Rusia-EE.UU.: La hipocresía sin límites
La acusación de la inteligencia estadounidense contra Rusia por supuesta interferencia en el sistema político norteamericano parece situar hoy al límite la hipocresía e impotencia de la administración saliente en la Casa Blanca.
Un informe conjunto desclasificado de la Agencia Central de Inteligencia, la Agencia Nacional de Seguridad y el Buró Federal de Investigaciones sitúan a Rusia como culpable del fracaso electoral de la demócrata Hillary Clinton frente al republicano Donald Trump.
Con apenas unos días para hacer algo en la Casa Blanca, el equipo de Barack Obama parece dejar el camino bien empedrado a Trump en el supuesto de que quiera relanzar las relaciones de Washington y Moscú.
De hecho, la nueva oleada de la campaña antirrusa parece contar con un doble propósito: justificar ante un electorado divido la derrota de Clinton y de paso continuar con los propósitos de demonizar la figura del presidente Vladimir Putin.
Los referidos órganos de inteligencia situaron a Putin como el organizador directo de las acciones para una presunta intromisión en el proceso electoral estadounidense.
Putin llamó el pasado 23 de diciembre a ver el contenido de las revelaciones hechas por Wikileaks, y no por Rusia, en Internet, de las irregularidades dentro del Partido Demócrata que dejaron a Bernard Sanders fuera de la carrera electoral. De eso nadie habla, recordó.
El propio informe reconoce que las acciones de Rusia tampoco llegaron a influir definitivamente en el resultado de los comicios.
Ante las acusaciones de que Rusia denigró el sistema democrático estadounidense al participar con sus órganos de inteligencia, hackers para realizar ataques cibernéticos, la prensa y blogueros pagados, Moscú considera que no inventó las reglas electorales norteamericanas.
La prensa rusa recuerda aquí que Clinton obtuvo más de dos millones de boletas en la votación directa frente a Trump, pero fueron los delegados electorales los que le dieron la victoria al multimillonario, como estipula su actual sistema.
De su lado, la página de denuncias Wikileaks se burló del informe al destacar que carece de fuentes y pruebas para ser acusaciones serias. Lo hicieron viendo la tele y leyendo las redes sociales, comentó la referida página que niega alguna relación con Rusia.
Respecto a los intentos de los medios de prensa rusos de perjudicar la figura de Clinton, observadores locales recuerdan que una intensa campaña contra Rusia y sus principales dirigentes tiene lugar en la prensa estadounidense en los últimos dos años.
En 2011, Occidente orquestó una campaña, a través de una amplia red de organizaciones no gubernamentales, para azuzar protestas masivas antigubernamentales en Moscú, mientras todavía mantiene un suministro de millones de dólares dirigidos a desestabilizar este país.
Sin embargo, en los últimos tiempos, la fracasada operación de Estados Unidos para derrocar el gobierno del presidente sirio, Bashar Al Assad, y su reflejo en medios de prensa rusos llevan ahora a la Casa Blanca a frenar su influencia en la audiencia occidental.
Ya lo hizo recientemente el Reino Unido con la versión en inglés de Russia Today (RT) al casi prohibir su salida en esa nación.
La razón fue su supuesta intromisión en la política interna británica, algo que siempre ha hecho la cadena BBC y otros medios de ese país en otras naciones, un papel que ahora se ve amenazado por el aumento de la audiencia de RT como medio alternativo.
De hecho, el mismo informe reconoce que en Youtube RT se sitúa como el canal más visitado, con casi 900 millones, por encima de los 700 millones de BBC World, de los 300 millones de la qatarí Al Jazeera en inglés y los 100 millones de la cadena estadounidense CNN.
Además, la RT supera a esos medios en número de suscriptores en Youtube, con 450 millones, contra 425 millones de BBC World, 300 millones de Al Jazeera y 125 millones de la CNN.
Por ello resultaría poco extraño que la Eurocámara haya solicitado censurar la publicación de lo emitido por RT y la agencia rusa Sputnik, cuando por esa vía se denuncia el apoyo de Occidente a los terroristas en Siria y la paupérrima situación económica de la zona.
El propio Trump consideró que la acusación contra Rusia de estar detrás de supuestos ataques cibernéticos contra Estados Unidos es una cacería de bruja que intenta quitar responsabilidades a los culpables de la derrota demócrata en las presidenciales.
Pero las acusaciones de Estados Unidos contra Rusia denotan una hipocresía sin límites de Estados Unidos, el país con la mayor red de espionaje y escucha en el orbe, mientras aún ahora aprueba millonarias sumas para influir o desestabilizar la política rusa.
En 2016, Estados Unidos y varias potencias occidentales lanzaron una campaña mediática como si constituyera un delito hablar de forma favorable sobre Rusia o de la política interior o externa de Putin, quien dio pasos exitosos e inesperados para Occidente en Siria.
Pero, a diferencia de Washington o Europa, Moscú nunca llamó a suspender la transmisión aquí de los medios de prensa occidentales. La paciencia rusa continúa, mientras aumenta el desespero en Occidente.
Antonio Rondón García