2011: Leyendo la Crisis

Lejos de ser una “turbulencia financiera” la crisis que vivimos desde el 2008 se ha ido transformando en el posible Armagedón de las predicciones bíblicas.  

La explosión de la   burbuja inmobiliaria, de supuesta corta duración, una en una serie de crisis cíclicas de suba y baja, normalizadoras del sistema económico, y para la mayoría incomprensible y ahora global, no quiere dejarnos. Es razón de la desazón general, que crece viendo como ha quedado suspendida una casi-ley de los gurús economistas, que ellos nos vendieron como tan verificable como la ley de gravedad.   Todo lo que sube baja, pero lo que baja parece que no tiene porqué subir. Parece que los ciclos económicos pueden dejar de sucederse, que pueden alejarse de esa lógica que aceptábamos como tan certera como el giro mismo de los planetas alrededor del sol.   Y al   extenderse, esa crisis supuestamente temporal, nos va dejando sin aliento y como que llegamos a prever cómo ha de tocarnos, como un tsunami silencioso se aproxima, aparentemente inevitable, para tocar nuestras vidas o las de los nuestros quitándonos trabajo, casa, quien sabe, alimentos, pensiones, salud, todo.

Entender se vuelve entonces una necesidad diaria, casi tan importante como respirar.   Es una necesidad que sabemos no pueden satisfacer los diarios oficiales, plagados como están de falsedades y vacíos como están de informaciones relevantes.  La crisis interminable, que amenaza con dejarnos sin habla y sin fe, y que nuestros gobernantes parecen querer solucionar con otra guerra, otra invasión, otra masacre, no nos quiere dejar. Comprobamos el nivel de la inoperancia de nuestros líderes y gobiernos, su incapacidad, su cinismo, la criminalidad que los reúne. Nos damos cuenta cuanto agotados estamos de lo mismo, con variados colores, géneros, lenguas y un discurso cuasi universal.   Continúan desatadas las lenguas bífidas del libre mercado y del supuesto progreso occidental, con su democracia-oligárquica-totalitaria, sus líderes-dictadores, y el mundo seudo-libre y seudo-noble que avanzan. Nos agota este carnaval de tiempo completo…

El golpe de la CRISIS NINJA parece tan lejano que ni se nombra, y cuando se habla de la situación es para decirnos que se avizora su orilla o que ya se adivina la luz al final de su túnel. Pero la crisis ha derramado, evidentemente, el vaso.   Pienso que muchos, como yo, nos hacemos preguntas frente a la calamidad que se nos pinta cada día de cuerpo más entero. Pienso que nos preguntamos entre amigos y familia, en grupos pequeños de gente confiable.   Queremos saber cómo leer la realidad, es natural. Y cuando lo hacemos tenemos que hacerlo casi como que fuéramos cábala, no podemos tentar la mala suerte, ni atraer hacia nosotros la mala fortuna que merodea en la calle buscando un quien. No somos diferentes de nuestros ancestros, tenemos miedo, buscamos compañía en un mundo de solos. Estamos despertando a esta realidad que es como un mal augurio.   El final de un algo al principio de este nuevo siglo. Y de un algo difícil de entender, que no le conocemos color, si es que lo tiene, o acaso sea como un agujero negro.

Ellen Brown, [1] abogada y escritora, publicó años atrás un libro donde cuestiona a los banqueros internacionales, casi una secta secreta y conspiradora, con raíces en Wall Street. Para ella la crisis, es su creación, un bandidaje organizado con miras a controlar el mundo.   John Kozy,[2] profesor de filosofía y lógica, va más lejos y hace conexiones que ponen el sistema económico todo, en tela de juicio. Es la economía de intercambio la que nos lleva al jaque entre “ganadores” y “perdedores” y favorece el robo y la guerra; el sugiere un cambio de paradigma. Michel Chossudovsky,[3] economista, explica esta crisis como resultado de cambios anteriores, los causantes de la crisis de Asia (1997).   Es una re-colonización financiera sin ejércitos que atrapa países como moscas, expropiándoles toda riqueza, dejándolos dependientes, su población empobrecida y en las manos de especuladores. Jorge Beinstein,[4]economista, explica esta crisis en términos de la senilidad del sistema capitalista. Plantéa que el sistema dominante en el mundo se acerca a su fin y que entramos con él en una crisis que es más que financiera, civilizacional.   Estas son algunas de las perspectivas que me han sido más útiles al tratar de entender la realidad que estamos viviendo. Las comparto en mi lenguaje esperando que sean de utilidad.     

Basilea y la Banca Internacional

Ellen Brown habla de un sistema bancario fraudulento y con interés en conquistar el mundo. Lo define centrado en los bancos de reserva, como la Reserva Federal en EEUU, usando nombres como si fueran nacionales ocultando que son bancos privados. Enlazados como un collar internacional, emergen en conexión con el poderoso Banco de Inglaterra y la historia bastante secreta de los Rothchild. La Reserva Federal fue fundada en 1913 con aprobación del Congreso. Desde entonces viene funcionando como un gobierno desde las sombras en EEUU, manejando la política monetaria del país. Brown argumenta que la Reserva Federal se ha apropiado fundamentalmente del derecho de imprimir dinero, que es un derecho que constitucionalmente le pertenece al estado. Y el que hace el dinero se queda con todo.

Entre los planes de esta Banca Internacional, está manejar al mundo a través del manejo de las finanzas de los estados, y últimamente crear una moneda internacional. El centro de la Banca Internacional es el Banco de Acuerdos Internacionales (Bank of International Settlements) o BIS con sede en Basilea, Suiza.[5]   Es un banco con una historia oscura y sospechas de inclinaciones pro-nazi.   En abril del 2009 los líderes de los G20, expanden los poderes del Foro de Estabilidad Financiera y lo transforman en Consejo (Financial Stability Board) con funciones a más largo plazo. Este establece doce códigos y estándares internacionales. Acaso ha sido este un golpe de estado sin sangre, se pregunta Brown.   Tres pasos fundamentales hacen suponerlo: (1) se creó una crisis global, (2) se eligió un Organismo de Consejo (FSB) y (3) se formalizó ese organismo transformándolo en un Organismo Regulador Global.[6]

Hay alternativa al control de la Banca Internacional, los estados pueden imprimir su dinero, controlar los bancos. Un sistema estatal pondría fin a los privilegios de la banca privada, impediría que cobre intereses a su antojo, que manipule a los políticos. Sólo el estado y sus representantes elegidos son legítimos. El sistema bancario se basa en un fraude, el sistema fraccional, y la Banca se ha enriquecido con dinero ajeno, cobrando interés. Pero la creación de dinero en sus manos le ha facilitado mucho el enriquecimiento y ha incrementado su poder, endeudando a los estados y todos sus ciudadanos. Para la Banca endeudar es parte del negocio diario, endeudar al mundo paga muy bien y además aumenta el capital de los bancos y les permite juegos de monopolio, incluso adquisiciones a precios de saldo y arrodillar países. La informática les ha servido bien, favoreciendo préstamos al guiño del computador y traslados de dineros a paraísos fiscales. Los bancos han multiplicado su capital aprobando préstamos corruptos, y luego exigiendo que los estados los “salven” para salvar al sistema financiero, pagamos todos por sus prácticas corruptas y ellos aprendieron cuanto de lejos pueden llegar.    

Es el imperio de la usura, monopólico y parasitario. La Reserva Federal ha fomentado desde su creación políticas monetarias que la favorecen, que le han permitido crecer y dominar el país dominando la clase política. El Monetarismo ha sido una conspiración financiera internacional, una que incluye a la mal llamada “Revolución de Reagan” y al  “Thatcherismo”. El Monetarismo ha creado escasez artificial de dinero para que luego la Banca nos lo preste a intereses compuestos, endeudando los estados para tenerlos a su merced. Ha sido un negocio redondo, con muy malos resultados para la población que sufre creciente empobrecimiento –en el Tercer y el Primer Mundo. Naturalmente hay creciente malestar social, crisis monetarias y endeudamiento estatal. Estamos en el imperio de los bancos. La solución es desmantelarlo, terminar de un plumazo con las deudas acumuladas que son falsas deudas. Esto no es capitalismo ni libre emprendimiento sino un cáncer que termina con cualquier país.

  Una Economía de Robo y de Guerra

Para John Kozy estamos atrapados en una economía de robo que no sólo no tiene futuro sino que se vuelve crecientemente costosa en vidas humanas sacrificadas en su altar. El problema no es nuevo y radica en la aceptación de la economía de intercambio comercial como deseable. En este tipo de economía, dice Kozy, a pesar de que ningún país debe ser importador o exportador neto, todos llegan a uno u otro lado llevados por la economía misma en su funcionamiento. Mientras los exportadores se enriquecen, los importadores se van a la ruina. Es una situación que favorece robos y guerras para acceder a bienes y recursos. Vivimos en un mundo donde la “especie” no está ni uniformemente distribuida ni es infinita.   Unos tienen especie y a otros le sobra motivación para usurparla. Cuando los países no tienen bienes con que negociar, roban y hacen la guerra para obtenerlos. Y los seres humanos se vuelven el “medio de intercambio” más brutal, sufren hambre, maltrato, esclavitud, tortura y muerte.

Con la Revolución Industrial de 1780 en Inglaterra, la economía manual y en base a animales se mecaniza. La industrialización es un cambio cultural enorme, y uno que transforma a las personas en “cosas,” les quita su humanidad.   No es necesariamente un cambio para mejor.   Pero, es un cambio que le da a Inglaterra una ventaja económica temporal: un exceso de producción que no se consume domésticamente y que puede entones ser exportado.   El problema dominante de este tipo de economía no es el de “poca producción” sino el de “sobreproducción.” Por eso cuando se expande a otros países se hace tanto peor: la sobreproducción aumenta. Ahora el monto de productos a exportar en cada país crece y crece, pero el número de consumidores foráneos para esos productos disminuye y disminuye.    

Como no hacemos trueque sino “intercambio” por ganancia, la economía internacional va  a tender siempre a crear importadores y exportadores netos. Y entonces aumentan los conflictos. Pero incluso antes de esto el sistema tiene que ser continuamente remendado con subterfugios como la “destrucción creativa,” o el “libre comercio,” la “ventaja comparativa,” o el “impulso keynesiano,” o simplemente se disminuye la calidad de los productos limitando su vida útil para que aumente el mercado de consumo. La ventaja económica de la industrialización depende de dos cosas: sobreproducción y ganancia. Un intercambio comercial balanceado es por eso un imposible. Eventualmente muchas naciones serán muy pobres y les será imposible importar, entonces los exportadores no tendrán más opción que detener sus máquinas.   El industrialismo, explica Kozy, es “una síntesis hegeliana que contiene las fuerzas de su propia destrucción.”    

Un día esta economía de robo tendrá que ser abandonada si hemos de sobrevivir porque es un sistema insostenible y su colapso es inevitable. Para Kozy es hora de repensar la economía; la salida que él ve es la autarquía: que cada nación sea auto suficiente. Un país que no necesita los recursos de otras tierras, dice, no tiene razón para la guerra. Los negocios y la economía son la misma cosa: robo y razón de las guerras que la humanidad ha sufrido. Al fin, cuando esta economía de intercambio colapse, aún nos quedará lidiar con la basura y destrucción ambiental que nos ha causado.  

  La Globalización: Re-colonización Corporativa

Michel Chossudovsky explica la “globalización” como estrategia de la élite dominante para controlar al mundo. La crisis del sudeste de Asia (1997) se hizo una crisis económica mundial a medida que los mercados financieros caen y las economías nacionales se hunden en la recesión. La desregulación del flujo internacional de capitales abrió las puertas a las actividades especulativas del dinero mundial –los gobiernos nacionales incapacitados para responder a la guerra financiera y a las prácticas inescrupulosas de los agentes de cambio, se ven obligados a aceptar “paquetes de ayuda” que los transforman en colonias. Es el empobrecimiento de la población mundial.

La crisis mundial de fines del siglo 20 ha sido más devastadora que la Gran Depresión de los años 30, dice Chossudovsky, porque los trastornos económicos han ido acompañados de conflictos regionales, fractura de sociedades y a veces de la destrucción de países enteros. Pero la prensa y las organizaciones internacionales, incluso la ONU, la minimizan y niegan la creciente pobreza mundial, hablan de “correcciones de mercado” -son cómplices de la élite que está dando el golpe. No son pequeñeces: en Asia se trató del colapso de monedas asiáticas (1997), de la caída de bolsas de valores del mundo, de la recuperación incierta de Wall Street (1998) y de la caída del rublo que arruinó los mayores bancos de Moscú (e hizo posible que el sistema financiero ruso cayera en manos de un puñado de bancos y casas financieras occidentales).

Es una lucha mundial por la apropiación de riqueza mediante la manipulación. La conquista ya no necesita tomar territorios ni ejércitos invasores, la recolonización se planea y se hace desde corporaciones, computadoras y celulares. Se usan complejos instrumentos especulativos, como las derivadas, para capturar riqueza financiera y controlar activos de producción.   Mahathir Mohammad, Primer Ministro de Malasia dijo: “esta devaluación deliberada de la moneda de un país por comerciantes de divisas, con el único fin de obtener ganancias, constituye una negación de los derechos de las naciones independientes”.

En Corea del Sur, Indonesia y Tailandia las bóvedas de los bancos centrales fueron saqueadas por especuladores institucionales –más de 100.000 millones de dólares de las reservas de divisas de Asia fueron confiscadas y transferidas en meses a manos privadas, el empleo y los ingresos cayeron en picada causando pobreza masiva. “En Tailandia, 56 instituciones financieras y bancos locales fueron cerrados por orden del FMI, y el desempleo prácticamente se duplicó de un día para otro.”   En Corea del Sur la “operación rescate” del FMI desató una serie de quiebras y la liquidación directa de los bancos mercantiles con problemas. El parlamento tuvo que autorizarlo todo en medio del chantaje financiero, porque si las leyes no eran aprobadas en los plazos del FMI, este suspendería el paquete de rescate y volvería el peligro de una nueva especulación monetaria.

Los ataques especulativos a bancos centrales se extendieron a China, América Latina y Medio Oriente, con terribles consecuencias sociales y económicas. El saqueo afectó incluso a Canadá y Australia, donde las autoridades monetarias no fueron capaces de detener la caída de sus monedas luego de ataques especulativos. En Japón, los grandes actores fueron Goldman Sachs, Morgan Stanley, Deutsche Morgan Grenfell, que adquirieron préstamos bancarios fallidos a menos del 10% de su valor nominal –el secretario del Tesoro de EEUU (Robert Rubin) y la secretaria de Estado (Madeleine Albright) presionaron a Tokio para el traspaso de estos créditos bancarios fallidos a buitres extranjeros (a precios de miseria). Los principales bancos y agencias de valores fueron al mismo tiempo acreedores y especuladores institucionales (causaron la desestabilización de las monedas nacionales y fueron los acreedores que patrocinó el FMI y el BM). Los mismos que prendieron fuego a los países vinieron a apagar el fuego –a decidir que empresas cerrar y rematar a inversores extranjeros a precio de saldo.  

Es obvio que los fondos de rescate no vienen a rescatar al país, sino a pagar la deuda a los especuladores institucionales, a garantizarles el botín. Los países son obligados a pagar intereses por enormes deudas en dólares por el próximo milenio. Los últimos receptores del rescate son un puñado de bancos y empresas de corretaje, que se enriquecen y aumentan su influencia sobre gobiernos y políticos en todo el mundo. El papel del FMI no es inocente. Por ejemplo, cuando el mundo reacciona contra el Acuerdo Multilateral de Inversión auspiciado por OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico) el FMI, a puertas cerradas, le da amplios derechos a bancos y compañías multinacionales, invalida las leyes nacionales sobre inversión extranjera y deroga derechos fundamentales de los ciudadanos. El vocero de los bancos e instituciones financieras del mundo, Instituto de Finanzas Internacionales, también tiene culpa, y un plan para transformar al FMI de organismo intergubernamental a burocracia que sirva directamente los intereses de bancos e instituciones mundiales y les permita a estos acceder a detalles de negociaciones del FMI con sus países miembros para planificar mejor como atacarlos.

La crisis económica mundial, dice Chossudovsky, no comenzó el 2008, tiene raíces en transformaciones a la economía global y a la arquitectura financiera desde los años 80. La Reserva Federal y Wall Street tienen acceso a información sobre la política monetaria de los EEUU que permite que poderosos financistas de ese círculo hagan apuestas seguras y ganen miles de millones –mientras que los que no tienen ese acceso pierden ahorros y fortunas. Crece un sistema bancario especulador que vive de la venta de drogas, prostitución y más.[7]

Capitalismo Senil: Cambio Civilizacional 

Para Jorge Beinstein[8] el capitalismo, el sistema dominante en el mundo ha llegado a su senilidad. A su vejez se unen otras limitantes, de recursos y del medio ambiente, pero fundamentalmente está llegando a su fin y tiene connotaciones civilizacionales.   Al comenzar el siglo XXI el desborde financiero provoca turbulencias graves en los países centrales. Los controles internos de la marea especulativa saltaron frente al volumen que esos negocios alcanzaron. Por ejemplo, los “productos financieros derivados” registrados por el Banco de Basilea el 2000 equivalían a casi dos veces el Producto Bruto Mundial (PBM) de ese año, pero para mediados del 2008 eran más de 600 millones de millones de dólares o sea más de diez veces el PBM del 2008. Si sumáramos otros negocios especulativos llegaríamos a unos   mil millones de millones de dólares -unas 18 veces el PBM. Se habla del “mega agujero negro financiero de la economía mundial”.  

La marea parasitaria no podía expandirse indefinidamente, tarde o temprano tenía que colapsar, y colapsó en EEUU, el centro del centro del mundo. El control ideológico dominante trata de minimizar la situación y presenta la crisis como resultado de “comportamientos irracionales modificables.” Es una perspectiva individualista y parcial que nadie cree porque aunque sale de “un atracón especulativo” (la burbuja inmobiliaria) hay padrones que muestran que es mucho más.   Luego se habla de errores gerenciales o de políticas públicas: hay espacios periféricos y centrales emergentes a salvo -Europa, Japón, India, Corea del Sur, Brasil, China. Pero la entrada a la recesión de Europa y luego Japón, India, Corea del Sur, Brasil, prueban lo contrario. Se argumenta que es una crisis financiera aunque sabemos que industria y finanzas están entrelazadas. La crisis es global y no se limita a un sector porque el sistema económico “ha extendido sus tentáculos hasta el rincón más apartado del planeta.” La crisis emerge en conexión con las finanzas porque el sistema no tenía otros espacios donde crecer y creció en la especulación financiera.

La prensa y los medios alimentan nuestra tendencia natural a la disociación para manipular nuestra percepción de la realidad porque VER es importante. Recuperar la percepción de la realidad como un “conjunto amplio, plural, coherente, contradictorio, dinámico,” es cuestionar la ideología. Beinstein, como Lucien Goldman, identifica la ideología como disociadora y reduccionista y argumenta que una visión del mundo es crucial para liberarnos de la opresión burguesa. Se busca, dice, que desatendamos lo sistémico (presentado como imposible de cambiar) para que nos focalicemos en la acción individual (y tampoco en acciones personales relevantes, en las más superfluas).      

Desde los años 90, los derivados financieros han crecido hasta alcanzar los 500-600 millones de millones de dólares. Tres fenómenos interactuaban: la desaceleración del crecimiento económico, el crecimiento del endeudamiento público y la financierización empresarial, explica, juntos crean “un monstruo que creció sin cesar hasta convertirse en la hipertrofia financiera global”.   Para 1990 los endeudamientos estatales empiezan a ser problemáticos para los gobiernos centrales y los grandes grupos económicos. Pero la revolución informática permite que “la ingeniería financiera” coloque productos financieros derivados en una red bursátil internacional dinámica que atrapa incluso a familias y pequeños ahorristas en EEUU y acelera el proceso de colapso.

Al principio pintaron la crisis como “financiera” y a los actores menos poderosos como responsables de la situación, todos los excesos recaen sobre los NINJA (no income, no job, no assets) que calificados hasta corruptamente recibieron préstamos de bancos y organizaciones financieras. Estos préstamos incrementaron las ganancias de esos bancos e instituciones, que planeaban salirse con el botín justo antes de que la burbuja les explotara en la cara. Pero no hubo tiempo. Además otras burbujas quedaban en la canasta, la inmobiliaria comercial, la de las tarjetas de crédito, y la mayor, generada por los mismos rescates a corporaciones y bancos.  

Entonces la crisis dejó de ser presentada como resultado de los “excesos de individuos,” irresponsables que aceptaron créditos bancarios o financieros que no les correspondían, a ser resultado de los “excesos de estados,” que aceptaron un endeudamiento público mayor del que pueden pagar. Los señores que aprobaron los créditos y juegos ilícitos de las calificadoras de deuda pública (cómplices con los bancos) y de las organizaciones financieras (como Goldman) quedaron olvidados, igual que las corruptas manipulaciones de bolsa responsables del saqueo de los fondos de Islandia o de la devaluación de los bonos de Grecia.   Pero se castiga a Grecia: la gente tiene que pagar más impuestos, recibir sueldos más bajos,   menos beneficios, más años de trabajo para una pensión, sufrir mayor desempleo. Los ciudadanos pagan mientras los ladrones se enriquecen y escapan. Es de esperar que un crimen que paga tan bien se repita. Las medidas de ajuste que el FMI usaba con la periferia (Tercer Mundo y Europa del Este) se aplican ahora al centro (Islandia, Irlanda y Grecia, y pronto Italia, Portugal y España).

Cuesta entender lo que estamos viendo por los mitos. Es falso que la crisis sea resultado de comportamientos individuales irracionales modificables o que haya quienes estén a salvo de la tormenta; es falso que la crisis sea simplemente financiera (la sobreproducción crea capitales que juegan en las finanzas) y que habrá soluciones en el futuro cercano. La implantación de sistemas de depredación en países subdesarrollados y ex-socialistas fue presentada como la incorporación de esos países al sistema global de mercado. La superexplotación de trabajadores y/o recursos naturales en Brasil, India, China y otros países de Asia al servicio del consumo y la producción de los países centrales, fue presentado como un éxito. Además, el fenómeno de los negocios ilegales que comenzó en las márgenes, se ha venido instalando en el centro de la economía. Son negocios muy rentables que se han extendido cubriendo de áreas mafiosas el sistema global. Tráfico de drogas y armas, prostitución, robos a patrimonios públicos periféricos y otros negocios, que por su volumen y dinamismo, son un factor decisivo en la “reproducción de la economía mundial.” Desde la primera década del siglo 21 vivimos un parasitismo decadente que por un lado genera dinámicas de autodestrucción que empujan el sistema al colapso, y que por otro genera tendencias a la recomposición salvaje y de barbarie –fascista.

  “Es necesario tomar conciencia de que el poder imperial ha puesto en marcha una estrategia de conquista de largo plazo del estilo de la que implementó en Eurasia…una tentativa depredadora-genocida cuyo único precedente comparable en la región es lo ocurrido hace quinientos años con la conquista colonial…El fenómeno es tan profundo e inmenso que se torna casi invisible…Hoy el sistema de poder del imperio se apoya en una “razón de estado” fundada en la desesperación…ve a los acuerdos, a las negociaciones diplomáticas o a las maniobras políticas de sus propios aliados-lacayos como puertas abiertas para sus planes agresivos. Lo único que realmente le interesa es recuperar territorios perdidos, desestabilizar los espacios no controlados, golpear y golpear…su lógica se monta sobre una ola de reconquista cuya magnitud suele a veces desbordar a los propios estrategas imperiales (y por supuesto a una amplia variedad de dirigentes políticos norteamericanos).”[9]

[1] Brown, Ellen H. (2010) THE WEB OF DEBT. The Shocking Truth About Our Money System And How We Can Break Free.

[2] Kozy, John (2010), “Specie, Script, and War: The Contradictory Practices of the Global Economic System”, Global Research.

[3] Chossudovsy, Michel (1998), Guerra financiera desata crisis económica mundial.

[4] Beinstein, Jorge (2008). “Rostros de la crisis. Reflexiones sobre el colapso de la civilización burguesa.” Kaos en la Red.

[5] BIS, Bank of International Settlements,  http://www.bis.org/

[6] Brown, Ellen (2010). The Tower of Basel: Secretive Plan to Create a Global Central Bank, pp. 330-342. In Chossudovsky and Gavin Marshal (EDS). The Global Economic Crisis. The Great Depression of the XXI Century, Global Research.

[7] Chossudovsky, Michel (2010), The Global Economic Crisis: An Overview, pp. 3-60. In Chossudovsky and Gavin Marshal (EDS). The Global Economic Crisis. The Great Depression of the XXI Century, Global Research.

[8] Beinstein, Jorge (2008). “Rostros de la crisis. Reflexiones sobre el colapso de la civilización burguesa.” Kaos en la Red.  

[9] Beinstein, Jorge (2010). “Declinación del capitalismo, fin del crecimiento global, ilusiones imperiales y periféricas, alternativas.” Kaos en la Red.


Articles by: Nora Fernandez

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