Con “amigos” como estos… : La “industria” de derrocar gobiernos con grupos de contacto
Este "mecanismo" ya fue ensayado por Estados Unidos en Somalia
Cualquiera que estudie la táctica que aplicaron EE.UU. y la OTAN para acabar con Jamahiriya en Libia se dará cuenta de que Washington trata de aplicar el mismo mecanismo para cambiar el régimen en Siria.
La clave de este proceso es la formación de grupos de contacto multilaterales, lógicamente próximos a la oposición. Pero lo que quizá no sepa la mayoría de la gente es que la industria americana de los “grupos de contacto” tuvo su origen en Somalia.
2006 fue un año crítico para Somalia, porque precisamente al final de ese año el país africano daba muestras de estabilidad tras décadas de guerra civil. La región autónoma septentrional de Puntland estaba viviendo un período de relativa tranquilidad, mientras que el sur del país se encontraba en constante guerra desde 1991. La Unión de Cortes Islámicas (UCI) derrotó a la mayoría de los caudillos militares locales y llegó a gobernar la mayor parte sureña del país, llevando paz y justicia a esta región. Se llevaban a cabo negociaciones pacíficas sobre la unidad del país, y se esperaba para el año siguiente una relativa paz en Somalia.
Fue entonces cuando EE.UU. y Etiopía, su aliado regional, lanzaron una ofensiva en diciembre de 2006. El general John Abizaid, ex comandante en las guerras de Irak y Afganistán, visitó Etiopía tres semanas antes para mantener una reunión con el primer ministro del país, Meles Zenawi, el 4 de diciembre. Ambos acordaron los detalles de la invasión estadounidense-etíope de Somalia. EE.UU. aportó aviones de combate, buques de guerra y comandos especiales, mientras que Etiopia envió contra la Unión de Cortes Islámicas sus tropas terrestres.
Para justificar la agresión se utilizaron los argumentos de siempre: la lucha global contra el terrorismo y la supuesta afiliación de la UCI a Al-Qaeda.
El resultado de la invasión fue el desmantelamiento de la UCI, lo que generó un vacío del poder en el territorio que controlaba. El Gobierno Federal de Transición, un grupo de la oposición al gobierno de Somalia importado para asumir el poder, se declaró Gobierno legítimo del país. ¿Les recuerda a algo? Precisamente eso fue lo que pasó cuatro años después, pero a mayor escala, en Libia, donde la OTAN llevó al poder al Consejo Nacional de Transición. Es eso lo que están preparando para Siria tanto EE.UU, como la OTAN y las monarquías “petrolíferas” arábicas del Golfo Pérsico al fundar el Consejo Nacional Sirio.
Ahora Somalia es un país dividido, inestable y sin ley. Precisamente, eso ocurre ahora en la también dividida y descontrolada Libia y lo mismo se está preparando para Siria, al estilo de la guerra del Líbano de los años 1975-1990. La carta de la “somalización” está sobre la mesa…
Varios estados africanos planeaban enviar un contingente internacional a Somalia con el apoyo de EE.UU., pero sus planes se vieron frustrados en junio de 2006, cuando la Unión de Cortes Islámicas tomó bajo control Mogadiscio, la capital del país. A partir de ese momento EE.UU. y sus aliados pusieron en marcha un plan de sustitución del régimen gobernante a través del Grupo de Contacto para Somalia.
Semejante “grupo de contacto” estaba en la base del plan de la OTAN para imponerse en Libia (solo que se llamó Amigos de Libia) formado en 2011 y que garantizó el poder del Consejo Nacional de Transición en Trípoli, a través de una “diplomacia de misiles”. Más tarde surgió el Grupo de Contacto para Siria (Amigos del Pueblo Sirio), formado en 2012 con el objetivo de llevar al poder al Consejo Nacional Sirio.
La agenda para el Gobierno Federal de Transición somalí fue preparada por EE.UU. y bautizada como “reconstrucción de las instituciones y de la economía de Somalia”, lógicamente con la ayuda de “expertos extranjeros”. El mismo programa se ha planteado ante el Consejo de Transición de Siria, dominado por los Hermanos Musulmanes y el Consejo de Transición Nacional libio. Éste último ya ha privatizado los activos nacionales para reducir sus riquezas con la ayuda de Ali Tarhouni, economista neoliberal libio de corte estadounidense, ministro de Finanzas y Petróleo. A partir de ahora el petróleo libio no está en manos de los libios. Están muy ocupados luchando los unos contra los otros.
Lo que ha reemplazado a la Unión de Cortes Islámicas y Jamahiriya, en Somalia y Libia respectivamente, es una “transición” sin fin y enclaves burocráticos ligados con Washington, Bruselas, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial- todos muy distantes de la violenta realidad en sus países.
Al margen de estas oficinas burocráticas, el poder de la ley es reemplazado por las arbitrariedades de milicianos y de matones. Este será el futuro de la República Arábica de Siria, si Hillary Clinton y Barack Obama triunfan a la hora de imponer al país el poder del Consejo Nacional Sirio.
Ya podemos observarlo en las destruidas calles de Alepo, en el cicatrizado paisaje a las afueras de Damasco, en las persecuciones de minorías sirias, en la profanación de iglesias, asesinatos de empleados sociales, ejecuciones extrajudiciales de quienes apoyan al Gobierno, éxodo de profesionales, secuestros y asesinatos de periodistas, ataques terroristas contra centros civiles, muertes de médicos y secuestros de extranjeros en los territorios que están bajo el control del Ejército Libre Sirio.
Mahdi Darius Nazemroaya, en exclusiva para RT
El autor premiado y analista geopolítico, Mahdi Darius Nazemroaya, es el autor de ‘Globalización de la OTAN’/The Globalization of NATO (Clarity Press) y un libro de próxima aparición: The War on Libya and the Re-Colonization of Africa. También ha contribuido en varios libros que van desde la crítica cultural a las relaciones internacionales. Es un sociólogo e investigador asociado en el Centre for Research on Globalization (CRG), colaborador de la Strategic Culture Foundation (SCF), en Moscú, y miembro del Comité Científico de Geopolítica, en Italia. También ha abordado asuntos de Oriente Medio y de relaciones internacionales en varias cadenas de noticias televisivas, incluyendo Al Jazeera, Telesur, y Rusia Today. Sus escritos han sido traducidos a más de veinte idiomas. En 2011 fue galardonado con el Primer Premio Nacional del Club de Prensa de México por su trabajo en el periodismo de investigación internacional.