperar por el regreso de los legisladores de sus respectivos territorios, pero su ausencia de Washington al parecer no restará fuerza al debate sobre este escándalo que ya empieza a rememorar los días tumultuosos de Watergate.
Roberto García Hernández